Introducción
Tras la siesta en ninguna de las dos reuniones se hace mención a las reuniones por grupo, lo que como trasfondo por mi parte tiene la intención de no convertir este relato en una historia con excesivo contenido religioso. La historia como tal se centra principalmente en lo que es la relación o la falta de ésta entre Ana y Manuel.

De hecho, en la versión de Manuel se pasa un poco por encima en lo que son los Oficios del Jueves Santo, considerando que como tal, desde el punto de vista de este personaje y narrador, tampoco es algo tan relevante ni que afecte a su futuro y expectativas con respecto a Ana.
Por el contrario, en la versión de Ana sí me quise detener, me quise detener a pensar lo que sentiría ella, sobre todo por lo que es ese irrefrenable interés por Manuel, consciente de que éste se encuentra allí, en cierto modo, engañado por las amigas de ésta para juntarlos.
El lavatorio de los pies
Durante los Oficios Ana destaca el hecho de que no tiene que hacer demasiados esfuerzo por saber dónde y qué hace Manuel, dado que es el grupo de éste el que se ocupa de ayudar en las celebraciones, el primero que se pone en evidencia delante de todo el mundo. Incluso los dos chicos de este grupo participan en la liturgia del lavatorio de los pies.

Del lavatorio de los pies tan solo participan los hombres del pueblo y los chicos del grupo, que, si Manuel ha ido a la Pascua con intención de esconderse, de pasar inadvertido, ahora se encuentra con la tesitura de que todo el mundo le vea y reconozca. Que, si la confesión sirvió para limpiar su alma, su corazón, su conciencia ahora también tendrá limpios los pies.
Ana se queja un poco de que las chicas no participen de esta parte de la Liturgia, parece compartir el pesar de las demás en ese sentido, aunque entiende que se trata de la Liturgia y no del capricho del momento. Incluso reconoce que le causa cierto reparo verse en esa tesitura, por lo que prefiere pasar inadvertida, no serve juzgada.
Oración ante el Monumento
Aquí Ana acentúa ese deseo por su parte de pasar inadvertida, de no ser el centro de atención y esconderse de las miradas y el posible interés que en esos momentos Manuel pudiera tener sobre ella. Ante lo cual se muestra aliviada al comprender que Manuel tampoco tiene motivos para moverse. Los dos ya se han confesado y se pueden centrar en ese momento de oración.
De hecho, en la versión de Manuel tampoco se hace ninguna mención a esta oración. No lo considera un momento demasiado relevante para su historia con Ana. Está centrado en la Pascua y ha dejado sus cuestiones personales un poco de lado por el hecho de estar en la iglesia, como sucediera el día anterior con la misa, cuando entendió que Ana se desentendía de él, aunque éste pretendiera seguir a su lado

Final de la oración
Tuve el impulso y la necesidad de pasar inadvertida, aunque, como responsable, era algo que escapaba de mi alcance, porque sentía que todo el peso de la pascua caía sobre mi conciencia, aunque con el alivio de que era una carga compartida con los demás.
Ana. Silencio en tus labios. 17 de abril 2003
Este rato de ocasión ante el Monumento, ese deseo de Ana se tener un momento de tranquilidad, de desaparecer, hasta cierto punto de disfrutar de esa oración compartida con Manuel, se ve interrumpida por el hecho de que mo se pueden quedar allí toda la tarde, por mucho que a ella le apetezca.
Ella es la coordinadora y hay un cronograma que cumplir, de manera que sin que lo diga claramente se entiende que esta interrupción está justificada y es Ana la primera que se ha de mover para que los demás hagan lo propio y dejen a un lado sus apetencias personales y se pongan al servicio de los demás.
Esta vez serán los del tercer grupo quienes se encarguen de servir la cena, por lo cual los único que de algún modo se pueden relajar un poco más son los del grupo de Manuel, que podrán ir a mesa puesta. Es el privilegio que se les da por haber participado en los Oficios. Los del grupo de Ana también se pueden relajar en parte, pero no ella, que carga con el peso de toda la organización de esos días.
Origen

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