Mejor suerte la próxima vez

Introducción

Parece ser que Manuel, como narrador de su versión de la historia es poco dado a hacer gala de sus fracasos. Sin embargo, Ana que es mucho más pausada en el relato nos permite conocer con mas detalle lo que sucede, la importancia que tienen ciertos momentos, de manera que esta cena del jueves, en principio poco relevante, en realidad marca una pauta

Comedor// Diseño 3D propio

Ana ya tiene claro cuál es su sitio para comer, en el rincón, en el lugar menos accesible para Manuel, donde ella se puede sentir un poco más protegida y sabe que cuenta con la complicidad de sus amigas, tan segura como de hecho de que Manuel no desistirá en su empeño de al menos compartir mesa en alguna ocasión, lo que en el fondo Ana también desea, pero es más divertido complicarlo.

Mesa de chicas

En esta ocasión Ana prefiere destacar tanto el hecho de que Manuel intenta en vano sentarse en su mesa, como el hecho de que, éste todo el mundo se le adelanta. Da la sensación de que la compañía de Ana es la más solicitada, porque como ella misma da a entender, se puede relajar, su grupo ni sirve ni recoge. No tienen prisa, más allá de no retrasar ni estorbar a quien es se queden a limpiar.

Ana se siente más motivada a compartir mesa y confidencias con sus amigas, siendo un interés mutuo, porque parece que tienen temas de los que hablar y por cómo se desarrolla la convivencia les falta tiempo. En cierto modo se entiende que Ana prefiere alejarse un poco de sus problemas y expectativas con Manuel, Tiene mentalidad de Pascua y quiere centrarse, aunque por el rabillo del ojos y de manera disimulada tenga claro a quien le dedica sus miradas furtivas.

Quienes limpiarán en esta ocasión serán los del grupo de Manuel, con el aliciente de que en esta ocasión ni Ana ni los de su grupo parecen tener demasiado interés en alargar la sobremesa, son los único que se pueden marchar con vistas a que las actividades, la liturgia del día aún no ha terminado, por lo cual disfrutarán de la suerte de disponer de tiempo para asearse sin encontrar atasco para entrar en el cuarto de baño.

¡Aquí hace falta un tonto!

Parece un poco injusto que a diferencia de lo sucedido tras la cena, Manuel no pueda disfrutar de esos minutos de más de la compañía y presencia de Ana, porque ésta se marcha sin ningún remordimiento. da la sensación de olvidarle, de tratarle con una cierta frialdad en ese sentido.

Incluso parece deducirse que esta marcha de Ana es del todo intencionada, que de nuevo Manuel parece dejarse vencer por la adversidad, que una vez que se ha visto superado por las circunstancias, frustrado a la hora de conseguir ese acercamiento, se rinde, parece más propenso a centrarse en la Pascua y acallar su corazón.

«¡Haz el tonto!»// Pexels.com

En aquella ocasión no fue del todo intencionado, pero en aquellos momentos tenía más que compartir con los demás que con él, aunque mi pena era que cada vez quedaba menos para el domingo y menos ocasiones para que aquello que yo sentía se formalizara en algo, al menos que hubiera una intención clara por su parte.

Ana. Silencio en tus labios. 17 de abril 2003

Reinterpretando la novela, la subjetividad de los personajes y su manera de comportarse, da la sensación de que la actitud de Ana es también es parte de frustración, de desencanto con Manuel, porque está siendo demasiado formal, peco detallista.

Ana parece esperar que Manuel se ponga en evidencia, haga gala de eso que le han contado de él y que para las demás ha sido motivo de vergüenza propia y ajena. Ana está clamando por su caballero andante de blanca armadura, por su tonto, por ese que tan solo atiende los impulsos del corazón para provocar que ella reaccione y le haga saber que es consciente de su presencia.

Sin embargo, terminada la cena, Ana se marcha al alojamiento y Manuel no hace el menor intento por retenerla, por atraer su atención de algún modo para que le dedique una mirada antes de cruzar la puerta. Éste está demasiado centrado en limpiar en no ser ni hacer menos que el resto de la gente de su grupo, hasta el punto de que ni siquiera parece ser consciente de que Ana se ha marchado

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