cabecera de "Silencio en tus labios" Ana

Despertar del sábado

Introducción

El sábado es el gran día para todo, es el día de esperar a que llegue la Vigilia de Resurrección, es el día en que Ana ha de dar la charla; el día en que volverá Carlos para hablar con Ana; es el día en que Ana parece dispuesta a jugarse el todo por todo con Manuel. Es, en definitiva, el sábado que parecía no llegar nunca.

Sin embargo, Manuel parece ajeno a todo eso, sigue viviendo la Pascua con relativa normalidad ¿qué le pasa a este chico? Se supone que ésta es una novela de amor, llena de romanticismo, pero nada de lo que sea ajeno a esta vivencia le afecta. Manuel salta del saco a esa salida al campo, sin ninguna preocupación.

Entendemos que quizá Manuel pueda no estar demasiado enterado de la llegada de Carlos y menos aún de los planes de éste para esa noche. Incluso que ni siquiera se le pase por la cabeza la posibilidad de que Ana pueda estar tramando algo, se supone que la despedida de la noche anterior le ha tenido que afectar de algún modo.

El despertar de Ana

Ana, que. en días anteriores ha sido una chica bastante tranquila, esperado a que las demás se asearan para ser ella la última, esta mañana parece que tiene prisa, se despierta nerviosa, inquieta, intranquila, consciente de que este es un día demasiado importante y relevante en su vida. Siente que se ha de preparar de manera especial, cuidar hasta el último detalle, consciente de que ésta fuera de su ambiente, de lo que ella puede controlar.

Ana con gesto alegre (Imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

El despertador sonó a las nueve en punto y yo me levanté del saco con prisas, necesitada de una ducha antes de que cualquiera de las chicas se me adelantase y ocupara el baño.

Ana. Silencio en tus labios. Sábado, 19 de abril, 2003

En principio Ana parece justificar toda esa tensión y nerviosismo en la charla que ha de dar esa tarde, en el hecho de que acaparará sobre si la atención de todo el grupo, que lo quiera o no se expondrá al juicio de todos. ¿Y si a los demás no les gusta lo que les cuente? ¿Y si dice algo inapropiado? ¿Y si no consigue transmitir todo eso que ella ha sentido mientras preparaba la charla?

Estos días de Pascua no ha estado todo lo centrada que le hubiera gustado, ha tenido la mente en muchas cosas: la organización de la convivencia, queriendo que todo el mundo se sienta a gusto; su propia vivencia de la Pascua, porque no se ha mantenido al margen de los acontecimientos: sus problemas de salud, porque tal vez no haya tenido fuerzas ni vitalidad para estar al 100% y sobre todo porque he tenido el corazón un poco distraído, con ese debate interno entre la lógica y el amor.

Esta mañana se levanta decida a estar un poco más centrada. Parece que ya sabe lo que quiere, lo que le conviene, que tiene la situación controlada, tiene un plan y espera que nada se salga de ese esquema. Ella es una chica organizada, planificadora y cuenta con que sus amigas estarán ahí para apoyarla en todo lo que necesite. además, si es necesario, no tiene reparo en tener una charla con el sacerdote.

La mochila de Ana

Hay planes de salir al campo, de alejarse del pueblo, de sus agobios, por lo que hay que preparar bien la mochila ¿Qué es lo que mete Ana en su mochila para un día como ese .

Una mochila

Podría decirse que lo que una chica lleve en la mochila es privado, que nadie tiene que curiosear, pero en esta ocasión es la propia Ana quien nos lo cuenta, quien nos adelanta eso que en su mochila considera que no puede faltar:

«el deseo y la intención de que aquella sería la última oportunidad que le daría a Manuel»

¿Cuánto pesa ese pensamiento en su conciencia, en su mochila? Según da a entender bastante, es la última oportunidad antes de pasar página, de seguir con esa historia, si no hay una correspondencia, una coherencia por parte de Manuel, por mucho que tal expectativa le asuste porque supone perderlo todo, si no hay ningún avance positivo.

Esa expectativa, esa ilusión que ha brotado o se ha afianzado en su corazón durante la noche, le lleva de igual modo a preguntarse qué es lo que Manuel ha metido en su mochila esa mañana ¿Qué llevan los chicos en la mochila cuando salen a pasar un día en el campo?

Sin embargo, cuando me fijé en Manuel, me dio la sensación de que ese afán de conquistador, de rompedor de corazones, no tenía cabida en su mochila, aunque aún me dio tiempo a ver el contenido, porque no parecía que le hubiera dado tiempo a preparar la mochila y la estaba cerrando.

Ana. Silencio en tus labios. Sábado, 19 de abril, 200

Menudo contraste

Ana, que ha tenido tiempo de asearse, de preparar su mochila con la mayor de las atenciones, que se lo ha querido preparar con tiempo y con calma, aunque resultase una actitud un tanto egoísta y caprichosa por su parte, cegada por los impulsos de su corazón y los nervios de un día tan relevante en su vida, se encuentra con que Manuel anda un poco torpe que hasta él ultimo momento no ha cerrado la mochila.

Cuaderno de Manuel

Ana se fija en ese cuaderno que intuye está más lleno de poemas personales y románticos que de anotaciones y apuntes recogidas durante las charlas y meditaciones de esos días, un cuaderno en el que de tres palabras, cuatro están inspirados en ella.

Se trata de un cuaderno que, según Ana, Manuel prefiere guardarse para sí, ya que de lo contrario, sería como si admitiera de manera pública y manifiesta que su vivencia de la Pascua, de aquellos días, es más una historia romántica con un final aún por determinar. Que, si la premisa es que «A la Pascua no se viene a hacer el tonto». él no se ha dado por aludido.

Cuaderno de Ana

De hecho, por lo que Ana llega a insinuar, ella tampoco se siente particularmente orgullosa de lo que hay escrito en su cuadernos, dado que, en su caso, ya sabemos que ha escrito un diario, en el que no se cohíbe a la hora de expresar sus verdaderos sentimientos por Manuel. Ella, a su manera, también ha hecho un poco «el tonto», pero puede disimular.

Ella ha compartido confidencias con las amigas, ha jugado a mostrarse esquiva y huidiza con Manuel para llamar su atención, para responder y corresponder a los vanos intentos de éste por acercarse a ella.

Sin embargo, mientras que Manuel es muy probable que guarde esos poemas en en cajón donde nadie más que él los lea, los conservará como parte de su labor creativa y ese espíritu de poeta. Ana parece más decidida a poner en valor sus palabras y sentimientos, de los acontecimientos de ese sábado depende lo que vaya a hacer con su diario.

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