¡Ya no los hay mejores!

Introducción

Nos encontramos con que Ana se ha marchado sin decirle nada a nadie, aunque como se ha a entender en su versión de la novela, no es en sí una huída, sino parte de este juego de complicidad provocación que ha iniciado con Manuel, dado que ahora tiene la firme determinación de ser parte de su vida, por lo que para hacerse hueco, ha de dar ocasión a que Manuel sienta la necesidad de invitarla.

Aproveché un momento en que Manuel se despistó, me perdió de vista, y me marché, Hice que entendiera que no me tenía tan enamorada como quizá pensara. Era momento de jugar al perro y al gato, de provocar su reacción de una manera más clara para que me demostrase sus sentimientos, si es que algo debía decirme en ese sentido. No es que pretendiera que me siguiera, que saliera tras de mí. Tan solo que se pensara lo que me tenía que decir, sin que mi presencia le coaccionara.

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Le ha dejado el regalo, el sutil mensaje de la media naranja y ella se marcha con la tranquilidad, con la confianza de que esta vez no ha de temer que Manuel haga ninguna tontería, como pensar que le abandona por su falta de romanticismo ni por su cobardía a la hora de expresar todo eso que ella quisiera escuchar de sus labios, de su corazón.

Hay un tiempo para amar y un tiempo para reflexionar

Puede pensarse que una vez que Ana ha tomado una decisión, se ha mostrado abierta y receptiva a las pretensiones e insinuaciones de Manuel, aunque éstas no hayan sido de lo más románticas ni acertadas, más bien un cúmulo de torpezas con el único propósito de llamar su atención, ésta ya no tiene nada sobre lo que reflexionar, no ha marcha atrás. El se ha convertido en el chico de sus sueños, a quien le ha entregado su corazón.

Manuel (Imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

Sin embargo, por lo que yo entiendo, o al menos por cómo se ha de plantear a nivel de la novela, esa tarde, con ese «Te quiero, tonto. Luego hablamos» Ana le ha dado un giro de 180º a su vida, ha renunciado por amor a la libertad, al hecho de que los demás la vean como una chica disponible y dispuesta a escuchar proposiciones. Ahora todo su amor, su corazón son para Manuel.

Antes de su primera relación, de la que tuvo con Carlos, podía decirse que nadie conocía su gustos, sus sueños, sus expectativas de futuro. Ella era una chica con cierto temor al futuro, sin experiencia en el tema de los chicos, al menos no más que las de cualquier otra chica con una personalidad y mentalidad como la suya. Pero, en cualquier caso, no era algo que estuviera demasiado claro para el resto del mundo.

En determinando momento, en su vida se cruzó Carlos, una chico del barrio, de buena familia, con quien se entendía bastante bien y quien había sabido ganarse el beneplácito de los padres de Ana, a parte de al aceptación dentro de su entorno más cercano. Era una relación que todo el mundo consideraba como algo estable y definitivo, aunque no lo hubiera sido mientra no hubiera habido un compromiso formal.

Ana (imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

Quien hubiera pretendido desestabilizar de algún modo aquella pareja, ya sabía de antemano que el listón, las exigencias y expectativas de Ana no eran algo que ella se fuera a tomar a broma. Como mínimo, debía ser un chico que la hubiera hecho dudar de sus sentimientos, pero ya se sabía que eso iba a ser imposible que pasara. Eran un pareja cuasi perfecta.

En medio de esa firmeza, de esa estabilidad en su vida y sentimientos, se cruzó la enfermedad, la debilidad, el presuponer que era ella quien no estaba a la altura de las expectativas y planteamiento de Carlos, por lo cual todo su mundo de sentimientos, todo ese romanticismo se vino a bajo. Ella no quiso ser una carga para nadie. se encontró con que tenía otras prioridades, entre ellas su salud y muy posiblemente su propia debilidad e inseguridad ante las dificultades.

Con Manuel llegó el escándalo

Y si su mundo ya estaba bastante desestabilizado a cuenta de su estado de salud y de esa ruptura sentimental provocada por su propia frustración personal, de pronto se topó con ese chico que desde el primer momento tuvo claro que estaba lejos de equipararse con Carlos, que en cualquier comparativa, era el primer descartado, eliminado de la ecuación.

Tendremos que creer, como en alguna ocasión se ha insinuado en la novela, que ha sido capaz de descubrir en Manuel cualidades que ni él mismo sabe que tiene o quiere atribuirse por causa de su propia inseguridad personal.

Éste es el chico que hasta ahora no ha llegado a formalizar ninguna relación y por lo que se sabe de sus gustos, sueños y expectativas, tampoco Ana puede tener la certeza de que coincida con ella, ya que dados los precedentes, y a pesar del interés que éste ha demostrado por ella, no tiene a ninguna con quien compararse de verdad.

Por lo cual, ahora que se supone que Ana ha escogido a Manuel, éste se convierte en el referente. Por lo cual, cualquier otro que pretenda inmiscuirse en esta relación habrá de tener mejores cualidades que Manuel.

Ella lo ha escogido a él, porque piensa que ya no los hay mejores. Que para sus circunstancias presentes, y se supone que futuras, ha encontrado a su media naranja. ese al que ha dejado con cara de bobo en el comedor.

Origen