Introducción
Como comentaba en la entrada anterior, la llegada a este otro pueblo ha sido un poco acelerada, sin tiempo para organizarse, para los saludos. Lo primero ha sido un rato de oración los dos grupos juntos, con idea e intención de ganar tiempo e ir haciendo hambre, lo que ha desbaratado un poco los planes y planteamientos iniciales.
Ha sido bajarse del coche y entrar en la iglesia, de manera que a Manuel ni a Ana les ha dado tiempo a ponerse de acuerdo, a pensar si era o no buena idea que se sentasen juntos en el mismo banco, por lo cual Ana opta por seguir en compañía de las amigas y esperar a una mejor ocasión, dado qeu que hablar tienen que hablar antes de que sea demasiado tarde
Los saludos
Tras el rato de oración, el ambiente se relajó un poco, era momento de los saludos y de hablar unos con otros. Como alguno comentó, era el momento de hacer hambre. Fue inevitable que uno de los asuntos más comentado entre los corros de gente fuese el de mi enamoramiento, sin que nadie se atreviera a dar el nombre del afortunado por temor a equivocarse o porque tampoco era algo tan relevante en aquellos momentos.
Ana. Silencio en tus labios. Domingo, 20 de abril, 2003 (9)
Los de la convivencia, lo que no conocen el secreto de Ana, la identidad de su enamorado y esperan que se desvele de un momento a otro no pueden ocultar su interés y curiosidad, compartiendo su inquietud con los de esta otra convivencia para que la buena nueva sea compartida con todos, aparte que se mantiene la incertidumbre de si el chico afortunado es uno de los que se encuentra allí

Quizá resulte un poco inapropiado e indiscreto que el interés de la gente esté en averiguar el nombre del nuevo amor de Ana, más que en el hecho de compartir los frutos de la Pascua, para lo cual ya está prevista la asamblea final tras la comida, antes de emprender el regreso a casa.
La idea de fondo de este planteamiento es desviar la atención de Manuel, reforzar el hecho de que éste no es considerado el mejor candidato, que los hay mejores, de que los demás no les consideran tan buena pareja, lo que entra en contraste con comentarios anteriores, como lo sucedido en el mes de diciembre cuando les emparejaron en aquella cena de amigos. Aquí se plantea una visión más general, más desconocedora de los sentimientos e intereses de Ana.

Complicidad de amigas
En cualquier caso, consideré que ya no tenía demasiado sentido que guardara aquel secreto, porque confiaba en la discreción de mis amigas, en su complicidad, y me sinceré con éstas.
Las amigas, al menos las de Toledo, fueron quienes se compincharon con Ana para convencer a Manuel para que acudiera la Pascua, quienes se aliaron con ésta para resolver el asunto de las parejas para el camino de Emaús, e incluso las que la rescataron de la iglesia y se la llevaron a preparar el chocolate caliente tras la Vigilia.
De manera que resulta un tanto contradictorio que sea ahora cuando se diga que es en este momento cuando Ana se sincera con las amigas ¿Acaso no confía en ellas? ¿Acaso piensa que no la conocen lo suficiente? En realidad se supone que a Carlos, su ex, ya le ha hecho esta confidencia y se entiende que en ese aspecto las amigas son mejores para guardar y compartir secretos.
La intención, al menos ese fue mi planteamiento a la hora de rescribirlo, es el hecho de que Ana se lo guarda para sí, lo considera tan relevante que prefiere protegerlo, que más que ocultarlo, procura ser comedida a la hora de hablar del tema, en un intento por impedir que la situación se descontrole, que las miradas se dirijan hacia Manuel y sus reacciones ante ese enamoramiento.
Se entiende que esto de confiar en las amigas incluye a las que han estado en esta segunda convivencia y que conocen mejor la situación, de manera que les pide ayuda, se confía en ellas para mantener su secreto, aunque éstas se vena involucradas de algún modo. Ana necesita buscar ese acercamiento con Manuel, sin sentirse el centro de atención ni de las miradas. Prefiere la discreción.
Sabemos que Ana es una chica discreta, que a la hora de destacar, ella es como el alma de la fiesta, pero en todo lo referente a sus asuntos privados prefiere que se difundan lo menos posibles, que no se descontrole.
La intención es que se busca a moderación por parte de Manuel. Que éste, ante la noticia de su noviazgo, no se reprima y sienta el impulso de proclamar su felicidad a los cuatro vientos. Sin embargo, Ana prefiere que se quede como algo entre ellos dos.
Los demás que esperen
Mientra que Ana no hable claro para aquellos que no conocen su secreto, se abre un abanico de posibles afortunados. Las miradas se dirigen hacia todos los chicos, para que unos y otros se descarten, dado que Ana no demuestra tener un trato especial ni particular con ninguno. Ella se refugia en las amigas y tampoco hay ningún chico que se le acerque con sospechosas intenciones


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