Introducción
Nos encontramos con que se ha terminado la convivencia de la Pascua, con que todos se han marchado a casa y nosotros acompañamos a Ana hasta la suya porque es una manera de cerrar esta parte de la novela, tal y cómo comenzó, con sus sueños, inquietudes y preocupaciones sobre el desarrollo de estos días y la posibilidad de encontrarse con Manuel y que se forjase ese romance entre ellos.
Porque, como se cuenta en esa versión de la novela, Ana regresa a casa y una de sus primeras iniciativa es la de cerrar lo que ha sido su diario de esta semana. un diario que a efectos de la elaboración de la novela es lo que se puede considerar el germen del que partió la versión de Ana.
De vuelta en casa
Se puede entender, aunque sea de una manera un tanto subjetiva, que la versión de Ana ha surgido fruto del amor entre los personajes, que hasta este momento de la novela, en los primeros borradores, ana no era más que esa chica que de vez en cuanto se acerca por Toledo y sufre que Manuel se llegue a obsesionar con ella.
Pero también era «La Dulce Gatita» esa chica que a través de un chat anónimo le contaba sus penas desventuras a un desconocido que estaba dispuesto a escucharla.
Sin embargo, con el planteamiento para escribir sobre la convivencia de la Pascua, me pareció más interesante que fuera la propia Ana quien contase sus vivencias en primera persona y sobre todo que dichas reflexiones llegasen a manos de Manuel, por lo que debía ser una especie de diario, que al transformarse en una versión a parte tuve que ampliar.
Puede decirse que en estos fragmentos que he conservado de la novela se encuentra la verdadera Ana, aunque ya que he reflexionado tanto sobre distintos pasajes de la novela es muy posible que se haya perdido esa primera esencia del personaje.

Domingo 20 de abril
De vuelta en casa. Esa es la buena noticia. La mala es que Manuel no está aquí conmigo ahora que somos novios. Nos queremos. Se lo tuve que confesar porque el muy tonto andaba bastante despistado y no hacía más que meter la pata.
La conquista tuvo poco de romántico. Como mis amigas me han dicho, se lo he puesto demasiado fácil y yo no soy así en realidad. Se lo confesé ayer cuando llegamos al pueblo, después de un Emaús silencioso y accidentado. De esos en lo que me dan ganas de golpearle por tonto. Y hasta esta tarde después de comer, cuando por fin hemos hablado en serio, le he estado haciendo sufrir porque tuvo que mantener mi confidencia en secreto cuando quería que lo supieran todos. He sido un poco traviesa. Así creo que me respetará.
Me respetarás ¿Verdad? Porque, si has llegado hasta aquí y has leído esto es porque he encontrado el valor para dejarte que leas mis reflexiones.

La Ana que conocemos
En mis reflexiones y replanteamiento de la novela, el personaje de Ana quizá haya perdido parte de esa ingenuidad y dulzura, se ha convertido en un personaje mucho más complicado, más como se supone que tiene que ser y no tanto con esa imagen un tanto idílica.
La imagen de Ana que en la actualidad pretendo transmitir y que quiero pensar que se ajusta mejor a la novela, es la de ser una chica, una mujer, con sus complicaciones, una luchadora por la vida, por sus sueños, alguien que llega a ser demasiado impulsiva y a cometer errores, que no es perfecta.
Esta Ana no es una imagen idílica de la mujer ideal, perfecta. Es una chica con anhelos y con frustraciones, con secretos, que busca la felicidad y se enfrente a los problemas del día a día con los medios de que dispone. Una chica que no tiene respuesta para todo y a quien quizá los planes se le cambian en el momento más inesperado.

He querido que sea una Ana que conozca incluso aquello que Manuel parece esconder, como es el hecho de que sospeche y en su momento llegue a confirmar que Manuel y «El poeta» (su amigo anónimo de chat) son la misma persona. Que incluso llegue a temer que dar a entender que conoce este secreto se convierta en un dilema y en un problema.

Ana espera y pretende que Manuel se enamore de la chica que ha conocido en persona, no de esa imagen un tanto idealizada que se haya forjado en torno a «la Dulce Gatita». Quiere que el amor y la relación que ha surgido entre ellos se asiente en algo verdadero y duradero.
Le pide respeto, que confíe en ella, como ella quiere confiar en él, a pesar de que, como intuimos, le guarde ese secreto, que en realidad no se puede considerar un engaño ni una ocultación, ya que como se verá pronto, ambos romperán su relación con esos contactos en el chat para reafirmar su compromiso del uno con el otro.
Me respetarás ¿Verdad? Porque, si has llegado hasta aquí y has leído esto es porque he encontrado el valor para dejarte que leas mis reflexiones.

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