cabecera de "Silencio en tus labios" Ana

El teléfono escacharrado

Introducción

Vamos a ser buenos y a pensar que gracias ese discernimiento espiritual o sentimental Manuel consigue la aprobación para ser admitido y que asista a la convivencia de novios, que se le reconoce la suficiente madurez, seriedad, la correcta inteligencia emocional, como para asumir lo que implica ese compromiso de pareja y pasar un intenso fin de semana con amigos en un ambiente de oración.

Tras los problemas que ha tenido en el pasado y las repercusiones que espera tenga su asistencia a esas convivencia para el futuro, se asume que por una vez ha hecho lo correcto, se ha dejado aconsejar antes de que su presencia cause alguna incomodidad o que él acuda con la sensación de que no será bien recibido por todo el mundo. Ya no hay cabida para la subjetividad.

Sin embargo, sabemos que el verdadero interés de Manuel no está en la convivencia como tal, que también, sino en que ésta se celebrará en la ciudad donde reside Ana o lo que es lo mismo, que después de dos meses y medio por fin tiene la oportunidad de ir a hacerle esa visita que no le pudo hacer en mayo, por si con ello superan esta primera discrepancia entre los dos.

No basta con ir

Cumplido y superado ese primer trámite, la segunda condición era quizá igual de relevante, que alguien me confirmase que, por lo menos, Ana se encontraría en su casa en esas fechas y que no saldría corriendo en cuanto me viera aparecer y que, si no tenía intención de apuntarse a la convivencia, por lo menos, se plantearía la asistencia a alguna de las charlas o ratos de oración que se habían programado.

Manuel. Silencio en tus labios, Julio 2003 (2)

¡Como te lo cuento! A la convivencia se supone que puede acudir sin problema. Tiene el visto bueno de los responsables, pero se le presenta una segunda exigencia, ha de informar a Ana de sus intenciones y obtener una respuesta positiva por su parte, que al menos querrá verle, aunque sea en pintura. De lo contrario, carece de sentido que se mueva de Toledo y arme todo este jaleo para nada.

Ana con aspecto formal (imagen para la web) // Copilot designer

El tiempo corre en su contra, porque todas estas gestiones las ha de solventar en menos de tres semanas y lo de hacerle saber de esas exigencias o resolver el tema de la charla con el director espiritual, con un sacerdote, no ha sido cosa de un día, más bien, de más de una semana, por lo cual le urge localizar a Ana y no esperar al último momento para decidir si al final acudirá o no.

Mandarle una carta por correo ordinario y esperar una respuesta, depende demasiado de lo rápido que sea el servicio postal ordinario, tanto como del hecho de que Ana le responda, si nos atenemos al hecho de que después de dos meses tampoco ha respondido a ninguna de sus cartas ni Manuel tiene la certeza de que las haya llegado a leer, ni aun por pensar que su ausencia al último encuentro ha sido por causa de su enfermedad, no porque ella no quisiera acudir.

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Otra posibilidad es una llamada de teléfono, algo directo e inmediato, aunque la problemática sigue siendo la misma. Manuel no tiene ninguna certeza de que le vaya a descolgar, que quiera hablar con él, vistos los precedentes. Con el consiguiente riesgo de no saber cuál sea su reacción ante el hecho de que Manuel haya hecho planes para los dos sin contar con ella.

En mayo, para el fin de semana del 17 de mayo, fue Ana quien hizo planes por lo dos y ello terminó en ruptura de la comunicación, que ésta no acudiera al encuentro de mayo, para lo que si se habían puesto de acuerdo con antelación y que lo de acudir al encuentro de junio quedase como una decisión individual de cada uno, más que como pareja, aunque se pudiera entender que ambos contaban con ello antes de esa pelea.

La solución

Sin mucha confianza en que Ana le vaya a contestar o que la respuesta le vaya a llegar dentro del plazo, porque, si no tiene noticias de Ana, no parece que tenga mucho sentido que se mueva de Toledo, la alternativa es recurrir a las amigas, confiar en que éstas mantienen contacto y buenas relaciones con ella, podrán informarle de lo que ocurre y obtener de ésta la contestación que Manuel necesita antes de pensar en preparar la mochila.

Que las amigas de Toledo hablen con las amigas de la parroquia de Ana, sus amigas de siempre, y que éstas, a su vez, se pongan en contacto con Ana, le informen de lo que ocurre y, en cierto modo, intercedan en favor de Manuel, a sus sentimientos por él, en el supuesto de que haya algún reparo por su parte en aceptar ese reencuentro entre los dos.

Ana hablando por teléfono (imagen para la web) // Copilot designer

Que, si por lo que sea Ana prefiere no acudir a la convivencia, al menos haga un hueco en su agenda para que Manuel pueda hablar con ella. No vaya a ser que el pobre haga el viaje en balde y se esté tomando tantas molestias para nada. Por lo menos que se den la oportunidad de hablar y resolver esta discrepancia que les mantiene incomunicados.

¿Quienes son las amigas?

Las amigas son esas chicas con quienes de seguro ha compartido confidencias, se ha desahogado a gusto sobre lo defraudada y desencantada que se ha llegado a sentir con Manuel después de que éste le diera plantón y después la haya estado acosando con esas llamadas no respondidas y esas cartas que Manuel no sabe si se ha dignado a leer.

Son esas chicas con quienes Ana ha hablado con entera libertad de su cuáles son sus anhelos e ilusiones, de lo mucho que en mayo le hubiera gustado que Manuel se hubiera animado y participado de aquella cita frustrada. Lo cual ahora éste tiene intención de subsanar. Ahora quiere ser ese chico que cumpla con sus sueños, que éste a la altura de sus expectativas.

Manuel confía en que sean capaces de convencerla de algún modo de que se merece una segunda oportunidad, dado que no hay ninguna otra chica que le interese ni con quien quiera acudir a la convivencia. Está dispuesto a dar ese paso en relación y comprometerse de una manera mucho más seria.

El juego del teléfono escacharrado

El caso es que el mensaje han de pasar por varias personas para ir desde Manuel hasta Ana y la respuesta ha de seguir el mismo recorrido, pero en sentido inverso, siempre con la confianza y expectativa por parte de Manuel que mientras pasa de unas a otras no pierda su integridad, intención y firmeza por el camino.

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Él tiene intención, el deseo de ver a Ana. Que, si es posible, para no involucrar a nadie más, se vean en la casa de Ejercicios, donde se va a celebrar la convivencia de novios, con el anhelo de que Ana también partícipe y sea algo que compartan como pareja, que sea su primera actividad como novios y la reafirmación en que los dos ven que esta historia tiene futuro.

Si por algún motivo Ana no quisiera o no pudiera acudir a la convivencia, que al menos acepte la oportunidad de verse un momento, que sea ella quien elija el mejor momento y lugar dentro de ese fin de semana, que Manuel ya verá la manera de acudir a la cita, incluso convencer a alguno de los que conocen la ciudad para que le acerque.

Lo que no quisiera es que le dejen en medio de la ciudad y sin que Ana se digne a aparecer por allí, ya sea porque no haya recibido el mensaje o porque se ha malinterpretado su respuesta y lo que quería dar a entender es que no le quiere ver ni en pintura, porque además en esas fechas tampoco estará en la ciudad.

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