cabecera de "Silencio en tus labios" Ana

Discernimiento sentimental (2)

Introducción

Estamos cerca de ese viernes 25 de julio de 2003, del momento en que se produzca ese reencuentro entre nuestra pareja de enamorados, entre los protagonistas de esta novela, aunque uno se haya confiado en que sean los demás quienes le organicen la cita y la otra se mantenga entre la expectativa y la desilusión, porque no tiene una confirmación formal de ese interés por reencontrarse.

Porque sí, porque es fácil intuir y creo que así ha quedado plasmado en las entradas previas, aunque no en la novela de una manera expresa. Ana estos días vive pendiente del teléfono, de una llamada, de un mensaje por SMS, de alguna evidencia por parte de Manuel de cuál son sus expectativas en cuanto al reencuentro y en particular en lo referente a ella y ese futuro en común que se supone quieren retomar.

Es Ana, junto con sus amigas, quien está organizando la cita, día, lugar y hora, sin dejar que se le escape un detalle al azar ni a la improvisación del último momento, salvo el pequeño detalle de que no son preparativos que está compartiendo con Manuel, ya que parece que prepara una cita sorpresa o una broma, cuando su anhelo sería conocer los planes de Manuel, para así ponerse de acuerdo.

Los planes de Manuel

Ana sabe, por lo que ha hablado con su amiga de Toledo, aquella que se responsabiliza de hacer sitio en su coche para que Manuel pueda acudir, que llegarán a la ciudad el viernes a media tarde. Dependerá de lo que se retrasen en salir del Toledo y del tráfico.

La amiga de Toledo y su novio // Copilot designer

El punto de llegada la Casa de Ejercicios, el centro de espiritualidad, situado a las afueras de la ciudad, que no está, lo que se dice, al lado de la casa de Ana, que vive con sus padres en un piso céntrico.

La intención es regresar a Toledo el domingo por la tarde, dado que la convivencia de novios será de tan solo el fin de semana. La previsión es que saldrán a media tarde, tras la asamblea final, y con intención de que no se les haga demasiado tarde porque son dos horas de coche y presuponen que estarán agotados.

A Manuel le gustaría, al menos eso es lo que éste ha comentado, que el reencuentro con Ana fuera el mismo viernes por la tarde, antes de la convivencia, para así tener un poco más claro con qué mentalidad y disposición del corazón ha de vivir esos días, si como un chico enamorado que comparte algo especial con su chica o como un chico con el corazón roto y frustrado porque de nuevo ve como sus ilusiones románticas se quedan en nada.

Lo malo es que, como Manuel no llama, ignora los planes e intenciones de Ana. No es posible que se pongan de acuerdo en nada. No sabe si ella acudirá a la convivencia, si se acercará tan solo a saludar a la gente o estará allí la primera y se marchará la última, para así recibir y despedir a todo el mundo con la mejor de sus sonrisas y amabilidad.

Manuel no sabe si será de las que se queden a dormir, que ya tienen habitación reservada o de las que se marchen a dormir a casa por eso de vivir en la misma ciudad y de no vivir tan lejos de la casa de Ejercicios, del centro de espiritualidad, por participar en la convivencia, pero tampoco tomarse demasiadas familiaridades ni cercanías con Manuel, porque haya de aceptar su presencia con resignación

Discernimiento espiritual

Es decir, que es el momento justo y apropiado para que Ana acuda a esa dirección espiritual, a ese discernimiento y más que escuchar las opiniones y valoraciones tanto de sus amigas como de su madre que pueden ser más o menos interesadas según el caso, se escuche a sí misma, a su conciencia, a su corazón y decida lo que de verdad quiere y más le conviene.

Confesionario

La gran pregunta, la primera de las cuestiones que ha de hacerse, aunque se supone que ya se ha respondido a sí misma y todo el mundo ha sido consciente de ello, es si de verdad quiere que se produzca ese reencuentro con Manuel, ese darse una segunda oportunidad con un chico con quien ha mantenido una relación en la distancia que ha demostrado ser una tragedia debido a la falta de implicación y de comunicación.

Capilla // Copilot designer

¿Es el chico que le conviene?

Pero ¿es un chico que le convenga? ¿que vaya a encajar en su vida? ¿Con quien se vaya a entender de una manera normal, lógica y fluida?

Desde que se fijó en el por primera vez, allá por el mes de septiembre de 2000, y dio a entender que no era la primera vez que se veían, las primeras impresiones tampoco fueron demasiado positivas «Era el de siempre«. No era un chico que hubiera evolucionado, que demostrara una mayor madurez con el paso de los años.

Entonces, ella estaba enamorada y tan solo tenía ojos y sentimientos románticos hacia Carlos, con grandes expectativas con respecto a esa relación y en la que las comparaciones resultaban poco favorables para Manuel. En buena lógica, estaba claro que la opción por la que Ana se decantaba estaba clara.

No iba a renunciar a una relación de varios años, con planes de futuro que se empezaban a forjar, por alguien que en realidad era un completo desconocido y que tampoco tenía nada que aportar a su vida. Había faltado al campamento de verano y las justificaciones que le habían dado para ello tampoco le dejaban en muy buen lugar. Al menos eso era lo que las amigas le contaron con más o menos fundamento y conocimiento.

La cuestión es que al final esa idílico romance con Carlos encontró su punto y final a consecuencia de sus problemas de salud y algún que otro desencuentro, que dejó la relación en una buena amistad e ir dejando en nada esa historia y ese futuro que se había forjado entre los dos, porque Carlos había empezado una nueva relación y Ana se quedaba sola con sus circunstancias.

Soltera de nuevo

Que de pronto apareciera como chica soltera y sin compromiso, alguno debía pensar que se nuevo estaba abierta al amor, disponible, en particular después de haber pasado un tiempo prudencial desde aquella ruptura y entendiendo que rehacía su vida, lo que provocó que Manuel, que buscaba nuevas ilusiones se fijase en ella. ¡Ana es de las que brilla con luz propia allá donde va!

Ana con aspecto formal // Copilot designer

En realidad Ana no iba en busca de iniciar una nueva relación, de sentir ese agobio y ese acoso, tan solo de encontrarle un nuevo sentido a su vida, a su soltería, el interés por los chicos no era como tal una prioridad. Su interés por Manuel era una simple distracción sin pretensiones. Ella no es de Toledo y tampoco se planteaba ir por allí con tanta frecuencia como para suscitar el interés de nadie.

Cuando Manuel le dio a entender que sentía algo por ella, su primera reacción había sido zanjar el asunto desde un primer momento. «No y cuidado con lo que haces«. Se mostró lo bastante firme y seria como para dejar claro que no quería verse involucrada de ningún modo en esas historias, casi mejor que no involucrase a nadie porque se hacía daño y perjudicaba él solo.

¡Es que no haces nada!

Mientras ella intenta seguir con su vida, mantener una buena relación con el grupo, asume nuevas responsabilidades y se gana la confianza de todo el mundo, porque es una chica que enamora con su personalidad, con su presencia, a la que no hay que dejar escapar, una chica que se involucra en todo lo que hace, se topa con que hay un chico que se muestra en una actitud completamente contraria.

Ella es una chica llena de vitalidad, con ganas de vivir, que se cuente con ella para todo, que le falta tiempo para sí misma, salvo cuando su salud le obliga a parar, a ser un poco más moderada y con una vida más relajada. Mientras que se da cuenta que Manuel es un chico que podría dar mucho más de sí, pero que de manera un tanto absurda, prefiere mantener las distancias, ir a su aire, cuando no ser el mismo quien se busque motivos para justificar esa postura.

Si Manuel fuera un poco más abierto, si actuara de otra manera y no con su mentalidad habitual, se daría cuenta de que sus valoraciones e impresiones, en cuanto a su trato de con los demás, carecen de sentido, sería un chico que de verdad valdría la pena conocer.

«¿Lo dices en serio?«; «¿Te empieza a gustar de gustar?«; «¿No te dan ganas de mandarle a la porra a él y a sus historias?«

La hace sonreír

La cuestión es que Manuel consigue hacerla sonreír, sacarle una sonrisa cada vez que piensa en él, que le ve haciendo el tonto, ya sea por atraer su atención o porque ello forme parte de su personalidad.

Es un chico capaz de sorprenderla, aunque no lo pretenda, de igual modo que hay ocasiones en que llega a desesperarla un poquito porque es como cualquier otro chico, pero a la vez tiene algo que le hace destacar sobre el resto, es precisamente ese «algo» lo que ha provocado que ella sienta esa curiosidad.

Ahora que ya le puede comparar con el resto de los chicos, que no siente ese bloqueo sentimental, ya que ella no está comprometida con nadie a ese nivel, más que con él, Manuel se ha convertido en su chico de referencia, en ver qué tienen los demás que no tenga él.

Para sus padres, y en particular para su madre que es con quien habla de estas cuestiones, el novio perfecto, el chico que toda madre querría para su hija, debería ser alguien como Carlos, pero eso es porque de momento tan solo conoce a Manuel por referencias y no siempre positivas. Es un chico de buenas impresiones a la segunda o la tercera.

¡Es tonto!

Ana lo piensa y se lo dice con cariño, «es tonto», por ese contraste entre lo que a ella le gustaría que fuera y lo que éste demuestra ser, porque ella ha tenido ocasión de escuchar lo que sus amigas piensan y hablan sobre él, que desaprovecha las oportunidades, que no parece ser muy consciente de que tiene esa felicidad al alcance de la mano y la echa a perder por tonterías.

En realidad, en el fondo, Ana se alegra de que Manuel se haya sentido tan decepcionado y rechazado por las demás, porque a ella no le gusta la idea de ser el segundo plato de nadie y menos aún pensar que le quita el novio a ninguna amiga, sobre todo porque se trata de las chicas del grupo y se generaría una situación un tanto incómoda.

Para Ana no será su primera relación seria y resulta innecesario mencionar si hubo más o menos chicos antes, porque ni se acuerda de ellos. Manuel seguramente sea de los que cuente más de veinte, pero porque los chicos llegan a ser así de exagerados. Con las demás fracasó de manera estrepitosa y ella está dispuesta a darle una segunda oportunidad.

Manuel es un chico interesante, con quien Ana siente que se complementa y con quien espera llegar a tener planes, con quien sabe que quizá no se llegue a sentir la chica más feliz del mundo, pero tampoco lo pretende. Ya tiene suficientes problemas como para sentir que su vida no es un camino de rosas.

Tan solo necesita saber que él estará ahí para apoyarla cuando sea necesario, y sobre eso, a pesar de los acontecimientos de estas últimas semanas, no tiene dudas de que sabrá estar a la altura.

Lo que ella ya no necesita es alguien como Carlos, con una vida demasiado intensa, busca alguien que sea tranquilo, que entienda que tendrá momentos en los que no querrá hacer nada y en vez de desesperarse, se quede a su lado

En definitiva

Ana está queriendo volver a verle, aunque el aparente conformismo de Manuel llegue a ser un tanto desesperante y complique que se puedan hacer planes, pero eso es porque aún no se cree del todo que ella apueste por esta relación.

Van a tener todo un fin de semana, una convivencia de novios, con otras parejas y solteros del grupo para convencerse de que tienen futuro, que ellos no son tan diferentes a los demás. Que ella al igual que sus amigas, también puede presumir de novio delante de quien sea.

Lo malo es que tan solo va a ser un fin de semana. Tampoco es que ahora mismo ella le quiera retener para siempre, porque no llevan tanto tiempo como pareja, si es que el primer intento se tiene en cuenta, pero ya que Manuel ha acudido a la ciudad, que estamos en verano, quizá pudiera alargar su estancia un poco más que para regresar Toledo siempre hay tiempo.

Sin embargo, mejor no repetir el error de mayo y hacer planes en ese sentido sin contar con él previamente. Antes, mejor que le cuente sus planes, no vaya a ser que esta visita no sea más que una escapada de fin de semana. Si acaso, se puede planificar una próxima a no tardar mucho, ponerse de acuerdo en que esta vez sí haya una comunicación fluida entre ambos.

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