cabecera de "Silencio en tus labios" Ana

Llama sin llamar

Introducción

Por la versión de la novela, de Manuel, nos enteramos que éste procura estar al tanto de las costumbres de Ana y así planificar el reencuentro por su cuenta. Se confía en que a través de la técnica del teléfono escacharrado, por la cantidad de gente involucrada, está al corriente de las costumbre de Ana y programar así ese reencuentro.

A través de una de las amigas de Toledo contacté con una de las de allí y me hice una idea aproximada de dónde y cómo localizar a Ana el viernes en que empezaba la convivencia, sin tener que presentarme directamente en su casa y sin que ésta tuviera que esperarme, aunque supiera lo de la convivencia y quizá se plantease acercarse por allí algún día, aunque sólo a saludar, dado que me confirmaron que no se había apuntado porque aseguraba que no tenía pareja ni ánimos para pasarse el fin de semana con las parejas del Movimiento y lamentándose de su situación.

Manuel. Silencio en tus labios, Julio 2003 (2)

Por lo que sabemos, quien se tiene que armar de paciencia y mediar entre esta pareja de enamorados, que se siente incapaz de hablar entre ellos por teléfono, es la amiga de Toledo, teniendo en cuenta que Manuel lo hace con la convicción de que tras esa fuente de información están todas las amigas de Ana. Mientras que, por su parte, Ana entiende que con que la amiga de Toledo hable con ella es más que suficiente.

Se entiende que dada la actitud de Manuel, las conversaciones con esta chica son las justas e imprescindibles, para saber que Ana estará de acuerdo en verse y concretar los detalles del viaje, hora y lugar de recogida.

Que si Manuel no habla con Ana, quien se supone es «su novia» y la principal interesada en retomar esa comunicación, lo de molestar a las demás es una mala costumbre que intenta no repetir, aparte que esta amiga ya tiene novio y se entiende que está del lado de Ana, no va a hablar más de lo necesario.

Quiere saber

Manuel, ignorante de los planes e intenciones de Ana para ese fin de semana, porque, como sabemos, de manera premeditada ella prefiere que se le oculte, que no se sienta demasiado confiado ni optimista, lo que le pregunta a la amiga de Toledo es por la costumbre de Ana.

  • ¿Qué acostumbra a hacer los viernes por la tarde?
  • ¿Hay alguna posibilidad de verme con ella?
  • ¿Puedo quedar con ella en algún sitio que no resulte comprometido?
  • Quiere verme, pero ¿de verdad está tan mosqueada conmigo?
  • ¿En serio que piensa acercarse por la convivencia tan solo a saludar?

Como es lógico la amiga se limita a responderle lo que Ana permite que se le responda. Ante todo la amiga intenta ser cómplice y discreta, porque tampoco quiere que se la involucre de más en un asunto que tampoco le afecta tan directamente. Ella tan solo se compromete a que Manuel tenga un sitio en su coche y porque parece que no hay ningún otro coche disponible.

  • Ana, por las tardes, acostumbra a acudir a misa a su parroquia, siempre y cuando sus horarios de trabajo se lo permitan
  • Un buen momento y lugar para reunirte con ella sería acudir a esa misa.
  • Como habrá más gente, ella no tendrá reparo en pararse un momento y dedicarle cinco minutos
  • Sí, acepta que se vean, pero casi mejor que Manuel no se haga demasiadas ilusiones.
  • Ana es una chica con el corazón roto y, aunque no deja de ser una chica afable, no está con ánimos para compartir la felicidad de los demás y menos si se trata de parejas.

La vida privada de Ana

Lo que descubrimos con esto es que Ana tiene su propia vida, lo cual tampoco es algo que nos haya de sorprender, porque a estas alturas de la novela ya nos hemos hecho una idea de su personalidad, de su carácter.

Los viernes por la tarde, al menos en julio, no se queda en casa. Es decir que no es una chica que se pase el día encerrada ni lamentándose por tener el corazón roto por causa de un chico que la ha defraudado, le ha fallado, por esa falta de comunicación entre ellos y por la frustración de haber dejado en nada el plan de verse un fin de semana a mediados de mayo.

La idea que se le intenta transmitir a Manuel parece ser la de que es una chica que ya ha superado esa relación fallida, que ha recuperado sus costumbres, si es que en algún momento las había perdido, debido a la brevedad y poca intensidad de su relación y aparte de la frialdad provocada por la distancia y por esa falta de comunicación entre ellos.

Ana con aspecto formal // Copilot designer

Por lo que me comentaron, si yo me presentaba allí, tendría la seguridad de que no saldría corriendo, aunque eso de hacer borrón y cuenta nueva tras nuestra pelea no fuera tan seguro. Había pasado demasiado tiempo y Ana estaba desencantada conmigo, pero no había perdido del todo la ilusión de que me presentara allí cualquier día para reconquistar su corazón, si es que aún estaba interesado. Fácil no me lo pondría, pero demasiado difícil tampoco, dado que conservaba mis cartas y, según sus amigas, se pasaba las horas releyéndolas.

Manuel. Silencio en tus labios, Julio 2003 (2)

El caso es que, por medio de esta amiga, Manuel tiene la confirmación de que las cartas que le ha enviado a Ana durante el mes de junio no han acabado en la basura, pero el hecho de que las haya conversado y las relea con frecuencia no provocan el efecto deseado, porque Ana se ha mantenido en silencio y sobre todo firme en su advertencia «Si quieres algo, ya sabes dónde encontrarme«

Manuel (imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

Entonces ¿Le mienten?

Parece que la visión de que Ana se ha vuelto una chica fría y desconfiada con Manuel, no cuadra demasiado con lo que se transmite en su versión de la novela, por lo cual éste tampoco tiene muchos motivos para el optimismo, para confiar en que su esfuerzo e interés por hablar con ella vayan a aportar algo bueno.

En realidad, ya conocemos los tejemanejes de Ana y no hay como tal ninguna falsedad ni verdad a medias en las respuestas que recibe Manuel al respecto. Se puede decir que le están poniendo a prueba. Mejor que no se confíe ni se sienta demasiado afortunado por el hecho de que Ana acepte volver a verle.

Hasta ahora Manuel ha sufrido el enfado y malestar de Ana con él a través de su silencio y de la distancia, por lo cual ésta no encuentra otra manera de darle a entender su frustración, más cuando él es el primero que planifica este reencuentro, pero no cuenta con ella, no la informa al respecto.

Manuel no le da ocasión a que le demuestre su alegría y entusiasmo por ver cómo se esfuerza por reconquistar su corazón, cómo ha querido aprovechar la primer ocasión que se le ha presentado para acortar las distancias entre ellos. Ante lo cual es comprensible un cierto mosqueo por parte de Ana, porque se siente ignorada y no tiene otra manera de dárselo a entender.

Es más, incluso puede decirse que por el poco entusiasmo que Manuel pone en ese reencuentro casi parece que sea un encuentro casual, improvisado. Hace que pierda toda la gracia, que éste no destaque por encima de los demás ni le haga ser especial.

Pocos méritos hace por recuperar el corazón de quien espera vuelva a sentirse el gran amor de su vida.

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