Introducción
El 25 de julio es el día de Santiago Apóstol, patrón de España, pero según el calendario oficial y no sólo como un detalle más incluido en la novela, no se considera un día festivo ni tan siquiera a nivel local en la ciudad donde reside Ana. Aunque a efectos del calendario escolar o de las empresas se considere que es época de vacaciones

Por lo cual, el viernes, 25 de julio de 2003, aunque haya quien se haya tomado el día, la semana, la quincena o el mes de vacaciones para acudir a la convivencia de novios, Ana, que reside en la ciudad, tiene que cumplir con su horario de trabajo en la gestoria, en la empresa familiar. Prefiere no tomarse el día de descanso por asuntos propios, para preparar la visita de Manuel o la asistencia a la convivencia de novios.
Más adelante se entenderá y explicará que las vacaciones de Ana están condicionadas, en cierto modo, por su salud, y no hemos de olvidar que ella a finales de junio ya se vio en la necesidad de tomarse unos días de reposo, de descanso; nada de viajar a Toledo a la reunión de mes, de final de curso, ni tampoco de moverse de casa. De manera que cuando se siente bien de salud ha de aprovechar.
El tema de la salud de Ana será una cuestión recurrente a lo largo de toda la novela y de importancia vital para el desarrollo de los acontecimientos. Pero, por el momento, dejemos que este viernes trabaje con normalidad y pueda hacer realidad sus planes, se cumplan sus expectativas

En la empresa familiar Ana se ocupa de la asesoría contable y económica para las empresas que trabajan con ellos. Ocupa un puesto y cargo de responsabilidad, porque se ha preparado para ello y porque es la hija del jefe, aunque, en realidad, ella también es socia de la empresa, como su hermano, supliendo un poco el hecho de que la madre ya ha abandonado sus responsabilidades laborales.
Cuenta con despacho propio, es decir, también con agenda propia, con todas las ventajas e inconvenientes del cargo y las responsabilidades que tiene asumidas. En general se puede decir que en el trabajo es una mujer que sabe estar a la altura de las circunstancias, que tan solo ha visto un poco truncada su trayectoria laboral y personal por causa de su enfermedad, obligada a replantearse su presente y su futuro.
Chica trabajadora
La convivencia comenzaba a las siete y media de la tarde, hora en la que se suponía se concentraría todo el mundo en la Casa de Ejercicios. Por cuestión de horario para mí era una mala hora y, de todos modos, ya había dejado avisado que, mientras no hubiera hablado con Manuel, no tenía pensamiento de acercarme por allí.
En la novela no se menciona lo ocupada que se supone debía tener la agenda para ese día, pero deja claro que ella prefiere seguir con su vida, dentro de lo que cabe, sin olvidar los acontecimientos previstos para esa tarde, queriendo atribuirle el mérito de la visita sorpresa a Manuel y a aquellos con quienes éste se haya puesto de acuerdo para sorprenderla. Aunque sabemos que, en realidad, es ella quien lo ha gestionado todo.
- Serán su amiga de Toledo y el novio de ésta quienes traigan a Manuel («el paquete») desde Toledo hasta la Casa de Ejercicio, el centro de espiritualidad.
- Serán una amiga de la ciudad y el novio de ésta quienes acerquen a Manuel hasta la parroquia y cuando llegue el momento hagan entrega de «el paquete» a su destinataria.
- Ella recogerá «su paquete» y será el desarrollo de los acontecimientos lo que determine cómo y cuándo regresa éste a la Casa de Ejercicios, preferiblemente en su compañía,
El caso es que a las siete y media de la tarde Ana no está en disposición de acudir a la Casa de Ejercicios. No queda claro a qué hora termina su jornada laboral, pero entendemos que, si ha de pasar por su casa antes, aún en el caso de que no hubiera quedado con Manuel, para ella es mala hora. Es la desventaja de vivir en la misma ciudad donde se celebra la convivencia.
Más adelante nos enteraremos que la gestoria se encuentra en lejos del piso y no queda claro si más o menos cerca de la Casa de Ejercicios, ya que podría haberse preparado la mochila y acudido directamente, más cuando sabemos que tiene previsto acudir por su cuenta y que nadie depende de que sea ella quien les lleve en su coche.
Ana ha ajustado la agenda de este viernes a su trabajo y a la visita de Manuel, para dejar claro que, como se entiende le ha asegurado a éste, le facilitará que se puedan reencontrar, de tal manera que ha de estar localizable.
Casi es mejor que los asuntos sentimentales y personales se resuelvan al margen de las actividades el grupo, aunque en esta ocasión haya de recurrir a la complicidad de las amigas para conseguir que Manuel no se le escape, lo que se podría resuelto de haber habido una mejor comunicación entre ellos dos
La chica de los planes
No sabemos con exactitud cuántos teléfonos maneja Ana, si utiliza el mismo o no para el trabajo, pero es lógico pensar que ese día, sabiendo lo que se le viene encima, necesite estar en contacto con su amiga, para estar al tanto de los movimiento de Manuel y que éste no se pierda por el camino ni la encuentre desprevenida.


Al igual que sucedió el sábado durante la convivencia de la Pascua en lo referente a «El camino de Emaús», Ana tiene un plan y necesita coordinarse con las amigas, aunque en esta ocasión sea seguro que a Manuel, esta vez, no se le pasará por la cabeza hacer ninguna tontería. Esta vez sí quiere reunirse con Ana y que quienes le puedan ayudar a conseguirlo le apoyen.
Manuel pretendía verse conmigo y quienes sabían de mis intenciones eran conscientes de que por mi parte nada ni nadie me hubiera impedido que acudiera a aquella cita sorpresa, aunque él fuera con el temor de que, en cuanto nos viéramos, le mandaría a hacer gárgaras, cuando mi única intención era recriminarle su estupidez, dado que, según yo tenía previsto, al final el sorprendido sería él y después de aquello confiaba en que no se perdiera de nuevo la comunicación entre los dos y nos tomásemos en serio nuestra relación.


La hora H y el lugar L
En principio se supone que el lugar y hora del encuentro es la misa ocho de la tarde en la parroquia, en la iglesia que se encuentra a no más de cincuenta metros del piso de los padres de Ana, donde ésta reside.
No queda claro si Ana es una chica de las que acude a misa a diario, pero es lo que ha acordado con sus amigas, que, dado que Manuel no se ha molestado en hablar directamente con ella, ella tiene intención de seguir con su vida como si nada, al menos en apariencia. A esa hora ella ya ha salido del trabajo y se entiende que no tiene ningún otro compromiso posterior más que regresar a casa para cenar y acostarse.
Se entiende que, como las amigas y sus respectivos novios sí acudirán a la convivencia, ella no puede hacer planes para salir esa tarde, no tiene con quien, con independencia de que Manuel vaya o no acudir.
En realidad, lo que podría ser un reencuentro al amparo de una hipotética salida con los amigos, en principio se queda como una cita a solas entre ellos dos, porque Ana no puede contar con el respaldo de las amigas y ya sabemos que Manuel no presume de demasiada vida social y menos aún en una ciudad que no es la suya

Aun así, aunque la expectativa y la situación asuste un poco, Ana da por seguro que Manuel no se echará atrás en el último momento. Ya se ocupará su amiga de dejarle «el paquete» justo donde ella se lo ha indicado y a la hora prevista.
Misa de ocho de la tarde en su parroquia, porque, además, esa tarde no habrá misa de acogida en la convivencia de novios.
Si la amiga no se quiere complicar, bastará con que lo dejen la puerta de la parroquia, Ana y se ocupará de todo. Si prefieren asegurarse de que éste no salga corriendo, asustado, se pueden esperar hasta confirmar la entrega.

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