Introducción
Ahí tenemos a nuestra pareja de enamorados compartiendo una cena a la luz de la farola del patio del centro de Espiritualidad, de la Casa de Ejercicios, sin que nadie les moleste y sin molestar a nadie.
Aparte de tragar, de disfrutar de la cena que Ana ha tenido a bien traerse de su casa y compartir con Manuel, quien en ese sentido ha acudido con las manos vacías, sobre todo es un momento para hablar, para compartir confidencias y primeras impresiones sobre esta su primera reconciliación, la superación de su primera crisis como pareja.

Primeras impresiones
Sentados en aquellos escalones, a la luz de la farola, quise que compartiera conmigo la impresión que le habían causado mis padres y, en cierto, modo justificar la actitud con la que éstos le habían recibido.


Es Ana quien intenta justificar la actitud de sus padres y enmendar de algún modo las primeras impresiones que éstos le han causado a Manuel, consciente de que esa desconfianza inicial puede que haya sido mutua.
La madre no tiene buen concepto de Manuel porque las primeras impresiones no son buenas. No piensa que sea un chico en el que se pueda confiar que de verdad quiera a Ana, haya tardado dos meses y medio en ir a reconquistara. ¡Dos meses y medio! Cuando lo apropiado hubiera sido presentarse al día siguiente, si no en el mismo día.
Da igual que haya dos horas de coche entre las dos ciudades. Un chico que de verdad se respete a sí mismo, hace lo que sea con tal de demostrar ese amor incondicional. Sin embargo, Manuel se había limitado a unas cuantas llamadas de teléfono no respondidas, a enviar unas cartas y planificar aquel reencuentro sin contar con Ana.
Tiempo había tenido para mover cielo y tierra, para presentarse en la puerta ye intentar hablar con ella, buscar esa reconciliación, aunque temiera que Ana se la fuera a cerrar en las narices de un portazo. Ya había comprobado que le había recibido con los brazos abierto
El padre, por su parte, se muestra indiferente con respecto a las crisis de pareja o la tardanza en la reconciliación. Lo importante es que Ana le quiera y sea un chico que la haga feliz. De tal manera que, si aquella tarde éste, al verles juntos, se había fijado en que ella se mostraba como la chica más feliz del mundo, es muy posible que Manuel hubiera conseguido su beneplácito.
Manuel, por encima de esos temores y desconfianzas, parecía haber pasado por alto el pequeño detalle de que Ana le quiere. Fue ella quien había dado el primer paso en aquella relación. A pesar de que en más de una ocasión hubiera reprimido el impulso de mandarlo a hacer gárgaras, se había impuesto el corazón a la razón.

Entonces ¿qué haces el domingo?
Tras aquella declaración de amor e intención que ni él mismo se hubiera esperado escuchar de mis labios y para la cual no encontraba palabras con las que responderme y que me sintiera correspondida, no me reprimí a la hora de preguntarle sobre sus intenciones para el domingo, para después de la convivencia,
La primera crisis de pareja se debió a la negativa de Manuel de acudir a visitar a Ana a mediados de mayo, porque el fin de semana del 16-18 de mayo éste tenía otros compromisos, de los que Ana no había tenido constancia a la hora de organizar aquella primera cita de pareja. Les falló la comunicación.
Sin embargo, ahora Manuel no tiene excusas para rehusar sus planes, ya está allí, Que, si se ha tomado todo ese fin de semana de vacaciones para acudir a la convivencia, ¿por qué no se queda algunos días más? ¿Tiene algo que hacer el lunes? ¿el martes? ¿el miércoles? ¿el resto de su vida lejos de Ana?

Lo único es que ese quedarse más tiempo implica volver a reencontrarse con los padres de Ana. Pero también que, si regresa a Toledo el domingo por la tarde, con la gente de Toledo, habrán de acordar otra fecha para verse y ambos se lamentarán por haber aprovechado para pasar más tiempo juntos y convertir ese fin de semana en algo más que acudir juntos a la convivencia. ¿Volverá a crearse esa falta de comunicación? ¿habrá una nueva crisis de pareja?
Si te vas, no vuelvas
Dado que Manuel, en principio no parece que haya acudido a la ciudad con intención de alargar su estancia, porque no tiene nada previsto ni planeado en ese sentido, es Ana quien le hace una propuesta que éste no pueda rechazar, que la decisión de quedarse o no, no dependa tanto de ese momento como del aprovechamiento de la convivencia.
Es decir, que si el domingo por la tarde ambos se dan cuenta de que no tienen futuro como pareja, que se han precipitado a la hora de iniciar esa relación, no tendrá mucho sentido que Manuel se quede, será la propia Ana quien muy a su pesar, le pida que se marche y no regrese. Quedarán como amigos, con una corta historia de amor que no irá más allá.
Sin embargo, si ambos se dan cuenta de que tiene cabida ese entendimiento entre ellos, que el fin de semana se les queda corto y asumen que su mutuo compromiso como pareja, como novios, tiene sentido, dado que la consecuencia natural y lógica es que Manuel no se quiera marchar, ni Ana que se marche, alargar su estancia por unos días no tiene que suponer ningún problema. Si los hubiera, los resolverán juntos.
Si Manuel se queda, Ana le ofrece alojamiento en su casa, en el piso de sus padres, esta vez no recurrían a la hospitalidad de ningún amigo. En el piso hay dormitorios libres, porque el hermano de Ana ya no vive allí.
Aparte que, como se supone que Manuel ha acudido a la ciudad para asistir a esa convivencia de novios, que es un chico con buenos y firmes valores, los padres de Ana no le han de poner muchos reparos. Es un buen chico y lo de hacer tonterías se queda para la convivencia de la Pascua, donde chicos y chicas ocupan alojamientos separados.
La respuesta de Manuel
Ya que Manuel se encuentra en una complicada tesitura con la propuesta de Ana, la idea como tal no le convence demasiado, pero si ha de elegir entre agradar a su novia o dar por finalizada la relación, opta por lo primero, por darse una oportunidad.
Se trata de aprovechar la convivencia de novios y no tanto por ganarse el favor de Ana, de que cada uno por separado y los dos juntos como pareja, se empiecen a tomar en serio su futuro y lo que quieren ser, que Manuel tome conciencia de que si no está lo bastante centrado y hace lo de siempre, aquel fin de semana supondrá algo más que una pérdida de tiempo.
Puede decirse que de nuevo es como si Ana le hubiera vuelto a dar las llaves de su coche, de una manera un tanto metafórica, para que sea él y no ella quien decida el futuro de su relación, para que se demuestre a sí mismo, y sobre todo a los demás, que no le han juzgado ni le valoran con la suficiente objetividad.
Él puede ser ese novio que todo el mundo desearía para Ana. Ella parece estar convencida y segura de ello, pero también espera no ser la única. De manera que el hecho de que Manuel se quiera quedar más allá del domingo por la tarde, con todo lo que implica, incluso para regresar a Toledo, habrá dado un gran paso.
También se puede dedicar a hacer el tonto durante el fin de semana y que llegado el domingo ni tan siquiera Ana se vaya a quedar para despedirse de él, después de todo ella vive a no más de cinco minutos de allí y ha ido en su coche, por lo que se puede marchar cuando quiera y dar las explicaciones oportunas más tarde.
Sin embargo, han llegado juntos y a Ana le haría ilusión que se marchasen juntos, consciente de que Manuel tendrá que regresar a Toledo más pronto que tarde, pero será obligado por las circunstancias y con el compromiso de regresar en cuanto surja la primera ocasión, una próxima cita, porque aún queda mucho tiempo de verano y el resto de sus vidas.

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