cabecera de "Silencio en tus labios" Ana

Buenos días, amor

Introducción

¿Cuánto tarda una chica en cambiarse, en estar lista para bajar? La mala fama de las chicas es que suelen tardar una eternidad, que hasta que ellas mismas no se convencen de que van perfectas, siempre se encuentra tiempo para un último retoque

Por lo que sabemos, el despertador de Ana ha sonado a las ocho en punto de la mañana y a para las nueve está previsto el comienzo del rezo de laudes en la capilla, con el aliciente de que será la primera vez que ellos dos recen juntos de verdad, sin contar el rezo de la noche anterior, que fue un visto y no visto.

¡Ah! ¿qué Ana va a reunirse con Manuel? Siendo una chica, mujer, debería haber programado el despertador para tres o cuatro horas antes porque, de otro modo, llegaría tarde. Se siente feliz, de nuevo felizmente enamorada, y ello se le ha de notar, porque sabe que todo el mundo se fijará en ellos. Son la pareja del momento.

Para tardón…. él

Cuando bajé a la capilla ya era casi la hora, pero me asomé por la puerta y entre la gente que había allí no distinguí a Manuel. Por lo cual, en lugar de esperarle dentro, preferí quedarme en la puerta. Quería darle los buenos días y que entrásemos juntos,…

Ana. Silencio en tus labios. 26 de julio, 2003 (8)

Entendemos que Ana no baja junto con las demás, que ella se ha tomado su tiempo y tiene su ritmo para asearse. Entendiendo que cada cual tiene sus peculiaridades y particularidades, incluso que esta mañana de sábado ella se puede sentir un poco más inquieta, no por ella, sino por la situación. Ya no se tiene que esconder ni evitar a Manuel.

Capilla

Ana baja confiada en que Manuel ya la estará esperando. Que, debido a su tardanza, éste se habrá impacientado y en vez de esperarla en la puerta, ha entrado junto a las demás. No está demasiado claro qué es lo correcto en este caso ¿Esperarla? ¿No esperarla? ¿Seguir el ejemplo de los demás? ¿Tomar iniciativas y cometer una torpeza?

Sin embargo, Ana se encuentra con que Manuel aún no ha bajado, que, al igual que ella, se ha entretenido por demás en su habitación. Se supone que por cuestiones propias, tampoco es cuestión de preguntar ni querer saber de más. es fácil comprender que a diferencia de los demás chicos, él dedicó la tarde del viernes a ese plan de reconquistador de corazón y no tuvo tiempo para instalarse.

Manuel (imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

Lo espera en la puerta

En vez de entrar, prefiere esperarlo en la puerta. Ella es Ana, la chica responsable, que suele ser ejemplo de vida y compromiso para los demás, pero en esta ocasión, esta mañana, no tiene prisa por entrar en la capilla, la oración puede esperar cuando es el corazón lo que la mueve.

Si Manuel ha acudido a aquella convivencia por estar con ella, como excusa para que alguien le acercara a esa ciudad, a casa de Ana. Ella pretende dejarle claro que está allí por él, que pretende vivir este fin de semana como pareja y dejar claro que no olvida que están juntos, aunque los demás no vivan de manera tan intensa su relación de pareja. Sin embargo, ellos están empezando

La cuestión es que no sabemos a qué hora baja Ana, pero por lo que da a entender y se deduce de la novela, aún tiene tiempo de ver entrar en la capilla a algunos de los chicos antes de que Manuel dé señales de vida y aparezca por allí.

Es decir que, cuando pensábamos recriminarle a Ana que hubiera sido un poco lenta a la hora de asearse, que hubiera dedicado media vida para sentirse perfecta para reunirse con su gran amor, nos enteramos que esta mañana le han entrado las prisas, que casi ha sido la primera en bajar, que no ha esperado a nadie.

De los últimos

El caso es que Manuel aparece por allí de los últimos y un tanto contrariado, al encontrarse con que es Ana quien le espera en la puerta, cuando su pretensión hubiera sido ser él quien se le adelantase, que las chicas suelen entretenerse más, pero ni el hecho de que quizá las haya escuchado, ha hecho que él corriera.

Es ahora cuando la puerta de la capilla es casi como el alojamiento de las chicas en la convivencia de la Pascua, por establecer algún paralelismo en ese sentido, dado que. aunque esta vez Manuel no se haya quedado allí paralizado, por no saber qué hacer, tras aquel silencio paseo por el campus, aquel «camino de Emaús», Ana de nuevo se vuelve a mostrar cariñosa, busca esa cercaní ay complicidad entre los dos.

En cualquier caso, si la despedida de la noche había resultado un tanto fría, aquella mañana no tuve reparo en darle los buenos días con un beso en la mejilla, para aprovechar el momento y cogerle de la mano.

Esta vez ella no se acerca a su oído para decirle lo mucho que le quiere, de manera un tanto impulsiva, sino para darle un beso en la mejilla. Sí, un beso casto y cariñoso, para quien se los merece todos, aunque tal vez debería quedarse sin ellos por tardón, por ser de los últimos y obligar a Ana a esperarlo.

Aprovechando esa cercanía, busca tomar su mano, en sentido de propiedad, de cercanía, de confianza, de no querer perderlo entre la multitud, ni aún cuando van a entrar la capilla para rezar y ambos necesitan tener las manos libres.

No podemos olvidar que la expectativa de Ana es que Manuel se quede el domingo por la tarde y con esta demostración de complicidad y cariño sobran las palabras. Ya ha pasado una noche y ella no ha cambiado de parecer. Busca sentirse necesaria en la vida de Manuel, que éste sienta lo que supone esa separación.

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