cabecera de "Silencio en tus labios" Ana

Ana sale de la capilla

Introducción

En una entrada anterior, ya comentamos que mientras dura esta mañana y tarde de sábado de meditaciones y oración en silencio, aunque están sentados en el mismo banco, de vez en cuando Manuel sale de la capilla y en una de esas ocasiones Ana no tiene reparo en curiosear en su cuaderno.

Una capilla

¿Ana tiene pegado el culo pegado asiento del banco? ¿Tiene tanta capacidad de aguante en esto de rezar? ¿Tan solo sale de la capilla para comer?

Los descansos de Ana

Según la versión de Manuel, Ana permanece todo el tiempo en la capilla. Parece que se lo toma muy en serio. Mientras que él anda entrando y saliendo en cuanto le surge la ocasión, hasta que parece entender que, para dar un sentido a su identidad como pareja, se hace necesario que recen juntos.

Manuel (imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

De hecho, por lo que parece dar a entender, es justo cuando Ana se marcha, cuando él parece encontrar un mayor sentido a su oración, cuando más se relaja porque la compañía y presencia de Ana le mantienen algo inquieto.

Pesa demasiado el incidente del desayuno y la aparente seriedad de Ana por lo sucedido, que está demasiado seria y centrada en las meditaciones, en la oración, en aprovechar este día de la convivencia y no tanto disfrutar de la compañía de Manuel.

De hecho, Ana sí se fija en que las veces que éste se marcha deja ahí su cuaderno. Pero, sin embargo, Manuel no hace mención a las pertenencias de Ana, que ésta las deje a su cuidado. Se entiende que se limita a cuidarlas, pero no tiene la osadía de tocar nada. Lo considera algo personal, privativo de ella y que cualquier torpeza por su parte será malentendida.

Lo que se hace en los descansos

Para entender un poco más y mejor qué hace la gente en esos descansos, hemos de recurrir a la versión de Ana, aunque Manuel piense que está no se mueve de la capilla.

La cuestión es que como Manuel anda entrando y saliendo tampoco es que controle demasiado la situación y menos aún a Ana, quien sí parece ser un poco más consciente de lo que ocurre.

Ana con aspecto desenfadado // Copilot designer

Hay quien, como Manuel, aprovecha esas salidas para salir al patio y mantener una pequeña charla con quienes se encuentran allí, o simplemente buscan respirar un poco de aire fresco antes de regresara a la capilla.

Pero también hay quien aprovecha para ir al servicio o subir un momento a la habitación, sobre todo después de la comida, para echarse una pequeña siesta, aparte de que en la novela no se hace mención al programa del día, por lo cual cabe pensar que haya un tiempo posterior a la comida para cuestiones más personales, como esa siesta o para lavarse los dientes.

En cierto modo, las meditaciones y ratos de oración de la tarde se plantearon más como el tiempo de desierto del Sábado Santo. Se facilitaba que quien lo necesitara, se saliera al patio e incluso subiera a la habitación a echarse una siesta no demasiado larga.

Ana

Origen