Introducción
Noche del domingo 27 de julio de 2003

Por su gesto, cuando nos cruzamos por el pasillo, no me dio la sensación de que se hubiera agobiado demasiado, lo que para mí supuso un pequeño alivio porque me sentía culpable, ya que no pretendía que aquella noche fuera una pesadilla para nadie.

Mientras estuve en el cuarto de baño, lo cual no fue sólo por una necesidad o cuestión fisiológica, sino también un modo de escaparme de la tensión ambiente, Ana se decidió a romper con ese enclaustramiento en su dormitorio y dio la cara ante sus padres.
Compartiendo
Tras la charla con el padre de Ana, cuando se entiende que ésta ya ha terminado de asearse, en vez de sugerirle a Manuel que recoja su mochila y se marche por su cuenta a la estación de tren o autobuses, que emprenda su camino de regreso a Toledo, porque ya está todo dicho en cuanto a esa relación, le permiten que se adentré por el pasillo en dirección al cuarto de baño.
Que accedan a que se quede a pasar la noche, implica un mínimo de hospitalidad que se pueda asear, prepararse para la cena y para dormir. Le permiten pasar esa barrera psicológica, entre lo ques la parte de la casa reservada a las visitas y la reservada a la familia. El viernes, cuando estuvo allí la primera vez ni siquiera le ofrecieron un vaso de agua.

Se puede adentrar por ese pasillo infinito, inhóspito, desconocido, lleno de puerta que no se sabe a dónde llevan, qué esconden. Se adentra en lo más privado de la vida de Ana. Dado que no se trata de dos alojamientos distintos, como sucedía en la convivencia de la Pascua, ni de dos plantas separadas por dos tramos de escalera como en la convivencia de novios. Es el piso de los padres de Ana, es la casa de Ana, es el mismo pasillo por el que ella ha huido de la comprometida charla con sus padres.
Sí, en el piso de los padres de Ana está permitido que un chico, un extraño, ande por ese pasillo cuando aún Ana no ha regresado al salón – comedor, pero ya se puede intuir que ha terminado de asearse y que su integridad no corre ningún riesgo por el hecho de que Manuel se adentre por ese pasillo.
A Manuel ya le han cantado las cuarenta, le han dejado clara la situación y no es necesario decir nada más. Se queda esa noche porque aunque los padres no están demasiado a favor de la relación, de que se tome excesivas confianzas, por encima de todo son padres y no van a dejar que un chico ande perdido por la ciudad a esas horas de la noche.
Es decir que si pretenden actuar como padres por partida doble y por esa noche, lo de la amenaza de la zapatilla se ha de tomar muy en serio. la paciencia, la confianza y la hospitalidad tienen un límite. Tiene permiso para adentrarse por lo más privado del piso, pero sin perder la compostura ni tomarse más confianzas de las debidas

El cuarto de baño
¿Cuántos cuartos de baño hay en ese piso? El pasillo es largo y hay muchas puertas, al menos una para el dormitorio de los padres, otra para el dormitorio de Ana, otra para el dormitorio en el que se supone Manuel se quedara esa noche y una cuarta para el baño.
Como no hay tiempo ni permiso para hacer un recorrido por la distintas habitaciones, una visita turística por la casa, Manuel se habrá de quedar con la duda

¿Cuán grande y lujoso es el piso? ¿Cuál es el nivel y estilo de vida de la familia? ¿Qué se puede sabe de Ana y de su familia con esa simple observación? ¿Tiene motivos Manuel para sentirse ‘como en casa’?
La cuestión es que en las convivencias que ha compartido con Ana no se dejaba ni admitía que chicos y chicas compartieran espacios privados. La separación estaba clara, por respeto mutuo, por coherencia de vida, por proporcionar una cierta tranquilidad en ese sentido. Si a alguno se le ocurría traspasar ese límite de la decencia, le mandaban a casa sin más miramientos ni contemplaciones

Cuando terminé en el cuarto de baño, dejé que pasara Manuel,
¿Acaso es una indirecta para que Manuel se haya de plantear lo de marcharse a casa? Ana acaba de estar en el cuarto de baño y el siguiente en entrar, en ocuparlo, es Manuel, con el consiguiente conocimiento y consentimiento de los padres de Ana.
Un momento que debería ser para relajarse, para que deje a un lado los agobios, que ya se puede quedar en paz, porque ha quedado claro que consienten que se quede a pasar la noche, que incluso le darán de cenar, lleva implícito que se salte todas las normas, todos los códigos sociales que hasta ahora ha tenido que respetar. Ha de utilizar el mismo cuarto de baño del acaba de salir Ana.

Pero, ante todo el cuarto de baño, es un sitio donde se puede o se debería encerrar para que no haya visitas ni interrupciones inesperadas o no deseadas, que es fácil suponer que Ana no se ha encerrado allí bajo cuatro llaves y con foso lleno de cocodrilos, porque se ha confiado en que la presencia de sus padres es motivo suficiente como para que Manuel reprimiera cualquier mal impulso u osadía.
Ana es una buena chica, decente, con un gran respeto hacia sí misma, una hija de la que sus padres se pueden sentir orgullosos la mayor parte del tiempo, aunque no tanto en lo referente a la cuestión de los novios y chicos que se trae a casa.
¡Es mi novio!
¿No quieren los padres de Ana conocer a Manuel? ¿No quieren saber de sus virtudes y defectos? Ya les ha causado una primera y no muy afortunada buena impresión. Han tenido la oportunidad de comprobar si con la segunda había una mínima posibilidad de mejorar lo que ya parece imposible y ahora Manuel tiene la ocasión de utilizar el cuarto de baño como si estuviera en su casa.


¿Cómo es este chico cuando está en el cuarto de baño? Sobre todo ¿Qué evidencias deja tras de sí? ¿Cuán importante es que demuestre ser un chico aseado y atento, con educación y respeto hacia los demás, con algo más que su aspecto personal y esas sonrisa que ha cautivado el corazón de Ana?
¿Es de los que dejan la tapa del WC bajada? ¿Cuánto papel higiénico gasta, si es que lo utiliza? ¿Se lava las manos y seca las manos al terminar? ¿Es de los que se aprovechan de la hospitalidad que le ofrecen y se da una ducha como si no hubiera que pagar la factura del agua ni del gas o electricidad con la que funciona el calentador? ¿De los que toman cualquier toalla que tengan a su alcance para secarse?

Nosotros preocupados por el hecho de que se quede a dormir, pero resulta que desde que ha entrado por la puerta está siendo analizado con lupa, que hasta el más mínimo detalle es importante, que lo de esta noche es como una prueba de fuego, sobre la que los padres no se muestran demasiado optimistas con el resultado, porque se trata de una chico que Ana se ha encontrado por ahí, en Toledo, y no conoce de las buenas costumbres que se siguen en esa casa.
Pero también, en cierto modo, es una cobaya de laboratorio. Ana siente curiosidad por confirmar o desmentir lo que le han dicho al respecto o ha deducido por sí misma. Todos los chicos son iguales y por mucho que éste se esfuerce en no causar mala impresión, el mero hecho de esforzarse será el mayor de sus defectos.
Tan malo será su excesiva naturalidad e indiferencia de las evidencias que deje tras de sí, como el hecho de que se esmere y preocupe por que todo quede igual o mejor de cómo se lo ha encontrado. ¿Acaso tiene algo que esconder? ¿A quién intenta impresionar? ¿Acaso tan solo se ha encerrado en el cuarto de baño para guardar las apariencias? ¿Es demasiado tímido, cobarde?
Origen

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