Introducción

Septiembre 2003

La ex del novio perfecto

La intención de Ana es hablar con Manuel, convencerlo para que acuda con ella a la boda de Carlos. Le necesita de acompañante. No tanto por el hecho de presumir de novio delante de los amigos y demás asistentes, como por el hecho de quitarse de encima ese sambenito de haber sido la pareja de Carlos y, en cierto modo, quien debería acompañarlo en esa fecha tan señalada.

Fue ella quien rompió la relación con Carlos a consecuencia de sus problemas de salud o del hecho mismo de darse cuenta de que en el fondo esa pareja feliz y cuasi perfecta que todo el mundo creía ver en ellos era un mero convencionalismo, apariencia para contentar a los demás y no complicarse más la existencia.

Sabemos de la preferencia de los padres de Ana por preferir para ésta novios/pretendientes del estilo de Carlos: alguien del barrio, de buena familia, con buena presencia y con buenas actitudes en todos los sentidos, un chico del que sentirse orgulloso y no fuera motivo de escándalos y habladurías; alguien que encajara como un guante en la familia. Un novio casi a la carta.

La cuestión es que cuando Ana se encontró en un momento de debilidad, cuando se le vino el mundo encima, como se suele decir, el chico que encajaba a la perfección con las expectativas de sus padres, de todo el mundo, a ella ya no le cuadraba. Se dio cuenta de que ella quería estar con un chico que de verdad le gustase a ella al margen de imposiciones de terceros.

La novia del chico perfecto

Manuel no vive en el barrio, ni siquiera en la ciudad, lo de que sea de buena familia se le presupone, aunque todavía no se ha haya presentado y lo que sabe de los padres y hermanos de éste es más por referencias, por comentarios y confidencias de las amigas de Toledo. Lo de que tiene una buena presencia, que causa una primera buena impresión no parece que se cumpla y lo de ser un chico del que sentirse orgulloso, casi mejor a tener ocasión de conocerlo un poco mejor.

Da más la impresión de que es todo lo que los padres de Ana no quisieran para ella ni aunque se tratase de una broma pesada, más cuando es evidente que para ella es algo muy serio, lo ha convencido para que invierta en su cuenta vivienda y sobre todo Ana está haciendo oídos sordos a todas esas objeciones y reticencias a su relación. Ella segura conocerlo y tener sobrados motivos como para mostrarse optimista y positiva.

¿Dónde vive este chico «perfecto»?

Hasta ahora Ana ha supuesto con bastante criterio que en la ciudad de Toledo, en un piso propiedad de sus padres, próximo al piso de una de las amigas de Ana. Piso de la amiga en la que Ana se ha quedado alguno de esos fines de semana en que su estancia incluía quedare una o dos noches.

Vive en un piso próximo a la parroquia donde se ha celebrado alguno de esos retiros mensuales organizados por el grupo a los que Ana ha acudido. De tal manera que después de estos dos o tres años tampoco se puede decir que Ana se sienta demasiado perdida por la ciudad, que en cierto modo, si nos creemos lo de la trampa del 15 de febrero, estaba todo muy calculado y Manuel no debía tener mucha prisa por marcharse.

Lo que descuadra este creer que conoce a Manuel, a su chico, como si le hubiera analizado al milímetro y no hubiera ni un solo detalle que se le escape es el hecho de que Manuel se haya buscado la excusa de que tiene que cuidar de su perro para no moverse de la ciudad en todo el mes de septiembre.

Ya sabemos que Manuel en los últimos años ha sido muy poco dado a salir de la ciudad con la gente del grupo y hemos supuesto que ello era debido a carácter a sus torpezas con las chicas. Sin embargo, no fue tan difícil de convencer para que acudiera en abril a la convivencia de la Pascua, ni siquiera a la convivencia de novios en julio. ¿Entonces no tenía perro?

El chico que se supone lleva una vida sencilla, sin complicaciones, ahora resulta que se ha vuelto mucho más misterioso. Es un amante de los animales o más tonto de lo que daba a entender, porque si antes que no tenía novia, se justificada con sus conflictos con las chicas para limitar su relación con el grupo, ahora que tiene novia lo del perro parece una excusa para no sentirse demasiado atado ni obligado a ésta.

Habrá que preguntarles a las amigas

Las mejores confidentes e informantes sobre todo lo que sucede entorno a Manuel con las chicas del grupo, a las que Ana considera «amigas», lo que es como tener la Wikipedia, al otro lado del teléfono, sobre todo cuando es algo monotemático, que si hasta ahora Manuel ha evitado a las chicas por el rechazo de éstas a sus frustradas pretensiones románticas, ahora debería hacerlo porque se sienta controlado, vigilado.

Toca echar mano de estas amigas de confianza y preguntarles, alguna debe saber que hay de cierto en lo del perro y, sobre todo, en la manera de localizar a Manuel, para que no se le escape, porque Ana necesita hablar con él en persona y comentarle lo del asunto de la asistencia a la boda, ya que ella también ha de darle una respuesta definitiva a Carlos.

Hasta ahora ha sido Ana quien se ha organizado con las amigas de una y otra ciudad para «atrapar» a Manuel, para crearle una trampa en la que éste caiga como un inocente ratoncillo atraído por un pedazo de queso, pero ahora se trata de atraparlo en su propio terreno, en ese laberinto de su vida en el que parece que hay más salida y vías de escape que el mero hecho de saber que vive en Toledo.

Ana sí conoce, hasta cierto punto, la vida privada de Carlos, por eso de haber sido novios durante tres años, aunque ya hayan dos años y medios desde su ruptura y este haya cambiado algunas de sus costumbres. Sin embargo, Manuel se puede aprovechar de la ventaja de que ninguna de las chicas que Ana conoce ha tenido nada serio con él, más bien, han evitado demostrar demasiado interés. Lo que estos últimos meses es tan solo por el morbo de ayudar a Ana, a una amiga

Origen

• Manuel. Silencio en tus labios, Agosto 2003 (2)
• Ana. Silencio en tus labios. Agosto, 2003 (2)