Introducción

27 de septiembre 2003

Viaje a Toledo

Último fin de semana del mes de septiembre, de un mes un tanto convulso en la vida de Ana por todo lo que ha sucedido y ante lo que ahora decide tomar una actitud más decidida e impulsiva, en vista de que tiene por novio a un chico un tanto parado, con demasiadas excusas para no moverse de Toledo. Un chico al que es momento de darle un buen susto.

Este fin de semana es el de Encuentro del grupo a nivel nacional del grupo. Una convivencia de fin de semana a la que, en un principio, Ana le había propuesto a Manuel que acudieran juntos, pero éste rehusó porque argumentó que tenía que cuidar de su perro. Iba a ser otro fin de semana que hubieran compartido como los anteriores.

Por medio se ha cruzado la invitación a la boda de Carlos, el ex de Ana, el último fin de semana de octubre, a la que Ana espera poder acudir acompañada. Sin embargo, ante el temor de que Manuel se busque alguna excusa para no asistir, ha decidido que no suficiente hablarlo por teléfono, sino en persona.

Al final Ana, quien en principio iba a asistir al Encuentro, aunque hubiera sido tan solo en compañía de la gente de su parroquia y con la pena de la ausencia de Manuel, ha optado por cambiar de planes.

Este sábado se lo piensa dedicar a ese tonto al que prefiere considerar «su novio», pero para tranquilidad o inquietud de sus padres, será un viaje en coche de ida y vuelta en el día. Nada de trasnochar ni de quedarse a dormir, ya que no se trata de tener una escapada romántica ni nada de eso.

Excusas

Se supone que es una visita sorpresa, que Manuel no está al corriente de sus planes e intenciones, aunque desde mediados de agosto, el tema de la comunicación entre ellos se ha resuelto. Ya hablan casi todos los días por teléfono y Ana está al tanto de cómo se entretiene Manuel en su día a día cuando no está pegado al teléfono para hablar con ella.

Se trata de una visita sorpresa, Manuel se piensa que este fin de semana Ana esta reza que que reza en ese Encuentro, pero Ana tiene la suerte de que, como éste tiene una buena excusa para no moverse de Toledo, tampoco va a ir a comprobarlo en persona. Ni tan siquiera se va a acercar por su casa, ni le va a preguntar a los padres, ni tendrá la osadía de «espiarla» por medio de las amigas.

Esta vez no se trata de la convivencia de novios en la ciudad de Ana, Manuel ya ha dicho que no se moverá de Toledo, aunque la gente del grupo, de ambas ciudades, y de aquellas en las que haya parroquias con grupos que compartan este mismo carisma se vayan a reunir. Ante lo cual no se le ha impuesto ninguna exigencia previa, aparte de que ya no hay problema en que coincida con Ana. De hecho, ella se ha sentido un tanto defraudada por el plantón.

La ventaja de Ana es que no tiene en principio, salvo que hubiera habido otro episodio de su estado de salud o sus padres se hubieran mostrado demasiado protectores como para retenerla en casa. Ella se encuentra animada y bien de salud, sin problemas ni inconvenientes para recorrer esas dos horas de coche de ida por la mañana y otras dos horas de vuelta a media tarde.

A pillarlo infraganti

La cuestión es que Ana sí está al tanto de los planes de Manuel para este sábado, dado que siendo fin de semana, y si Ana no tiene que ir a trabajar a la gestoria, lo de pasarse las horas pegados al teléfono hubiera sido un plan perfecto para ambos. Porque ahora la distancia no es impedimento para que el uno sepa del día a día del otro.

Sin embargo, para este sábado, en principio se supone que Ana está en el Encuentro y no puede estar pendiente del teléfono, que se ha desconectado del mundo, salvo que no sea capaz de reprimir esos impulsos del corazón y que, aunque sea desde la distancia, Manuel sepa que le lleva en el corazón y que le sienta tan cerca que es como si rezasen juntos.

Pero como nosotros sabemos, y Manuel ignora, los planes de Ana son algo diferentes. Quien no ha cambiado de planes es Manuel, el sábado por la mañana ha de ir a cuidar del perro, ir al chalé que sus padres tienen en las proximidades de la ciudad. Al menos esa es la excusa que se ha buscado para rehusar los planes iniciales de Ana.

¿Será verdad eso de que Manuel tiene un perro? ¿Será verdad que los padres de Manuel tienen un chalé? ¿Será verdad que Manuel no le ha mentido y ella hace mal en desconfiar?

Aunque la razón de fondo de este viaje no es la de desvelar un engaño ni que Ana se muestre como una novia manipuladora, controladora y tóxica, con un chico que, a su manera, ya le ha demostrado que la quiere, a pesar de las reticencias de los padres de Ana, de que éstos le echasen de casa porque les ha causado unas primeras impresiones no demasiado favorables

Ana acude a Toledo porque tiene que confirmar que Manuel acudirá con ella a la boda de Carlos, aunque no le vaya a dar mucho tiempo para pensárselo. Necesita una respuesta ya porque la boda es dentro de cuatro semanas. Mejor porque así no se busca excusas como que tiene que cuidar del perro. Manuel tiene padres y hermanos.

También ha emprendido este viaje a Toledo, al encuentro con Manuel, para conocerlo en un ambiente un poco más privado e informal, más allá de las actividades del grupo, como se han conocido y tratado hasta ahora. Necesita confirmar que ese chico tan maravilloso que le ha cautivado el corazón, es igual de perfecto y cautivador cuando no tiene que mantener las apariencias.

Manuel ya ha pasado una noche en casa de los padres de Ana, aunque haya sido de refilón ha tenido ocasión de verla recién levantada y en pijama. Ha conducido su coche y recorrido con ella la ciudad y los lugares donde ésta se ha criado. Aun así, si salió espantado fue por la actitud de los padres de Ana y no por que Manuel se sintiera defraudado

Origen

• Manuel. Silencio en tus labios, Agosto 2003 (2)
• Ana. Silencio en tus labios. Agosto, 2003 (2)