Introducción

27 de septiembre 2003

El consejo paterno

Los padres suele dar buenos consejos y uno de ellos suele ser recurrir al sentido común, a eso de que «no vale la pena perderse por ningún chico«, que es justo lo que parece que Ana pretende en esta ocasión, porque ha salido de casa a a aventura, al encuentro de Manuel, sin que éste la espere y dejándose guiar por las indicaciones de las amigas.

Manuel no se perdió

Como sabemos en julio fue esa pareja de novios del grupo Ana los que dejaron a Manuel en el portal y porque antes se cercioraron de que ésta ya se dirigía hacia allí, a pesar de la gente que había a esas horas por la avenida, Ana estaba localizable, de manera que no era como si abandonaran a Manuel en mitad de la ciudad.

Además, como Manuel ya le había enviado alguna que otra carta a Ana, entendemos que éste conocía la dirección, sin que eso de que la parroquia se encuentra justo enfrente, cruzando la avenida, fuera ningún secreto ni un mal punto de referencia. De hecho, para esa tarde de julio, el punto de encuentro había sido la propia parroquia, en la misa de ocho.

Todo el mundo en el barrio conoce la parroquia, porque se entiende que e sun edificio que destaca sobre los demás y que en el hecho de encontrarse en la avenida implica que tenga una ubicación privilegiada, destacada. Tan solo falta que delante de la puerta de a parroquia haya señal o cartel que indique cual y donde está el portal de Ana, incluso el piso.

Ana no sabe dónde va

Sin embargo, Ana se aventura a ir al encuentro de Manuel, sin que nadie le acompañe y sin que las indicaciones que le han dado las amigas de Toledo sean demasiado precisas. El chalé de los padres de Manuel se encuentra a las afueras de la ciudad, en un sitio apartado, al que la gente no suele acudir, al menos o la gente del grupo.

La referencia para llegar está en la propia ciudad, no hay como tal ningún edificio emblemático, ni se encuentra en una ubicación privilegiada o destacada. Se trata de ir por la carretera hasta el pueblo, pero desviándose antes de llegar al pueblo. se trata de ir a la aventura porque por ninguna parte hay una indicación clara de que haya de desviarse por aquí o por allá. Al menos las amigas no se lo han aclarado.

El chalé de los padres de Manuel no es un edificio turístico que aparezca señalado en los mapas, tan solo es un chalé dentro de una urbanización construida en un lugar apartado, aunque no se difícil acceso, porque se supone que quienes conocen el camino saben llegar sin problemas.

Cada cual es como su casa

Ana es una chica hasta cierto punto conocida y popular en el barrio, porque ella, dentro de lo que cabe es una chica sociable y afable con todo el mundo. Es su barrio de toda la vida y los barrios acaban siendo como los pueblos donde todo el mundo se conoce. Aparte que sus padres son los que llevan la gestoría, de manera que tienen trato con los comercios de la zona.

Manuel es un chico que vive en la ciudad, pero este sábado por la mañana se ha acercado a chalé, que es como su segunda vivienda, aparte de que éste chalé se encuentre en un lugar un tanto aislado, eso de pararse y preguntar a los vecinos, tampoco parece que sea la solución. No hay ninguna certeza de que los vecinos vayan a saber nada de Manuel o de sus padres.

Si pensaba que conocía a Manuel por haberlo «espiado» a lo largo del último año y medio y con ello dejado que le enamorase el corazón, ahora descubre que es un chico de los más misterioso, hay una faceta de su vida que no comparte con la gente del grupo, que si fuera un poco más sociable, más abierto, eso de tener un chalé implica un ventaja, tener un sitio donde reunirse, sobre todo en verano y si dispone de piscina.

Así es fácil comprender que Manuel sea un chico que no causa una primera buena impresión, tiene un lado oculto, secreto, misterioso, hay una faceta de su vida que no resulta tan fácil de descubrir, una parte de su personalidad en la que le resulta fácil esconderse y difícil que los demás le encuentren.

Aparte que en ese espacio privado hay un perro, que es como decir que tan solo aquellos que son de su confianza les permite el acceso. Los demás, aún en el caso de que sepan de esa faceta de su personalidad, les mantiene a distancia. Allí el se siente seguro, a salvo, protegido.

Ana tampoco es un libro abierto

Ana, aunque se la hija de quienes llevan la gestoría que asesora a los comercios locales, aunque el portal de su edificio se encuentre frente a la parroquia del barrio, en una de las principales avenidas de la ciudad, aunque ella sea una chica del barrio de toda la vida, también tiene sus secretos, pero, si cabe, son mucho más privados.

Quienes conocen a Manuel y se consideran sus amigos, aunque haya sido por alusiones, porque se haya querido justificar para no acudir cuando se le ha convocado, tiene esa segunda residencia, tan pérdida en el extenso mapa local como fácil de localizar, si se conoce el camino. Ese reduzco de privacidad es algo que forma parte de la personalidad de Manuel.

Ana es más reservada, le resulta más fácil establecer los límites. En su momento ya nos quedó claro que esas dos horas de coche de distancia entre las dos ciudades para ella era una ventaja, luchó con uñas y dientes para que Manuel no pretendiera acortar distancias.

Además, ella ha cerrado su círculo social con las amigas, que si no eres de su confianza, casi mejor que te vayas por tu cuenta, porque ella no quiere nada contigo y corres el riesgo de morir en el intento. Que ha sido Ana quien poco a poco le ha ido abriendo camino a Manuel para que se acercara, hasta que en vista de que éste se mostraba prudente, tímido o acobardado, ha sido ella quien se ha lanzado a sus brazos.

Ana tiene el asunto de su enfermedad, que tampoco es algo que vaya divulgando por ahí. No es un asunto del que hable con excesiva libertad con cualquiera, ya que se trata de un tema delicado. Como ya quedó patente durante la convivencia de novios de julio y en lo referente a las objeciones de sus padres a su relación, lo de sus problemas de salud no fue algo que aflorase en sus conversaciones

Origen

• Manuel. Silencio en tus labios, Agosto 2003 (2)
• Ana. Silencio en tus labios. Agosto, 2003 (2)