Introducción
Sábado, 27 de septiembre 2003

Ana: La boda de Carlos es dentro de un mes y nos ha invitado. – Le dije con toda seriedad.

Manuel: Pues, si nos ha invitado, habrá que ir.- Le contesté con toda tranquilidad.- Pero la decisión es tuya.- Le aclaré.- Se trata de tu ex. Si no has terminado de superar aquella historia, quizá fuera mejor dejarlo.- Le recomendé.
El motivo de la visita
Ana sale del aseo, del chalé por la puerta del garaje y se encuentra que Manuel ya la espera para marcharse, aunque después de que se haya pasado la mañana, las últimas tres o cuatro horas ocupado en las labores de riego por el chalé y en el cuidado del perro, sorprende que no muestra mucho interés ni intención en cambiarse de ropa.
Lo único que Manuel tiene claro, salvo que Ana cambie de idea en el último momento, es que será ella quien lo lleve en su coche a Toledo, por lo cual se permite relajarse un poco más en ese sentido. De lo contrario, se habrá de dar el paseo hasta la parada de autobús más próxima, lo que debido a la ubicación del chalé y la urbanización, no será como tenerla delante de la puerta.

Es en estas circunstancias, cuando Ana entiende que ambos están un poco más relajados tras la impresión causada por su inesperada visita y llegada, cuando decide sincerarse un poco más con Manuel y explicarle el motivo de la visita. Que no se ha acercado hasta allí, tan solo porque le haya echado de menos después de dos meses sin verse ni por dejar claro que sus padres ya se empiezan a mostrar algo menos recelos con su relación.
Carlos, el que ha sido su novio hasta hacía dos años y medio, con quien en la actualidad mantienen una buena amistad, por ser ambos miembros del mismo grupo parroquial, celebra su boda a finales de octubre y les ha invitado. Que ella más o menos lo sabe desde abril, pero ha sido en las últimas semanas cuando la ha invitado de manera formal.
Dado que para las actividades sociales Manuel tiene fama de ser «Don excusas» para no acudir, las expectativas de Ana en esta ocasión no son muy favorables. Se trata de acudir a una boda con ese toque comprometedor, aparte que implica que Manuel habrá de ir a casa de Ana y si no encentra otra alternativa, esperar que los padres de ésta tengan a bien ofrecerle alojamiento para el fin de semana.
Ana ha acudido al encuentro con Manuel con la sana intención de convencerlo para que no se busque excusas para faltar y darle plantón en esa ocasión. Para ella es importante acudir y sobre todo en su compañía, que sea la ocasión para hacer un poco más oficial su relación como pareja.
Que sí voy
Sin embargo, cuando lo que Ana se espera es un nuevo plantón y esta vez mirándola a los ojos, en vez de por teléfono, cuando ésta ya se prepara mentalmente para rebatirle cualquier cosas que le responda, porque es momento de dejar a un lado el egoísmo y los individualismos, para poner el valor el hecho de que sean pareja, Manuel le dice que sí, que irá.

De hecho, da la sensación de que todo aquello que Ana pretende argumentar para convencerle es algo que éste ya ha pensado. A él no entusiasma demasiado eso de verse involucrado en las historias pasadas de Ana, sentirse como el tercero en discordia, por mucho que esté claro que lo suyo con Ana se ha iniciado cuando ésta ya no estaba con nadie.
Él también se considera amigo de Carlos por el hecho de ser del mismo grupo, aunque de ciudades distintas, por lo que cabe pensar que, si como Ana argumenta, se ha invitado a todo el mundo, Manuel ya ha tenido que haber escuchado noticias y rumores al respecto, con el añadido de que los preparativos de esa boda han coincidido con los inicios de la relación entre Ana y Manuel.
Ana le da a entender que ella está dispuesta a acudir y que casi ha confirmado la asistencia de ambos, de manera que Manuel se encuentro con un pequeño dilema y compromiso, que tampoco dispone de demasiado tiempo para pensárselo y si rehúsa la invitación, tendrá que justificarse ante todo el mundo. No será a Ana a la única a quien dé plantón.
Volver a casa de Ana
Que Manuel regrese a casa de Ana implicará un cambio importante en su relación, ya no irá como el pretendiente, sino como el novio oficial, aceptado por los padres, lo que se reafirmará en la asistencia a la boda, en donde Ana espera que esta relación se haga más pública de cara a todo el mundo.

La cuestión es que Manuel no se muestra receloso ante la posibilidad de acudir, de tener que organizarse ese fin de semana. Sobre todo quiere poner en valor la importancia que Ana le quiere dar a dicho evento y las molestias que se ha tomado para ir hasta allí y proponérselo en persona, que no admite una negativa.
El gran dilema
Casi puede parecer que es un pequeño chantaje emocional, un poner en jaque su relación, porque Ana necesita saber que Manuel la apoya o de lo contrario no tiene sentido que sigan con es historia.
Puede decirse que Ana le plantea a Manuel esta disyuntiva, que de su respuesta dependerá tanto su futuro como pareja como los planes para este sábado, que si Manuel no se muestra muy dispuesto a acudir a la boda no hay más que hablar de nada. Ella se hubiera vuelto a casa y Manuel se tendría que apañar para regresar a Toledo y seguir con su vida.
Es más fácil romper relaciones con un chico que no se ajusta al ideal de chico perfecto, porque ahora tiene un aspecto desaliñado, que te deja plantada cuando más le necesitas a tu lado, que hacerlo con un chico que por poco que mejore su aspecto y su actitud podría hacer que se le partiera el corazón por sentirse defraudada.
Por suerte para Manuel, podemos entender que su buena predisposición no es interesa, porque espera que le acerquen a casa con el coche, sino porque lo hace desde la sinceridad, valorando el compromiso como pareja, con independencia de cuál sea su aspecto en estos momentos y lo comprometedor de la asistencia a esa boda en todos los sentidos.
Apetecerle verse en la tesitura de acudir a una boda donde tendrá demasiado protagonismo es normal que no le entusiasme, pero se traga su orgullo y con ello, aunque no sea un demostración muy romántica de su amor, intenta estar la altura de las circunstancias y que haya un cierta coherencia, que ya no piense tan solo en sí mismo, sino en los dos.
Origen

Debe estar conectado para enviar un comentario.