¿Te quedas hasta el lunes?

Introducción

Sábado, 27 de septiembre 2003

Manuel: No te lo he preguntado antes. ¿Hasta cuándo te quedas? – Me preguntó. – Sé que el lunes no es fiesta, pero mis padres no vuelven hasta el jueves

Manuel

Ana: Me vuelvo a casa esta misma tarde. – Le contesté. – Prefiero no tener problemas con mis padres.

Ana

De camino a Toledo

Ana se ha presentado a media mañana en el chalé de los padres de Manuel, a donde éste había acudido a ocuparse del riego y del perro. En principio para el fin de semana cada uno tenía sus propios planes y Manuel no contaba con que se fueran a ver, más cuando en las semanas previas la comunicación telefónica entre ellos ha sido bastante fluida.

Aspecto de Manuel en el chalé// Copilot designer

La visita de Ana por lo tanto, para Manuel ha sido toda una sorpresa, para que no hay ninguna actividad organizada por el grupo para el fin de semana en la ciudad porque todo se ha centrada en un encuentro nacional, al que ninguno de los dos ha acudido, aunque se suponía que, a pesar del platón por parte de Manuel, Ana sí acudiría con las amigas.

La cuestión es que por su cuenta y riesgo Ana ha querido hacerle esta visita sorpresa, porque llevan dos meses sin verse y al no acudir al Encuentro, han perdido una buen ocasión, de disfrutar de otra convivencia de fin de semana: las dos horas de coche que les separan tienen demasiado peso en su relación, pero tampoco es un detalle insalvable.

Ana ha venido al encuentro de Manuel para invitarlo a acompañarla a la boda de su ex, de Carlos, con el convencimiento de que al proponérselo en persona éste no tendrá motivos para rehusar y en caso de tenerlos, se habrá de buscar buenos argumentos para sonar convincente, dado que esta negativa podría tener graves consecuencias para el futuro de su relación de pareja.

Ana con aspecto alegre (imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

Para tranquilidad de Ana, Manuel desde un primer momento ha dicho que sí, que hará todo lo posible por acudir y que en esta ocasión no le fallará. La relación está mucho más afianzada que cuatro meses antes y ambos son mucho más conscientes de la relevancia de estos pequeños detalles.

Ana precisa de un acompañante para una boda que para ella puede resultar un tanto comprometida, por todas las implicaciones con su pasado sentimental, de lo que tan solo queda una buena amistad. para algunos aquello puede estar demasiado reciente, pero para Ana ahora su presente y su futuro están centrados en este chico de Toledo, si no defrauda su confianza.

Manuel (imagen oficios para la web) // Copilot designer

¿Cuánto tiempo necesitas para convencerme?

Entendemos que ante la buena predisposición de Manuel para acudir a la boda, a Ana se le han estropeado un poco los planes para este día. siendo muy previsora, se temía que tendría que recurrir a sus sutilezas para convencer a su poco sociable novio para que acuda a un evento tan importante para ella, pero éste ha hecho que la conversación perdiera toda la gracia. Acudirá y se ha dejado convencer con demasiada facilidad.

Con seguido ese «sí» parece que Ana ya no tiene mucho más motivos para quedarse. Se volverán a ver dentro de cuatro semanas, el último fin de semana de octubre, y pasarán todo el fin de semana juntos. El sí de Manuel implica que como muy tarde acudirá el viernes por la tarde, víspera de la boda. y si no tiene demasiada prisa tal vez se quede hasta el lunes por la mañana.

Es decir, que si Manuel va de visita a la ciudad y casa de Ana, de manera implícita se entiende que está obligado a alargar su estancia todo lo posible. La primera vez los padres de Ana, le echaron sin paños calientes porque fue una ocurrencia de Ana, pero para esa segunda están avisados y en principio Ana quiere pensar que no pondrán ningún reparo.

De manera que la pregunta de Manuel sobre los planes de Ana para este fin de semana son lógicos, aunque ya conozca la respuesta de antemano y no sirva de mucho que se haga ilusiones al respecto. Sin embargo, si Ana tenía previsto que necesitaría tiempo para convencer a Manuel sobre la asistencia a la boda, queda abierta esa posibilidad.

Tus padres no están, pero los míos sí

Aunque podríamos ser un poco mal pensados con respecto a las expectativas e insinuaciones de Manuel con respecto a esa pregunta, hemos de tener en cuenta su mentalidad, sus principios y el hecho de que tampoco llevan tanto tiempo de relación como para tomarse demasiadas confianzas y libertades. Ambos mantienen una coherencia de vida.

El hipotético chantaje emocional de Ana para vencer las posibles objeciones y excusas para no acudir la boda van dirigidas en el sentido de que la negativa afectará de manera poco favorable a su confianza y continuidad como pareja. Manuel ya ha comprobado lo complicado que llega a ser reconquistar corazón de Ana después de darle plantón, aparte que la paciencia tiene un límite.

La cuestión es que, como los padres de Manuel se han marchado de viaje, éste dispone de «libertad», Ana no se verá en la tesitura de tener que conocerles ni habrá como tal motivo para preguntarles en cuanto a la hospitalidad que ésta se merezca y reciba durante el fin de semana. Los padres no regresan hasta el jueves y aún es sábado.

Por supuesto, sabe muy bien lo que quiere, lo que espera de la vida y cuáles son esos limites que ni «loca» sobrepasaría, aun teniendo el absoluto convencimiento de que no fuera a suceder anda de lo que se tuviera que arrepentir con posterioridad porque Manuel la fuera a tratar con tal corrección que no hubiera reparo en repetir la experiencia.

Ana le tiene que dar las oportunas explicaciones de sus actos y decisiones a su conciencia, por eso de cumplir con el sacramento de la confesión, donde no le interesa que se incluya una relación con demasiadas libertades su actual pareja.

Aparte de ese lógico remordimiento, esta el hecho de que se habrá de enfrentar al juicio de sus padres, de manera que aunque ella ya sea una mujer lo bastante adulta e independiente como para saber lo que se hace y asumir las consecuencias, sus padres no dejan de ser sus padres, aparte que de vivan bajo el mismo techo.

Se entiende que los padres han aceptado esta visita un poco por resignación y porque tampoco la pueden encerrar en casa sin más. «La niña tiene un novio toledano» y si esté no viene a verla, habrá de ser ella quien vaya, aparte que el asunto de la boda es lo bastante serio como para hablarlo en persona.

Tampoco nos hemos de olvidar que la salud de Ana es un poco delicada y que esto de hacer un viaje de dos horas de coche a la ida y otras dos a la vuelta, por su cuenta y sin que nadie la acompaña tampoco es algo que deje los padres muy tranquilos, por mucho que ella asegure sentirse bien, con vitalidad para ello.

Es decir, que si se tratase de una cuestión de salud, quizá Ana se podría quedar hasta el domingo por la mañana, pero no en casa de Manuel, pero el problema es que sus amigas toledanas no se están en la ciudad, se han ido al Encuentro y el hecho de que por parte de Manuel no haya «padres» tampoco inspira demasiada confianza.

Importa el qué dirán y es mejor no haya motivos para que se diga nada, de manera que el plan es ir por la mañana y volverse a media tarde, que entremedias ella puede descansar del coche y si no tiene que convencer a Manuel para que acuda la boda, siempre pueden aprovechar el tiempo de manera adecuada.

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