No te lo he preguntado antes. ¿Hasta cuándo te quedas?

Sábado 27de septiembre (Continuación)

¿Y tú, lector de este blog, de esta página web, hasta cuándo te quedas? ¿Hasta cuándo me vas a seguir? Salimos de la que ha sido mi residencia de vacaciones y nos dirigimos hacia Toledo, vamos en tu coche, pero yo conduzco. Has venido a verme, a hacerme una visita a mi web, a saber de mi vida, sobre eso que hasta ahora has oído por parte de terceros, pero el día aún no ha acabado. Digamos que es mediodía y que queda mucho día como para que tengas prisa por marcharte. Si me dejas conducir tu coche, que yo te lleve por esta historia de amor que es «Silencio en tus labios», que te adentre en mi mida, la pregunta es obvia y normal «¿Hasta cuándo te quedas?» ¿Cuán lejos esperas que te lleve la curiosidad o deje que descubras de mí? ¿Entonces?

Manuel: No te lo he preguntado antes. ¿Hasta cuándo te quedas? – Me preguntó. – Sé que el lunes no es fiesta, pero mis padres no vuelven hasta el jueves

Manuel

Se entiende que la pregunta de Manuel a Ana es comprensible. Ella se ha presentado allí sin previo aviso, para sorprenderle y por lo que se da a entender, lo consigue porque es la última persona con quien hubiera esperado cruzarse aquella mañana y en particular allí, donde se supone que no van ni sus amigos es su vida privada. Sin embargo, Ana no es una cualquiera, no quiere serlo. se ha presentado allí por derecho propio, tiene un buen motivo y además ha sentido el impulso de corazón porque llevan dos meses sin verse a causa de las distancias y que no es tan fácil que se pongan de acuerdo. Ana tiene que trabajar en la empresa familiar y y Manuel tiene «sus excusas». Pero, bueno, al menos la comunicación se ha mantenido fluida. En julio, pasaron todo un fin de semana de convivencia, pero esta vez Ana se ha presentado allí por iniciativa propia. ¡Cómo hubiera deseado que Manuel hubiera hecho lo propio tras la pascua, tras su primer desencuentro! El tenía excusa, sin tiene coche y sin sitio donde quedarse, porque todo le resultaba demasiado comprometido. Además, sin conocerla, la madre de Ana asusta. Una vez que se la conoce, es una mujer encantadora, la típica madre.

Fotomontaje de la madre de Ana

Ana: Me vuelvo a casa esta misma tarde. – Le contesté. – Prefiero no tener problemas con mis padres.

Ana

De momento Ana se ha encontrado con que Manuel va a estar solo todo el fin de semana, éste ha tenido a bien avisarla para justificar sus excusas, de modo que para ella no es ninguna sorpresa. De hecho, casi es una ventaja porque se evita verse en el compromiso de pasar por el juicio de las primeras impresiones. A Manuel ya le ha enamorado, pero con respecto a los padres de éste no se siente tan optimista. Una chica de otra ciudad, que además se presenta en su casa aprovechando que éstos no están. ¿Qué les habrá contado Manuel de ella? Les habrá dicho que es una chica seria y formal ¿O como ella le ha explicado a su madre, que es «tonta» a su manera»? Pero es que ella confía en él, le deja conducir su coche, hasta lo convierte en una exigencia, van a su casa, de modo que éste se debe conocer el camino. En julio para ir y volver de la Casa de Ejercicios también le dio ese voto de confianza, aunque entonces era más probable que se perdieran.

Las buenas chicas no se toman demasiadas libertades con sus novios en las primeras citas ¿Qué van a pensar de ella? Lo que piensen de Manuel la verdad es que ya se tiene por asumido. Los padres de Ana les han dado un voto de confianza, no están poniendo excesivos reparos a la relación porque de momento Manuel parece estar a la altura de las expectativas menos desfavorecedoras, pero vamos que aún no las tienen todas consigo y casi diría que están esperando el día en que Ana regrese a casa y les avise de que esa historia de amor por fin de ha terminado. Lo malo, es que Ana está enamorada y se lo toma todo con positividad, que «no hay muerte en el mundo que pueda acabar con su historia de amor«.

A Manuel hay que frenarle un poco cuando se acelera, la madre de Ana tiene una zapatilla amenazante, pero también hay darle un empujón cuando parece que se ha detenido el tiempo por lo que en esta ocasión, Ana opta por la moderación en uno y otro sentido. Ha venido a pasar el día, pero no la noche, ha venido para tener una nueva cita, diría que la primera, pero hay que dejar algo para las próximas. ha ido para conocer a Manuel, pero no hace falta que éste sea como un libro abierto el primer día. Su historia de amor ha de durar toda una novela, con decenas o miles de capítulos. Ya habrá tiempo para conocerse un poco mejor el uno al otro, pero hoy no.

Manuel: ¡Te vas a pasar el día en la carretera!- Le advertí.- Te propondría que te quedases hasta mañana, pero tu argumento es de peso.

Manuel

Entonces ¿Hasta cuándo te quedas?

Vale, ya sabemos que Ana no se va a quedar, pero cuando llegan a la ciudad cierra las ojos para dejarse sorprender. A diferencia de Manuel ella ya conoce la ciudad, ha estado por allí en las reuniones mensuales con los amigos y de fiesta con las amigas, pero esta vez es Manuel quien la lleva a su casa. Su última visita a Toledo fue el 15 de febrero y entonces tuvieron aquella conversación, ella tuvo aquel arranque de sinceridad con él y le dijo que se confundía con sus expectativas con respecto a que le fuera a corresponder. Siete meses después, le deja conducir su coche y se fía de él ciegamente. Entonces, aquella tarde de febrero, Ana le consiguió convencer para que la acompañase, para que no se marchase a casa y la dejara sola. Esta vez es ella quien la acompaña a él en su regreso a casa, con la diferencia de que nadie les espera y que no podrá contar con la complicidad de sus amigas. ¿Será Manuel tan buen chico como se le supone? Tiene que serlo porque si no mejor que Ana abra bien los ojos.

Cuando el coche se detiene, Ana se decide a abrir los ojos a dejarse sorprender por el lugar donde vive el hombre de sus sueños, ante lo cual la primera impresión le decepciona un poco. Vienen de un chalé que no le ha dejado indiferente y llegan a una calle que en poco o nada se parece a la suya. Tampoco es que la calle donde reside Ana sea de las principales de la ciudad, pero tiene un aspecto un tanto más comercial- ésta, en cambio, es una calle residencial ¿Dónde están las tiendas? ¿Dónde está la iglesia? ¿Dónde vive Manuel?

Manuel: Es un barrio residencial.- Le respondí.- Las tiendas están en el otro barrio.

Manuel

Ana: Ya “en el otro barrio”. – Le dije con jocosidad. – Allí es donde tú tienes el sentido común.

Ana

Han venido a quedarse, a hasta el día. Ana no se va a marchar en cuanto recupere las llaves de su coche, no ha llegado hasta allí, tan solo porque Manuel no tuviera otro modo de regresar y le viniera bien que ella le acercara. Ya que se ha tomado tantas molestias, al menos que Manuel tenga el detalle de invitarla a comer. El viaje de regreso es de dos horas en coche, pero para ser justa consigo misma, muchas ganas de emprender la macha no parece que tenga. Tiene que aprovechar que ya está allí para saciar su curiosidad, para convencer a Manuel de que la próxima visita se la haga él ¿Será Manuel tan encantador, como a ella le parece, en su ambiente? ¿Será verdad eso que le han comentado las amigas?

Mi pena estuvo más en el hecho de que no se viniera conmigo, más que en la expectativa de no quedarme.

Ana

De hecho, si esperaba que aquella visita se repitiera, casi debería tener más empeño que yo en que me marchara antes de que se hiciera tarde, en vez de hacer que me olvidara de la hora y, por prudencia, al final, me replantease la posibilidad de quedarme.

Ana

De momento Ana se queda, pero pendiente del reloj para que no se le haga tarde, aunque el día un va a dar para mucho, todo bueno. Va a haber mucho diálogo entre ellos, mucha complicidad y alguna que otra sorpresa inesperada que provocará que como en febrero, a la salida del restaurante, Ana entienda que Manuel tiene sus encantos ¿Se llevara el la misma impresión? ¿Será verdad que le devolverá la visita? Hay boda a la vista, de momento a de Carlos y sigo insistiendo en que esta historia de amor se ha de romper en mil pedazos para volver a recomponerse, de modo que la pregunta es obvia:

¿Hasta cuándo te quedas? ¿Te quedas hasta saber que es eso tan misterioso e intrigante que Ana tiene que descubrir de Manuel? ¿Te quedas hasta discernir que hay de autobiográfico y que es inventado de lo que se relata este día? ¿Te quedas hasta convencer a Manuel para que se haga la maleta y se vuelva contigo? Va a pasar solo el fin de semana y Ana no oculta el hecho de que le hubiera gustado que acudieran juntos a ese Encuentro Nacional. ¿Te quedas hasta que tengan la convicción de que nada impedirá que Manuel acuda a la boda?

De momento quédate, relájate y olvida por un rato el reloj. Manuel te ha traído a su casa ¿Qué les vas a contar a tus amigas, a tu madre cuando te reúnas con ellas, que no has pasado de la calle de atrás?

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