Introducción
Viernes, 24 de Octubre, 2003

Aquella tarde me fui directa desde la gestoría a la estación de autobuses, porque había quedado que sería yo quien le recogiera, en aquella ocasión sin que mi hermano me acompañase de carabina.
Tarde de trabajo
Las personas «normales», serias y responsables, que no tienen como tal un horario fijo. Los viernes por la tarde trabajan, sobre todo si, por compromisos personales, no pueden hacerlo el sábado por la mañana. Como sabemos, Ana es una más en la gestoria de la familia y para los autónomos no hay días de fiesta, siempre que no se pueden escaquear, salvo los exigidos por ley.
De hecho, como sabemos que Ana es una chica que acostumbra a organizar su agenda, que con ciertos matices tiene la suerte de organizar su día a día como bien le parece, esta tarde de viernes si ha acudido al despacho ha sido para parecer entretenida y disimular su nerviosismo, su impaciencia.
Su chico, el gran amor de su vida, regresa a la ciudad, para ser su acompañante en la boda de Carlos, a la boda de quien ahora tan solo es un buen amigo, un chico del grupo de la parroquia, pero que en su momento fue su pareja.

La asistencia a la boda es la excusa y la oportunidad para hacer oficial y público que Ana ahora vuelve a tener novio y que, además, con matices y con alguna que otro recelo, este chico de Toledo ya cuenta con el beneplácito de los padres, hasta el punto de que ese fin de semana se quedará dormir en la casa. Así todo controlado y todos más tranquilos.
La cuestión es que Ana, trabaje o no en el despacho, tiene su atención puesta en el teléfono, para estar pendiente de los movimientos de Manuel, a qué hora sale el autobús de Toledo, dónde y a qué hora es el trasbordo y a qué hora llega a la estación de autobuses de su ciudad. Sobre todo que éste ni se pierde por el camino ni se da la vuelta antes de llegar.

Dos por una = Ana


Como es un viernes por la tarde laborable, se ha vestido como todos los días, para dar ese aspecto de mujer joven seria y formal, dispuesta a atender a los clientes de la gestoria que reclamen sus servicios como responsable de economía y contabilidad. Ella ha de ser coherente con la imagen de la empresa y de la que se espera de sí misma en el trabajo.
Esta Ana no necesita de carabinas ni de que nadie de su familia la controle, ni sus padres ni su hermano por sugerencia de éstos. No necesita que la vigilen, si ha de tratar con los clientes ni cuando vaya a recoger a Manuel a la estación de autobuses, porque lo sucedido en julio fue un tanto ridículo.
Además, tiene previsto ir a la estación en el bus urbano, por lo cual no necesita que nadie la lleve ni la traiga. Ya se apaña ella sola porque además, aunque la llegada de manuel esté prevista para las 8:40 pm de la tarde, igual se atrasa que se adelanta.
Aparte que, si en el último momento Manuel no se presenta, ella va a tener ganas de desahogar su frustración y no será agradable que la estén mirando e intenten consolarla. Pero como tiene la certeza de que todo irá bien, que Manuel es un chico de palabra, tampoco querrá que le pida moderación su expresa su alegría por el reencuentro.
Expectativas
Quien acude es su novio, pero también es el chico con quien sus padres quieren empezar a hablar muy seriamente de presente y de futuro, al que esperan poder ponerle el punto sobre la ‘i’ en todos los temas de interés, para mejorar en algo esa primeras no muy buenas impresiones


- Que, si no trabaja, pues que trabaje. Que, si por lo que sea, no lo hace en Toledo, ellos cuentan con una gestoria y a poco de se aprieten un poco le hacen sitio, en base a sus aptitudes
- Que no aporta lo suficiente a la cuenta vivienda de Ana, en un 50/50, pues que haga un esfuerzo. Si ha de poner más empeño en mejorar su situación económica, que no se quede cruzado de brazos
- Que si la distancia es un problema, que se plantee mudarse a la ciudad porque eso de sea Ana la que haya de estar de acá para allá no parece lo más conveniente
- Que, si es un chico de no muy buenas primeras impresiones, si de verdad espera ganarse el beneplácito de los padres, mejor que se espabile, porque eso de ser «novio de Ana» no está a la altura de cualquiera
Al parecer Ana les ha comentado cómo fue su última visita a Toledo, las impresiones que ello le causó y hay valoraciones un poco encontradas. que ésta muy bien eso de que en Toledo pueda ser y hacer con su vida lo que considere, que dicen mucho a su favor sus circunstancias familiares, pero no es Ana quien se tiene que trasladar a Toledo

El dilema de Ana
El dilema está en que frente a las expectativas de sus padres, para ser justa consigo misma, aunque sí le haga mucha ilusión eso de tener un mayor trato con Manuel, que haya un acercamiento, la expectativa de que sean sus padres quienes quieran decir la última palabra y hacer valer su autoridad no le convence tanto.
- De acuerdo con que Manuel mejore su situación laboral, pero no precisamente en la gestoria y cruzándose con él a diario, aun no se siente preparada para renunciar a su independencia personal
- Lo de las aportaciones a la cuenta vivienda para ella no tiene relevancia, el caso es que se ha comprometido a aportar según sus posibilidades y cumple con la palabra dada.
- La distancia tampoco es tanto problema. ahora mantienen una fluida comunicación telefónica y el hecho de que Ana se escape de vez en cuando a Toledo no tiene nada de malo. Ella se queda en casa de las amigas. Y si es manuel quien viene a la ciudad, ya sabe que en su casa tiene un dormitorio libre. Se admiten visitas de fin de semana.
- Lo de las primeras impresiones ya se mejorará con el tiempo. Hasta ahora Manuel ha sido un espíritu libre, pero en cuanto se empiece a mentalizar de que ha de renunciar a esa libertad por amor, por agradar a los padres de Ana, poco a poco se enmendará, pero tampoco demasiado, porque así tiene su encanto.
Es decir, que al final lo de insistirle para que acuda a la boda de Carlos parece más del interés de sus padres que de ella, que en vista que lo de Carlos ya no tiene vuelta atrás, han decidido que con Manuel tiene que dar un paso adelante.
¿Se acabó la fiesta?
Este «romántico fin de semana» para presumir de novio/ acompañante delante de las amigas parece que ha perdido toda la gracia.
Ana tiene y tenía otros planes. Se encuentra en medio de una complicada tesitura, aunque no haya cambiado sus sentimientos ni se haya planteado tomar decisiones drásticas.
Entiende que los únicos momentos de complicidad con Manuel van a ser en la estación de autobuses, hasta que le ponga al corriente de las pretensiones de sus padres y éste acabe con la sensación de que le aprieta la corbata.
Lo bueno es que se queda hasta el lunes por la mañana y que parece seguro que los padres acudirán a la celebración, pero no al banquete, de manera que Manuel tampoco tiene por qué sentirse demasiado agobiado.


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