En la estación de autobuses

Introducción

Viernes, 24 de Octubre, 2003

En el andén había gente que se iba o llegaba, por lo cual encontrar a alguien a primera vista se hacía complicado. Sin embargo, ya había avisado a Ana sobre la hora aproximada de mi llegada y confiaba en que, si nos buscábamos mutuamente, sería más fácil encontrarnos entre la multitud.

Manuel

El autobús llegó con puntualidad, aunque desde donde estaba sentada, se apreciaba más por el tránsito de la gente, porque no tenía una visión directa de los andenes, por lo cual fue el movimiento de gente, el bullicio, lo que provocó mi reacción, me levantara y fijase la mirada en Manuel, quien en esos momentos ya parecía tenerme localizada.

Manuel

Llegada del bus

A 19:45, el autobús procedente de … hace su parada en el andén … de la estación de autobuses

Andén de la estación de autobuses// WordPress

Como es un autobús interurbano y directo desde Toledo, desconocemos su procedencia, dónde ha tenido Manuel que hacer ese trasbordo. Lo que tenemos claro es el destino, la estación de autobuses de la ciudad de Ana, a la que no se le ha dado un nombre en la novela, pero sabemos que hay autobuses que van y vienen a diario, que no tiene pérdida.

Ana ya ha hecho este trayecto en alguna ocasión, tanto para ir a Toledo como para volver, la última vez en febrero, que fue el último encuentro mensual al que acudió, después el trabajo, la salud, sus discrepancias con Manuel, se lo han impedido.

Ana vestida de manera informal (imágen oficiosa para la web) // Copilot designer

Sin embargo, es viernes por la tarde y no es Ana quien llega a Toledo con fiada en que alguna de sus amigas haya acudido a la estación a recogerla. En realidad no sabemos, si este fin de semana el grupo ha organizado algún encuentro, al que Ana no vaya a acudir. Este fin de semana es la boda de Carlos, en la parroquia de Ana y es Manuel quien viene a la ciudad

Gente que va y viene

Por lo que se cuenta en la novela, en ambas versiones, esta tarde al estación está llena de gente, de unos que se van porque es fin de semana y otros que llegan. Se entiende que con independencia del tamaño o importancia de esta ciudad, este tránsito de viajeros es o habitual. Que son mucho los autobuses que entran y otros tantos los que salen a lo largo del día.

En medio de este bullicio de gente y de maletas Manuel y Ana han de ser capaces de encontrarse, han de confiar en que las indicaciones que se han dado el uno al otro, el conocimiento que cada cual tiene de la situación han de ser suficientes como para que ninguno se pierda entre la multitud, sin llegar hasta el punto de pretender sobresalir ni destacar.

Esperando a Manuel

Ana se queda en un lugar apartado, donde su presencia no moleste el paso ni llame demasiado la atención, porque los nervios y la impaciencia han propiciado que se haya presentado con tiempo suficiente. Ha venido directa desde la gestoría, para no perder tiempo ni entretenerse, casi como si la estación de autobuses se encontrase a medio camino de su casa.

Espera la llegada de un chico guapo, el más guapo de todos los que alguna vez han pasado por allí, a quien tres meses antes tuvo que despedir, ver cómo se marchaba de regreso a Toledo, porque a parte de que su visita no se pudiera alargar por más tiempo, los padre de ella estaban dispuestos a echarlo a patadas de la ciudad, por la no muy buena impresión causada, aunque en tres meses después estuvieran dispuestos a ser más condescendientes.

Manuel (imágen oficiosa para la web) // Copilot designer

Se trata de un chico con cara de agobiado tras un viaje de varias horas, que se muestre algo nervioso y que no disimula demasiado el hecho de que se fija en todas y cualquier chica que haya a su alrededor o se le acerque. ¿Qué le vamos a hacer? ¡Es un chico! Aunque en esta ocasión este mirar de arriba a abajo a todo lo que se mueva no es con malas intenciones ni impulsos. Es que busca a alguien, a una chica que le ha prometido estar allí para recogerlo.

Es un chico que por su equipaje se puede deducir que tan solo viene a pasar un fin de semana en la ciudad y que si tiene un mínimo de sentido común, que se supone que sí, ya sabe dónde se quedará a dormir y a lo que viene. sobre todo que es importante que en esta ocasión disimule un poco más esa naturalidad suya y haya tenido en cuenta que le van a escanear de arriba a abajo. que es mejor que haya alguna mejora en el recuerdo que dejó la última vez que estuvo allí.

Esta vez no habrá bromas ni trampas. Si manuel le ha asegurado que viene, no será ella quien falte a la cita. Además, acude sola, no ha recurrido al apoyo de las amigas ni de nadie de su familia, por no convertir este recibimiento en algo demasiado formal, que acabe siendo noticia local. Tan solo es su chico quien llega para asistir como su acompañante a la boda de Carlos.

Buscando a Ana

No sabemos cuántas decenas de miles de mujeres residen en la ciudad y sus alrededores, ni de todas esas cuántas tienen unas similar a la de Ana, unos rasgos físicos como los suyos y menos aún cuántas de todas ellas se encuentran esa tarde en la estación de autobuses. Tan solo que de todas las que cumplen con esos requisitos, esas características, una y tan solo una, es Ana.

Pero por lo que Manuel ha hablado con ella, no es la Ana a la que éste está acostumbrado a ver en las ocasiones en que se han encontrado en Toledo, o en la convivencia de la Pascua, ni tan siquiera con la que tuvo ocasión de reencontrarse en julio, para esa reconciliación y asistencia a la convivencia de novios. La Ana a la que él busca está recién salida del trabajo en la gestoria.

A esta Ana pudo verla casi de refilón cuando se marchó de allí en julio, porque lo acompañó a la estación de autobuses antes de irse a trabajar, pero es que ya han pasado tres meses y tampoco se llevó una foto de recuerdo para no olvidarla, que por supuesto no la ha olvidado, pero está más enamorado de esa Ana que no se muestra tan seria ni formal.

Si pregunta a alguien por si conocen a la chica más guapa de toda la ciudad, le van a decir que «para gustos los colores«. De manera que dar referencias demasiado subjetivas no va a ser de mucha ayuda. Sin embargo, es que él es un chico enamorado, que ha acudido hasta allí porque ella se lo ha pedido, para no defraudar la confianza que ha depositado en el.

La chica que busca y espera encontrar entre la multitud ha de ser una que destaque sobre el resto, una que sea capaz de descubrir su personalidad más allá de las primeras impresiones. Una con una sonrisa embriagadora porque tiene la tranquilidad y la certeza de ver que él se encuentra allí.

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