Introducción
Domingo, 26 de octubre, 2003. (00:35)
Alguien se debió percatar de que nos habíamos evadido de la fiesta, que estábamos en cualquier sitio menos donde nos correspondía en aquellos momentos.
Casi como si fuera algo premeditado, el ramo de novia cayó a mis pies, alguien lo lanzó al aire, quizá la novia mientras bailaba al no sujetarlo por no tener suficientes manos.
¡Éstos dos están a lo suyo!
Se supone que están celebrando una boda, que están en el banquete y que los novios deberían ser el centro de interés y de atención, los protagonistas del evento de manera que cualquier cosa que digan o hagan es de la mayor relevancia para los presentes, que incluso en este caso está permitido y casi se hace obligatorio un poco de romanticismo, con besos a deshora.
Ya se ha terminado la comida y ha llegado el tiempo del baile, donde quien más o quien menos espera su turno para bailar con la novia o el novio según el caso, aunque éstos prefieran baliar el uno con el otro y no ir pasando de mano en mano según cambie la canción, aunque eso de volver a juntarse se les complique.
Sin embargo, los novios son listos y saben cómo volver a hacerse con el control de la situación, de manera que la fiesta sea divertida para todos y no tan solo para aquellos que logran separarles durante un momento, aunque algunos se pueden sentir con más derecho de que otros por el parentesco o la amistad que les une. Todo el mundo ha de participar de la alegría y de la fiesta.
El caso es que mientras que todo el mundo se deja contagiar por la alegría y felicidad del momento, tenemos a nuestra pareja que se ha aislado del todo el mundo para centrarse en sus propios dilemas después de haber dejado a todo el mundo boquiabiertos con ese primer y único baile bien pegados.
Da la sensación de que se han rendido en esta rivalidad por ver qué pareja acapara mayor protagonismo esta noche, si los novios que son los organizadores de la fiesta o ellos dos que son la novedad del momento y han de acallar muchas bocas y muchas dudas con respecto a su futuro, porque además sabemos que Ana tampoco es de las que pasa inadvertida cuando está entre la la gente.
La fiesta pierde toda la gracia, si ellos se mantienen al margen de este juego, cuando los y las amigas de Ana quienes tienen interés porque se les haga partícipes y cómplices de su felicidad de igual modo que se les ha implicado en los tormentos que Ana ha tenido que pasar primero por sentirse perseguida y después ignorada por este chico de Toledo que le tiene revolucionado el corazón.
El beneplácito de los amigos
Como nuestra pareja anda metida en su conversación y se mantienen al margen de la fiesta, da la sensación de que ignoran cuanto suceden, que casi están esperando la hora y ocasión para marcharse a casa porque entienden que ya han cumplido, que como hay invitados que ya empiezan a marcharse no tendría nada de particular que hicieran lo propio sin llamar mucho la atención.
Sin embargo, su aparente desconexión no se ve correspondida por los novios ni el resto de los invitados, de los amigos que aún siguen en la fiesta hasta que el cuerpo aguante o al menos hasta que les echen del restaurante, porque el personal también necesita disfrutar de sus horas de descanso y de igual modo la fiesta podría seguir en otra parte.
Como llamarles la atención o recriminarles la falta de ésta no parece que vaya a surtir ningún efecto, optan por recurrir a una táctica un poco más sutil y que de algún modo implique a todos, evidencie de algún modo el deseo de todo el mundo con respecto a su futuro. Sí los amigos dan su beneplácito a su relación.
Los del grupo parroquial porque con este noviazgo se van a sentir un poco más unidos a los de Toledo, que no son sólo herederos de su carisma, sino además les van a quitar a uno de sus miembros, aunque éste no sea uno de los más destacados ni de los que tienen mejor personalidad, pero que al unirse a su grupo hará que ellos se sientan un poco más toledanos.
Los de Toledo tampoco es que se alegren ante la expectativa de verse abandonados por uno de sus miembros, sea o no de los más activos o significativos, pero sí encuentran en ello una evidencia más plausible de cómo el grupo crece, se expande, que aquello que empezó siendo un pequeño movimiento parroquial ya ha llegado más allá de los límites de la diócesis. Aunque más que un nuevo carisma, es tan solo una manera de unificar a los grupos parroquiales, de hacer vida en las parroquias con un sentido de Iglesia.
El hecho de que se formalice de algún modo la relación entre Ana y Manuel es una buena noticia para todos, porque es poner de manifiesto que dentro del carisma del grupo hay un sentido vocacional y en último caso, tanto los de un lado como los del otros se tienen que alegrar de que ellos sean felices y hasta cierto punto un referente, una evidencia de que existe esa unidad.
El lanzamiento del ramo
La cuestión es que, estuviera o no previsto con antelación, ya que es posible que la novia pudiera tener interés en conversar su ramo como recuerdo de éste día e incluso aprovecharlo para hacer una ofrenda florar como expresión de su fe y gratitud, de su compromiso y creencias. En esta ocasión entiende que tiene más valor lanzarlo.
Entre los presentes es lógico suponer que ya haya alguna pareja con planes de boda, otras con expectativas aun no concretadas e incluso quien tenga motivos para envidiar la suerte de los novios porque a ellos no les haya sonreído aún en su vida sentimental, por lo que conseguir ese ramo de novia es como confiar en que la suerte del cambie, por eso de que una boda da pie a otra boda
De manera que cuando no son besos entre los novios lo que reclama la gente, sino que la novia lance el ramo, ésta se muestra igual de colaboradora, aunque como nuestra pareja de narradores anda pendiente de su conversación y no de lo que ocurre en el salón no queda claro si el lanzamiento es por la espalda o hacia delante, si hay un montón de gente deseosa de hacerse con el ramo entre la novia y ello o se encuentra el camino despejado.
Origen
Tras el último verso 
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