¡Qué se besen!

Introducción

Domingo, 26 de octubre, 2003. (03:35)

Gente: (A coro) ¡Qué se besen! ¡Qué se besen!

Ana

Gente: (A coro) ¡Qué se besen! ¡Qué se besen!

Manuel

La gente pide un beso

Cuando parece que Ana y Manuel están a punto de retirarse, porque de los invitados ya se han marchado las personas mayores y los niños pequeños, tan solo quedan aquellos invitados que aun tienes energias para seguir hasta que el cuerpo aguante, porque lo mejor siempre está por llegar, ambos se olvidan de esos mismo y se preocupan por lo que sucede a su alrededor.

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Gente: (A coro) ¡Qué se besen! ¡Qué se besen!

No hemos contados los besos que a lo largo de la velada se han tenido que dar los novios por aclamación popular. hubieramos tenido que contarlos para ser conscientes de lo animado que ha estado el banquete y está siendo la celebración posterior. ¡Vamos que no les han dejado cenar ni bailar tranquilos!

¡Que se besen los padrinos, que se besen los padres de la novia, los padres del novio, …! Que se bese quien tenga algún rol importante y relevante en este evento con tal de que la gente se sienta animada y correspondida en estas peticiones en ocasiones intencionadamente inoportunas, porque no se permiten los besos en privado ni por iniciativa propia.

¡Vamos que después de seis horas los novios ya están un poco hartos de tanto beso, aunque les gusta agradar a sus invitados y no quieran defraudar a nadie! Lo cierto es que los besos se terminan dando por compromiso y no pasan de ser besos castos en la mejilla, porque hay que reservar besos para lo larga que espera ser su vida matrimonial.

Incluso es posible que alguna de las parejas, por imitación o por darse por aludidas, incluso porque alguno lo haya querido utilizar como excusa para tomarse esa libertas, se han contagiado del entusiasmo, según la mentalidad de cada cual, porque tampoco es cuestion de perder la moderación, que estamos de celebracion de una boda con una claro trasfondo.

Más besos

El caso es que todavía hay quien considera que es pronto para pensar en que ya se han dado suficientes besos o que se tiene que terminar la fiesta por el hecho de que los novios parezcan un poco más reacios a darse estas muestras de cariño en público, que mientras haya besos, diversión, la fiesta y la alegría pueden durar hasta el amanecer o hasta que les echen del local.

El caso es que Carlos parece un tanto cansado de acaparar tanto protagonismo y busca a quien pasarle el testigo, a ver si durante un rato los ereclamos de la gente se dirigen hacia cualqueir otra pareja de las allí presente, alguna que les rescate.

¿Quiénes no se han besado todavia?

Podemos presuponer que aquellos que con más intención e interés exigen que se besen los novios son quienes entienden que, por su parte, ya han cumplido; que lo que se les reclama es un poco de moderación, de contención, de mantener la compostura, pero que mantienen una buena relación de amistad con los novios y piden lo que querrían para ellos, aunque en su caso se reprimen.

Porque sí, son los amigos del novio y de la novia, aquellos que tienen un mayor espíritu festivo quienes se permiten no cohibirse a la hora de reclamar que se den otro beso, porque quizás el anterior ha sido con menos pasión y entusiasmo del esperado o porque ya va siendo hora de ser un poco más intensos.

Pedirles un beso a éstos o a aquellos puede suponer que se les ponga en un compromiso o generar una situación comprometida, que con más o menos alegria en el cuerpo tampoco es cuestión de excederse en determinadas cuestiones. Lo que la gente pide es un beso que signifique algo, que imparte.

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