Introducción
Domingo, 26 de octubre, 2003. (03:35)
Carlos: (Se acercó a nosotros y nos señaló con el dedo) ¡A éstos, a éstos!- Indicó.


Ana: ¿Qué?- Le pregunté un tanto contrariada.
La gente pide un beso
Si la gente pide un beso, no se les puede defraudar. el problema es que, como ya sabemos, los novios no están muy cooperativos en esta ocasión. Se entiende que le quieren pasar la tesitura a cualquier otra pareja dispuesta o no a manifestacion en público esa complicion y esa pasión que hay dentro de la pareja, aunque se comprenda que sea una pasión comemida y moderada.
¡La gente quiere un beso! Y no van a parar hasta que lo consigan o hasta que por agotamiento se terminan por dar por vencidos y desistan en sus petición. sin embargo, eso sería como dar por terminada la fiesta, la celebración y lo último que los novios quisieran para el día de su boda es que la gente se marchase con un mal recuerdo, dado que ellos iradían felicidad.

Se entiende que esta peticion del bedo procede de aquellos con quienes tienen una mayor complicidad y quieren sentirse partícipes y contagiados por la felicidad de los recién casados, que no es de aquellos que han acuduido a la boda por compromiso o se sintieran obligados por la parentesco. éstos son los que de un modo u otro esperan ver cómo evoluciona la vida matrimonial y en cierto modo se permiten éstas libertades con la extraña seguridad de que cuando celebren su boda los invitados serán considerados por ellos.


Cediendo el protagonismo
Además, como habíamos dicho que en esta celebración se supoe que son dos las parejas que rivalizan por acaparar todo el protagonismo, unos por su matrimonio y los otros por su presentación como pareja, Carlos encuentra en ello la excusa y ocasión para comprobar si la otra pareja resulta igual de acaparadora.
Se entiende que les ha estado observando a lo largo de las últimas horas y que esta pareja a lo largo de toda la velada ha pasado por una situacion un tanto estrambótica, pero que las aguas ya han vuelto de nuevo a su cauce y en las últimas horas han estado de lo más acaramelados, hasta cierto punto relajados porque lso demás se han olvidado de ellos.


Es momento de que se luzcan, de que hagan público, oficial y notorio eso de que ya son una pareja y no han acudido a la celebración a guardar las apariencias, porque lo que la gente espera de ellos son evidencias claras de ese romanticismo floreciente que hasta ahora ha pasado un tanto desapercibido porque, como ya sabemos, Manuel ha estado poco acertado con sus iniciativas y Ana un tanto fría y distante. pero ahora mismo están de lo más acaramelados.
¡Vaya unos novios!

Ana: Pero es que ya nos marchamos. – Argumenté como excusa.- Nosotros hasta ahora no hemos llegado a tanto. – Justifiqué.
Sabemos que Ana es una chica sería y formal, de buena familia, de principios y Carlos mejor que nadie, como su ex, sabe lo que esto implica, pero en esta ocasión se atreve y permite ser un poco más osado y atrevido. Se aprovecha de este conocimiento para ser el incitador. Como queriendo dar a entender que Ana necesita de un empujón para superar todos esos reparos.
Sabemos que aunque Manuel y Ana empezaron su relacion en abril, a lo largo de estos seis meses, la relación ha estado marcada por ese distanciamiento, por una falta de comunicacion inicial y en cierto modo por el hecho de que Manuel se ha sentido un poco superado por el desarrollo de los acontecimientos, mientras que a Ana le ha faltado sentirse un poco más correspondida.
El caso es que en las pocas ocasiones en que han tenido ocasion de verse, los besos han sido bastante castos y contados, calculados, nada impulsivos ni pasionales. La iniciativa siempre ha partido de Ana, provocando que Manuel se cohibiera y refrenase, porque Ana se hace respetar y Manuel pone demasiado en valor el peso de sus torpezas, de manera que todo aquello que no se da tampoco hay ocasión para rechazarlo.
La gente les está pidiendo un beso, en realidad da igual como sea, con tal de que se ponga de manifiesto el hecho de que ya son pareja, que enmiende de alguna manera lo sucedido con el ramo de la novia, porque en esta ocasión no hay duda de quién tiene que ser la receptora del beso, que Manuel no tiene que ir buscando a candidata entre las presentes.

A Manuel le toca ser ese chico que haga que los demás se queden a la altura del betún, por el que cualquier chica pueda llegar a sentir una envidia malsana hacia Ana porque no se puede tener más suerte en la vida después de haberlo cazado. Es la ocasión para que Manuel tenga una demostración de autoridad, que deje en nada esas primeras impresiones no muy favorables ni favorecedoras.
Es la ocasión para que Ana se pueda reafirmar en el hecho de que ni su intuición ni su corazón se han equivocado al escogerlo a él y que no tiene motivos para echar de menos su pasado ni esa supuesta vida maravillosa que cualquier otro le pudiera ofrecer. Éste y solo éste es el chico que de verdad la hace feliz y con quien se plantea tener un futuro en común.
Éste es el chico que antes ha defraudado las expectastivas e ilusiones que los demás habían puesto con el asunto del ramo, que se ha puesto en evidencia y en ridículo delante de todo el mundo. Sin embargo, Ana, en vez de salir espantada, como la primera defraudada, se ha quedado a su lado y mientras que los demás tal vez se lamentasen, Ana ha encontrado motivos para sentirse reafirmada.
¿Queréis un beso?
No diremos que no es una situacion que Ana no prefereriría evitarse, por comprometida y comprometedora, dado que en realidad ellso ya están pensando en marcharse a casa, pero se entiende que no les van a dejar una salida fácil, que antes de marcharse han de comportarse como todo el mundo espera y no quedar en mal lugar.
Unos inician su vida matrimonial, pero ellos siguen dando pasos en su relación de pareja y se sabe que Ana va bastante en serio, por lo que los amigos quieren demostrarle su apoyo y que Manuel se gane su puesto dentro del grupo, que no vale con tener como mérito el hecho de que Ana lo quiera o que sea un chico de Toledo, el puesto hay que ganárserlo por méritos propios y ello requiere un beso por casto que sea, lo importante es la intención, que fluya ese romantismo que despeje cualquie duda.
Gente: (A coro) ¡Qué se besen! ¡Qué se besen! ¡Con lengua, con lengua! ¡Qué se besen! ¡Qué se besen! – Gritaban todos al unísono

Origen

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