Introducción
Domingo, 26 de octubre de 2003. (13:00)

Cuando nos decidimos a salir, nos encontramos con que nadie nos taponaba la salida, aunque tampoco éramos los últimos en irnos, aún quedaba gente con más ganas de rezar que nosotros.

Dado que no sabíamos nada de su padre y tampoco era oportuno que nos fuéramos sin más, porque se suponía que éste pasaría el día con nosotros, nos quedamos en la puerta a esperarle.
¿Y el padre de Ana?
Sabemos que el padre de Ana ha salido de la iglesia antes que ellos, que se han quedado rezando y han preferido evitar las aglomeraciones que se suelen formar en la puerta. Sin embargo, el padre ha sido de los que no ha querido esperar y se ha tomado de manera literal eso de «podéis ir en paz», hasta el punto de que no ha esperado a nadie.
Como sabemos que desde la entrada de la iglesia se observa el portal del bloque donde vive Ana, tienen la situación controlada, aunque en un primer momento no haya la menor pista del paradero del padre y después de lo que ellos han tardado en salir de la iglesia, cabría deducir que el padre ha tenido tiempo más que suficiente como para regresar al piso y esperarlos allí.
Sin embargo, Ana conoce a su padre y prefiere no moverse de la puerta, ante la certeza de que sean ellos quienes se pierdan, porque aunque su padre no se encuentre a la vista, los tiene localizados. Digamos que el uno conoce las costumbres del otro y es Manuel el único que se encuentra un tanto perdido y contrariado por la situación. En esta ocasión es Ana quien decide por los dos.


Al menos esta mañana no llueve y Ana tampoco le ha pedido que vaya en busca del coche, ya que en principio no hay previsto que vayan a ninguna parte, aparte de que, dado que se encuentran solos, si lloviera, Ana no podría recurrir a la gentileza de ningún amigo para protegerse con un paraguas. De todos modos, esta vez va vestida de manera menos formal. Lo del vestido fue tan solo para asistir como invitada a la boda.
Temores y certezas de padre
Durante la espera, Ana intenta justificar la actitud y el comportamiento de su padre durante el despertar de aquella mañana, acentuando ese papel de padre protector, velando por la moralidad y el bienestar de todos, frente a los lógicos temores de que hubiera un chico, un extraño, en la casa, cuya presencia generaba cierta inquietud con respecto a la integridad de Ana, así como el hecho de que a ésta se le hubieran cruzado los cables y olvidara la buena educación recibida.

Es decir, que frente a esa actitud protectora de primera hora, ahora afrontan la plena confianza del padre con respecto a su comportamiento y actitud, que no van a ponerse en evidencia ante el hecho de encontrarse en un lugar público y a la vista de todo el mundo. En tal caso y circunstancia, tan solo se permite que hagan gala de su complicidad y de ese enamoramiento comedido.
Manuel está a prueba y sumando méritos para que la invitación y hospitalidad que le han dado este fin de semana sienta las bases de futuras, próximas y seguras visitas por su parte, mientras la relación se encamine en la buena dirección, porque Ana espera que Manuel regrese pronto, sin obviar el hecho de que aún queda pendiente aclarar el interés por la oferta de trabajo que le han hecho y, en consecuencia, que se mude a la ciudad.
Ana tiene novio
La sensación e impresión de Manuel durante esta espera, por el hecho de haberse quedado en la puerta de la iglesia, a la vista de todo el mundo, es que Ana pretende aprovechar la ocasión para hacer pública su relación, para que toda la gente del barrio sea consciente de la novedad que se ha producido en su vida. Ana ha iniciado una relación con un chico de Toledo.

Ana quiere presumir de novio delante de todo el mundo, dejar claro que ella no tiene nada que esconder ni que ocultar en ese sentido. Manuel puede tener la autoestima como quiera, o como quiera considerar, pero ella no se cohibe a la hora de que los vean juntos, que no se avergüenza ni se asusta ante ello. Es más, parece decidida a que se empiece a ver como algo normal y habitual.
Se puede incluso entender que con esta exhibición pública de su relación pretende que a Manuel se le despejen todas las dudas y temores al respecto. No es que Manuel tenga que conocer esas facetas de la vida privada de Ana que aún desconoce, es que Ana le quiere dejar claro que él ya forma parte de esa «privacidad» y son los demás quienes se han de mentalizar de ello.
Tampoco es que pretenda exhibirlo como si fuera un trofeo, para desgracia de aquellos que aspiraban a ocupar este lugar en su vida y se quedan con un palmo de narices, ni siquiera para que aquellas chicas que tengan algún mínimo interés por Manuel tomen conciencia de que ésta ya está con ella. Se trata de que, si durante la celebración de la boda de Carlos, sus amigos ya tuvieron la confirmación de su noviazgo, no quede como algo demasiado reservado.


La gente del barrio se tiene que empezar a acostumbrar a ver a Manuel por allí sin considerarlo un chico con malas intenciones no confundirlo con un turista que se haya despistado, dado que es fácil comprender que esta ciudad generará interés cultural capaz de rivalizar y competir con la fama que tiene Toledo al respecto.frecuenci
Este chico es el novio de Ana y a partir de ahora se espera que sus visitas sean mucho más frecuentes y habituales. Aparte que, si éste se piensa en serio lo de la oferta de trabajo en la gestoria y se muda a la ciudad, tal vez incluso Ana se canse de que se acerque por allí con excesiva asiduidad.

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