Introducción
Domingo, 26 de octubre de 2003. (13:10)

Pasados unos diez minutos de espera en las escaleras de la iglesia, porque no llovía, vimos aparecer a mi padre, quien no necesitó darnos muchas explicaciones sobre su desaparición…

Su padre se presentó allí al cabo de un rato. La espera no se hizo demasiado larga. El hecho de que llevase el periódico bajo el brazo era suficiente para deducir dónde había estado y la tranquilidad con la que Ana se había tomado su ausencia me dio a pensar que se trataba de algo habitual.
Con el periódico bajo el brazo.
Sabemos y nos consta que el padre de Ana es un hombre de negocios, serio y formal, de buenos principios, a quien en buena lógica le cuadra el hecho de ser un hombre a quien le guste estar al tanto de la actualidad, de los que en 2003 aún tenían el gusto y la costumbre de leer la prensa del día para estar al tanto de los acontecimientos internacionales, nacionales e incluso locales.

Con esta premisa es comprensible entender que, tras su salida de misa, ante la evidencia de que no se pudo acercar antes por el kiosco de prensa para hacerse con el correspondiente periódico, ha aprovechado para ir después, dando tiempo a nuestro par de tortolitos para que tuvieran tiempo y ocasión de rezar.
El tiempo de rezar parece que nunca se acaba, pero el encargado del kiosco tiene un horario de apertura y cierre, aparte de un limitado número de ejemplares de los diferentes periódicos del día, aunque cupiera pensar que al padre de Ana, por ser un habitual, se lo reserve, pero no le va a estar esperando todo el día.
Es el inconveniente de no querer perder las buenas costumbres del domingo, pero por otro lado tampoco desatender lo que cualquier padre responsable entiende que es su responsabilidad cuando hay un chico extraño durmiendo en casa, más cuando éste se ha quedado a dormir con el argumento de que es el novio de una de sus hijas.
Noticias publicadas el 26 de octubre de 2003.

- LA OBRA DE PICASSO EN MÁLAGA. – La exposición permanente se cambiará en un año y la temporal, el 29 de febrero.
- Los sondeos a pie de urna adelantan el resultado de las autonómicas madrileñas.
- EL ‘PLAN IBARRETXE’ . Malestar en IU por la comparecencia de Madrazo junto a los nacionalistas.
- Sanidad reducirá el precio de más de 2.000 medicamentos a partir de enero.
- Los extranjeros echan raíces. Los no residentes adquirieron el 30% de las viviendas vendidas en la costa.
- El Gobierno pone a prueba a los ‘núcleos duros’. La ley de transparencia genera confusión entre las empresas, que deben revisar sus pactos de accionistas.
No es noticia.
Para tranquilidad de Ana y Manuel, lo que el padre no encontrará entre las noticias publicadas en el periódico, dado que tampoco es un acontecimiento ni una noticia que tenga interés para el público en general, son los acontecimientos de la noche anterior, todo lo sucedido durante la celebración de la boda de Carlos.
Tampoco es que se hayan de avergonzar de nada ni que como tal tengan nada que esconder. Sin embargo, se trata de cuestiones privadas que tan solo les afectan a ellos y que en principio no tendrán mayores consecuencias. Aparte de que tampoco hay razón para preocupar al padre, cuando no hay necesidad para ello.


El padre ya tiene claro que son pareja y prefiere pensar que son dos jóvenes con algo más que dos dedos de frente en cuanto a la relación que ha de haber entre ellos y dónde se han de fijar los límites de lo permisible, que ya son mayorcitos como para comportarse como adolescentes a los que se les haya de llamar la atención por todo.
Además, no nos vamos a engañar, el padre también ha sido joven y es comprensible pensar que hay cuestiones de esa época de su vida de las que no quiera presumir delante de su hija ni del novio de ésta por no dar ideas ni incentivarles a nada que él, como padre, no vería con muy buenos ojos, porque espera y confía en que Ana sabrá ser comedida.

La noticia del beso
De todo lo sucedido durante la velada, lo que al padre le puede causar un cierto shock, inquietar de manera particular, es el hecho de que, por incitación de los demás asistentes al banquete, por presiones de sus amigos más cercanos, ya se han dado su primer beso en condiciones y dejado a todo el mundo con la boca abierta por la impresión.
Pero no es cuestión de ir contando intimidades de su relación de pareja, más cuando el objeto de este fin de semana es que Manuel mejore las primeras impresiones que los padres de Ana se han creado de él, para que queden atrás las dudas, los recelos y las suspicacias hacia este chico no tan perfecto como a ellos les gustaría.

No parece que sea muy favorecedor en este caso insinuar que, en cuanto Ana ha bajado mínimamente la guardia, Manuel se ha aprovechado de la situación y se ha tomado más confianzas y libertades de las debidas. Este chico serio y formal, con fama de patoso, no se beneficia en nada por el hecho de ganarse esta mala fama de «Don Juan».
Aparte de que le pueden llegar a considerar una mala influencia y pensar que Ana está pecando de ingenua por haberse interesado por un chico que no le conviene tanto como ella asegura.

No está Ana en situación de dejarse engatusar por el primero que le haga mimitos y corresponda a sus bajas pasiones por impulso. Ella es una chica seria, formal, que se debe a su trabajo, a su familia y sobre todo, a ella misma. Sin olvidar que tiene problemas de salud lo bastante serios como para no andarse con tonterías con los chicos.
Que Ana ande por ahí besuqueándose no es algo que a sus padres les convenga saber por la prensa y, si cabe, tampoco porque sea ella quien lo confiese, sobre todo si el objetivo es que se acorten las distancias, tener la oportunidad de verse más con Manuel sin tener que dar muchas explicaciones. Podría encontrarse con que esta permisividad y hospitalidad hacia él tiene los segundos contados.

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