Introducción
Domingo, 26 de octubre de 2003. (13:15)

Nos fuimos a comer a uno de los restaurantes del barrio, lo que para mi padre y para mí era como comer en casa, pero con la diferencia de que después no habría que recoger la mesa ni fregar los platos.

Dado que aquel era su barrio y la decisión de no comer en casa había partido de ellos, fueron quienes escogieron. Me llevaron a un sitio donde nos atendieran bien y estuviéramos cómodos, con la intención de que aquello se entendiera como una comida familiar y no un asunto de negocios.
Los domingos no se cocina.
No queda claro si el hecho de comer fuera de casa se debe a que sea domingo, a la presencia de Manuel o a la ausencia de la madre. La cuestión es que para Ana son ventajas porque se evitan muchas complicaciones y tareas posteriores. No se pierde tiempo en la cocina ni antes ni después. Ni hay que cocinar ni hay que fregar nada después. Lo único que se resiente es la economía familiar, pero es el padre quien invita, quien paga.
Lo que queda claro, en todo caso, es que la figura de la madre es relevante en esta familia; Victoria es una pieza fundamental en esta familia. que a pesar de que esa mañana el padre no ha tenido reparo en agarrar la escoba para barrer el pasillo y barrer el rastro de pétalos, en cuestiones domésticas no parece mostrarse demasiado implicado. Lo suyo con los negocios.

La alternativa quizá hubiera sido que ya hubiera comida preparada o, en último caso, que fuese Ana quien pusiera a prueba sus habilidades culinarias, porque esperar o pretender un detalle así por parte de Manuel parece descartado. Sería darle demasiadas confianzas y hacer que se sintiera demasiado integrado en la familia. Aparte de que se le pondría en una complicada tesitura.
El padre opta por la solución menos comprometida, como buen hombre de negocios, aunque en este caso su intención sea más ejercer como padre o futuro suegro, para quedar bien ante Manuel y ganarse su confianza, que no se sienta como cuando estuvo allí en julio, que casi le echaron de la casa a patadas por la ocurrencia e improvisación de Ana de invitarlo a quedarse una noche. Esta vez ha sido todo el fin de semana y con el consentimiento previo de los padres.

La comida sin lujos
Si lo de esperar un arranque de generosidad para una próxima visita de Manuel, en la que éste tenga el detalle de invitarlos a una mariscada, es decir, que intente ganárselos por el estómago y demostrando una desmedida capacidad económica para esta comida, éste tampoco puede esperar que ahora el padre de Ana vaya a mostrarse demasiado generoso.

La comida de este domingo es en uno de los restaurantes del barrio, que no va a ser como una comida casera, pero casi. Es como si quisieran darle a entender que ellos tampoco son una familia que, por el hecho de tener una gestoría, ande sobrada de medios; desmintiendo un poco la idea de que Ana sea una chica rica o disfrute de una vida de cuento.
Ana, por tener, tiene estudios universitarios, coche propio y se puede argumentar que lleva una vida sin apreturas. Sin embargo, como ya sabemos, es una chica trabajadora, implicada en el negocio familiar, de tal manera que esa vida de caprichos viene respaldada por el esfuerzo y el trabajo de sus padres primero, pero también por el suyo propio.
Ni Ana ni sus padres son gente que se avergüence por el hecho de que los vea comer en los restaurantes del barrio. Se entiende que no miran a nadie por encima del hombro y saben valorar lo que tienen. Interpretamos que la relación que tienen con la parroquia se traslada al resto del barrio, de la ciudad. Son gente trabajadora.


En cierto modo, se puede argumentar que no ven como algo negativo o peyorativo el hecho de descubrir que Manuel ayuda en el mantenimiento del chalé de sus padres cuando las circunstancias lo requieren. A Ana le gusta esa naturalidad y lo considera algo positivo, que Manuel no sea un chico que se dé aires de grandeza ni pretenda aparentar lo que no es.
Lo que se busca con esta invitación a comer es que Manuel se convenza de que no hay como tal un abismo insalvable entre ellos dos, no hay razones objetivas para pensar que no vayan a entenderse, a encajar el uno en la vida del otro, a encontrar puntos en común y afinidad entre las dos familias, ante el hecho de que su relación se siga afianzando con el tiempo.
¿Cuándo se conocerán las familias?
Puede decirse que, frente a los lógicos y comprensibles temores de Manuel, el padre de Ana se muestra como un hombre cercano, afable, dispuesto a darle una oportunidad, dando a entender que en realidad no es tan inviable el hecho de que éste se integre en la familia, al igual que Ana se habrá de relacionar con la de Manuel en igualdad de condiciones.
Hasta ahora puede decirse que Ana ha evitado conocer a los padres de Manuel, aunque por su relación con el grupo haya tenido ocasión de relacionarse con alguno de sus hermanos, pero sin el condicionante de ser la novia, no como tal buscar un mayor acercamiento en ese sentido. Es más, debido a cómo han sido los comienzos de esta relación y la personalidad de cada uno, es más plausible pensar que ha habido un distanciamiento intencionado.
De manera que con esta comida es como si el padre de Ana quisiera sentar las bases de ese primer encuentro entre las dos familias de una manera un poco más formal; da igual si es en esta ciudad o en una cita que se organice en Toledo, que para una comida tampoco hay necesidad de ser demasiado ambiciosos ni rebuscados. Cualquier restaurante del barrio es aceptable.


Detalle importante
En realidad, al comienzo de la novela, Ana llega a insinuar que Manuel no es un completo desconocido para ella. «Era el de siempre«. Sin que en ningún momento se llegue a aclarar del todo cuándo o desde cuándo se conocen, por lo que no resultaría descabellado ni como tal descaudraría el argumento de la novela el hecho de pensar que las dos familias hubieran llegado a coincidir en el pasado.
Esto queda como un detalle, un comienzo abierto y con muchas posibilidades. Aunque la idea original al plantearlo así era evidenciar el hecho de que Ana ha tenido una evolución, una madurez personal con el paso de los años, en contraste con ese supuesto estancamiento de Manuel, como un chico que tampoco se ha movido tanto de su entorno, de Toledo.
Sea como fuere, el caso es que Ana se muestra un tanto reservada a la hora de hablar de ciertas cuestiones y no únicamente en lo referente a sus problemas de salud o al hecho de que ya haya descubierto la misteriosa identidad de su anónimo amigo del chat de citas. Es una chica que disfruta ante la ingenuidad de su novio ante cuestiones que para ella son tan evidentes.

Debe estar conectado para enviar un comentario.