Mi Primer Viaje en el School bus

Etiqueta: Esperando a mi Daddy

Wednesday, September, 6, 1995 07:00 AM

Mi Primer Viaje en el School bus: Un Nuevo Comienzo

Sola Hacia lo Desconocido: El Camino a la Parada

Es la primera vez que cojo el autobús escolar. Salgo con el tiempo justo para llegar a la parada en el cruce de Fulton Street & Fulton Spring Rd. El camino es cuesta arriba, lo que parece acentuar que ya no soy alumna del St. Francis. Es un nuevo comienzo que no he pedido.

Ana dice que dejarme ir sola es un «voto de confianza y de madurez». La verdad es otra. Lo sé porque me lo explicó: si me he quedado en el St. Clare’s es porque se supone que necesito más control que en Matignon High, porque no se fían de mí tanto como deberían. Esta «libertad» no es un regalo, es una prueba, una carga que temo no poder llevar. Soy la única chica del St. Clare’s que va al MHS, la única que se levanta mientras las demás duermen, la única que camina sola hacia una parada llena de gente que no conozco.

La Espera: Un Fantasma Entre Extraños

Mientras espero, rodeada de extraños que seguro son del barrio, pienso en las demás chicas del St. Clare’s, todavía en sus camas. Yo aquí, de pie, esperando un autobús amarillo que me llevará a un sitio donde no soy nadie.

Tengo mi propia habitación en St. Clare’s, un privilegio si lo comparas con las otras catorce chicas apretadas en cinco dormitorios. Pero es un «privilegio con trampa», como me recuerda Ana. En cuanto los administradores se cansen de mí, me mandarán a Matignon sin pensarlo dos veces. Así que tengo que ser una «buena chica», no por ellos, sino por mí. Para no defraudar la única confianza que importa: la de quedarme aquí. Prefiero mil veces cargar con esta mochila hasta el MHS que con las maletas a cualquier otro sitio.

El Viaje: Aislada en Movimiento

El autobús llega y me subo. El ruido es un murmullo constante de voces y risas que no son para mí. Evito mirar a nadie. Me siento en un asiento junto a la ventana y finjo que el paisaje es lo más interesante del mundo.

Cuando por fin llegamos al high school, el sentimiento se vuelve aún más agudo. Veo a mis compañeros del autobús saludándose, formando sus grupos antes de bajar. Se conocen de toda la vida. Yo no. Nadie ha parecido percatarse de mi presencia, aunque tampoco he pretendido hacerme notar. La sensación es asfixiante. En medio del caos y la energía del primer día, soy completamente invisible. Como dijo Ana que pasaría, «…mientras que yo he bajado, cruzado el patio, recorrido el pasillo y llegado hasta la clase como si fuera un fantasma

La Llegada: El Comienzo de la Soledad

Al entrar en el edificio, me siento como una novata total. Los de 12º grado me acobardan desde la distancia. Son enormes, se mueven como si el mundo les perteneciera. Yo apenas me atrevo a levantar la vista del suelo.

Este viaje ha sido más que un simple trayecto. Ha sido la confirmación de mi nueva realidad: más libertad, sí, pero también una soledad más profunda. Y tengo que aguantarlo todo. La clase de Spanish, la indiferencia, las miradas. Lo hago por una sola razón. En cuanto las clases terminen, volveré corriendo al St. Clare’s. Entraré por la puerta y preguntaré si hay alguna novedad sobre Daddy. Supongo que no hace falta que sea muy lista para intuir la respuesta, pero quizá hoy cambie mi suerte. Tengo que creerlo. Él vendrá a buscarme, y tiene que encontrarme aquí. No me moveré. Por él, soy capaz de aguantarlo todo.

Jessica// Gemini

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