Por lo escrito en la novela sobre las vacaciones de Navidad de 1995 no parece que a mí, como escritor, o en lo personal, me caracterice mucho eso del espíritu navideño. Quizá se evidencia demasiado el hecho de que cuando escribí y planteé ese día me centré en cuestiones mucho más frías, Puede que me haya faltado un poco eso de investigar un poco más sobre la celebración de la Navidad en Boston o en Medford, que incluso, aunque ello hubiera estado un tanto fuera de lugar, aprovechado mis propias vivencias y recuerdos al respecto. ¡Es Navidad! Lo que al final se consigue es dejar patente la soledad en que la vive Jessica. Lo que en algunos momentos hasta puede resultar positiva, porque es una manera de aislarse de lo que ocurre en su entorno, de justificar que no se haga una mayor mención a cuanto sucede en su entorno. Pero, por otro lado, demuestra una cierta pobreza y creatividad por mi parte.
En mi favor puedo argumentar que hay novela como para que haya otras navidades, si cabe un poco más entretenidas, divertidas, porque es en la Navidad de 1999, en su primer año de universidad, cuando se encuentra con quien será su mejor amigo, con Bowie con quien tendrá alguna que otra anécdota graciosa que contar.
En 1995 aún se puede permitir pasarse las vacaciones, si no mirándose el ombligo, al menos mirando por la ventana. Pero en cuanto tenga edad para trabajar y dado que tiene ideas un poco locas y sobre todo ambiciosos de cara al futuro y el dinero no crece en los árboles, al menos y no he tenido la feliz ocurrencia de que plante uno de esos en el jardín del internado, las vacaciones van a suponer disponer de tiempo para trabajar, para ser un poco más responsable y consecuente con sus sueños. No será explotación infantil ni adolescente, más bien una manera de que se sienta acompañada y no se aisle del mundo cuando todo su entorno está de fiesta.

Por supuesto, una vez que llegue a la universidad, eso del trabajo va a estar a la orden del día, Con descanso los fines de semana y festivos, según el horario. Lo cual no impedirá que disfrute de unas Navidades un poco a su manera. La vida universitaria no es barata y Jessica no puede presumir de expediente académico. Por lo cual, habrá de asumir las consecuencias de sus decisiones, lo que no siempre le saldrá tan bien como a ella le gustaría.
También disfrutará de alguna que otra Navidad con Daddy, en Toledo. Donde quede un poco más en evidencia cómo son las navidades en España, en familia, frente a la soledad del internado o de la vida universitaria durante las vacaciones. Al igual que será una ocasión para reencontrarse con sus amigos de la universidad, porque éstos aprovecharán para viajar y confirmar si ha hecho realidad su mayor anhelo.
Ya he hecho mención en el blog de que por ahí andan un par de gemelas del internado, a partir de 1998, que terminan acogidas por Jessica y Daddy. Con quienes también compartirán alguna que otra Navidad y tendrán ocasión de compartir intercambio de parecer y de opinión. Gemelas que de algún modo se verán obligadas a seguir un sueño que no es el suyo. Pero que frente al dilema que se le planteaba a Jessica a su edad, optan por lo que parece la mejor alternativa. Mejor la vida en Toledo, que seguir de internado en internado a la espera de tener edad para vivir por su cuenta

Tan solo queda desear a todos una Feliz Navidad y Prospero año nuevo

Debe estar conectado para enviar un comentario.