Lista de lo visitado hasta ahora: (ver lista en pagina aparte)
Introducción
Desde la iglesia de San Bartolomé, vamos por la calle de Santa Úrsula, aunque convendría que nos orientásemos bien, no vaya a ser que nos perdamos ¿Calle Santa Úrsula o calle Cristo de la Parra? ¿Dónde empieza una y dónde termina la otra?
Esta bocacalle es la de la travesía de Santa Isabel, de manera que se puede entender como el límite entre ambas calles

En cualquier caso, seguimos nuestro avance, con cuidado de los coches que puedan venir

Avanzado nuestro caminar nos encontramos con la plaza del Juego de pelota de la que ya hice mención en la entrada (Torre a la vista) en nuestro recorrido para llegar a la iglesia de San Bartolomé desde la puerta de la iglesia de San Torcuato. En esta plaza ya hace tiempo que no se juega a la pelota
En este cruce de calles, por a la derecha está la plaza de la Pelota y a la izquierda la calle de San Marcos
Calle de San Marcos
Hoy no guarda relación el nombre de la calle con una iglesia mozárabe que fue erigida en el año 634, se la cita por vez primera en el año 1193 con “un adarve estrecho que era calle” y se supone es el callejón de su mismo nombre, esta iglesia mozárabe, cuyo templo se hallaba en el citado callejón, en su casa número 1, por ruina del edificio se trasladó al de San Bartolomé en 1778. Finalmente, en 1973 recibió el regalo de los Trinitarios calzados dando así su definitivo traslado al amplio edificio de la iglesia mozárabe de Santa Eulalia. (Fuente: Historia de las Calles de Toledo)
Patios de Toledo
Inextricable topografía (callejones y plazuelas)
…….Esas calles que hoy veis angostas e intransitables, formadas por altas paredes que van a desplomarse sobre el transeúnte. calles donde sorprende encontrar un ser vivo, tristes y silenciosas, llenas de miedo por las noches y aterradas siempre con la sombra del Marqués de Villena, eran entonces de agradable aspecto y sumamente pintorescas. Las sombreaban y daban frescura los toldos tendidos de uno a otro lado, las cortinas que prendidas en todos los ajimeces, colgaban formando con su variedad de colores una risueña vista…..
(Benito Pérez Galdós. Las generaciones artísticas de la ciudad de Toledo. Capitulo 6)
Pasada la bocacalle de San Marcos lo primero que nos encontramos es el Palacio de Santa Úrsula
Palacio Santa Úrsula
El palacio de Santa Úrsula en la actualidad es un hotel, pero se nos permite echar una rápida miradita a las zonas públicas. Este palacio/hotel se encuentra en la Calle Santa Úrsula.







Separados por la ciudad, por la calle Ciudad
Si seguimos por la calle Santa Úrsula, una vez superada la bocacalle de la Calle Ciudad, nos topamos por los muros del convento de Santa Úrsula.

Agustinas Ermitañas, Convento de Santa Úrsula
Santa Úrsula pone punto y final a más de siete siglos de historia
Las Agustinas cierran el convento por falta de vocaciones, lo que hace inviable mantener el espacio conocido por el retablo de ‘La Visitación’ de Alonso de Berruguete, entre otras obras
jueves, 29 de octubre de 2015
En la actualidad: El convento no se puede visitar, pero la iglesia recientemente restaurada está abierta al publico
Suena lejano el timbre. La chicharra eléctrica está lejos de donde he pulsado el redondo llamador y me imagino que debo esperar con paciencia. Quien venga abrirme tardará un poco en llegar, el edificio que vengo a visitar es inmenso. Miro mientras tanto a mi alrededor, el zaguán del Convento de Santa Úrsula tiene varias puertas, al fondo, a través del enrejado de una de ellas se ve el bellísimo patio de la antigua Residencia Santa Rita. Se oye el susurro de unos pasos tras el portoncillo de acceso a la clausura, junto al torno. La puerta se abre y la madre abadesa sale a recibirme. Sabe de mi interés por volver a ver el artesonado oculto sobre la bóveda de la iglesia. Hablamos hace días por teléfono …, ven a verlo, nosotras ya nos vamos del edificio, … aunque quizás de ahora en adelante sea más fácil poder visitar todo el edificio. Una vez dentro me deja solo, tú ya sabes el camino, me dice. Sorprendido por tan singular regalo no pierdo ni un minuto, camino a mis anchas por el antiguo palacio medieval, cruzo patios, pasillos, claustro, subo al sobrecoro escaleras arriba y tras un sin fin de escaleras alcanzo una sala alta con ventanas de celosía, las vistas son espectaculares. En un rincón un portillo me habilita el paso a los camaranchones del bajo cubierta, allí dentro, tras escurrirme a gatas por una antigua lucerna de medio punto, accedo al artesonado escondido sobre la bóveda barroca de la iglesia.
Consorcio de Toledo
El convento de Santa Úrsula tuvo su origen en un beaterio acogido a la regla de San Agustín, que se fundó en 1259, según testimonio del Padre Román de la Higuera.
Las sucesivas donaciones, a lo largo de los años, pueden explicar que el Convento haya cobrado la estructura que hoy se contempla, con numerosas dependencias, articuladas en torno a dos patios, que deben coincidir con las antiguas viviendas cedidas.
Los orígenes de la construcción de la iglesia son inciertos; se cree que antes de que se construyera, en 1360, la iglesia actualmente conservada, ya existía una anterior para uso del beaterio.
El Convento de Santa Úrsula, de las Madres Agustinas, se fundó en el siglo XIV y fue construido sobre dos antiguas viviendas cuyas trazas han llegado hasta nosotros en la actual distribución del conjunto: alrededor de dos claustros correspondientes a los antiguos patios de dichas casas. La Iglesia, muy remodelada en el siglo XVI, conserva de la construcción original el taujel de madera de la sacristía. De las ampliaciones, destaca la Capilla de San Nicolás de Tolentino, donde se situó el Retablo de la Visitación, una obra realizada por Alonso de Berruguete en 1535. Es de destacar, en el exterior, el ábside mudéjar de ladrillo y ventanas con arcos polilobulares que presentan en su interior otros de herradura.

El retablo de ‘La Visitación’ de Alonso de Berruguete realizado en 1535. Un retablo formado por tres cuerpos, en el superior se encuentra el Calvario; en la parte central una escena de la Visitación, junto a San Cristóbal y a San Antonio; y el inferior, la Virgen, acompañada por San Juan Bautista y San Sebastián.





Descripción
De la época medieval se conserva el ábside mudéjar, el cual se aparta del modelo toledano por estar construido en mampostería encintada, en lugar de con las consabidas arquerías de ladrillo; en la parte alta se abren tres ventanas que mantienen la tradicional combinación de arco de herradura apuntado, cobijado por otro lobulado.
Posteriormente, en los espacios intermedios se han incorporado dos escudos que corresponden a don Antonio de Ulloa y su esposa, doña Inés de Bazán, quienes entre 1603 y 1625 costearon la remodelación de la capilla mayor para su enterramiento. Este ábside perteneció a una iglesia de una sola nave.
A esta nave se añadieron dos cuerpos laterales, con la misma fábrica de mampostería encintada, que repiten el esquema de las fachadas del crucero de Santiago del Arrabal
Remate en piñón recto escalonado y motivo de rosetón entre arquillos, todo con decoración de lóbulos.
A la derecha del ábside se encuentra una sala llamada «coro viejo», que permanece todavía aislada de la iglesia por el primitivo muro exterior de la nave; conserva restos de una techumbre de madera, con un friso alrededor, bajo el que aparecen fragmentos de una inscripción en caracteres góticos.
El testero de la izquierda corresponde a un espacio irregular que ha sido incorporado a la iglesia como nave de la epístola, pero que en su origen tal vez fuera un atrio; parte del cual se aprovechó en el siglo XVI para edificar una capilla, quedando el resto como nave lateral.
En el muro que delimita el atrio, aunque modificada en gran parte, se conserva la primitiva puerta de entrada -que sirve ahora de acceso directo a la iglesia, al transformar el atrio en nave de la epístola-.
Queda todavía el cuerpo alto de la antigua fachada de ladrillo
Un friso de arcos lobulados entrelazados, con un círculo o nudo sobre las claves, que se prolonga para formar el alfiz; este motivo es característico de obras de época taifa y, aunque faltan ejemplos en Toledo de ese período, su uso resulta indudable como modelo de algunas decoraciones mudéjares; así los frisos de la torre de Santa Leocadia y de una de las fachadas del Ayuntamiento de Toledo.
En las dependencias utilizadas como convento, varias reformas han alterado la primitiva disposición derivada del agrupamiento de varios núcleos de vivienda.
En 1623, Pedro Sánchez, carpintero, y Antonio Mexía, albañil, se encargan de remodelar el «claustro grande», dos de cuyos lienzos habían de ser derribados y rehechos de nuevo; claustro que fue casi eliminado al incorporar la mayor parte del espacio a la iglesia, para coro de las monjas, mediante una obra realizada en 1758 por José Sierra, entonces arquitecto de la catedral.
Con el cierre de este convento Toledo pierde parte de su patrimonio cultural y espiritual. En febrero cerraba Santa Clara y sus religiosas se marchaban a Santa Isabel, ahora cierra Santa Úrsula y sus moradoras se trasladarán a Las Gaitanas y a Talavera de la Reina, mientras que en la provincia, en Escalona, las Concepcionistas se marchaban del municipios el pasado mes de agosto dejando atrás más de cinco siglos de historia.
La tribuna de Toledo 29 de octubre 2015
Visto bueno a la división horizontal de Santa Úrsula
En una de las partes se incluye la iglesia, la sacristía y los coros bajo y viejo y, en otra, el resto de las dependencias conventuales. En ningún caso se autoriza el cambio de usos. Si se quieren cambiar, habrá que presentar un Plan Especial
La diferencia entre una segregación y una división horizontal es significativa. La segregación supone inscribir en el registro y en el catastro como elementos inmobiliarios independientes partes que antes formaban una unidad, mientras que la división horizontal es el régimen por el que se rige un único edificio que cuenta con varias unidades inmobiliarias que además comparten zonas en común. De hecho, la resolución de la Comisión Especial del Casco histórico «no autoriza la división física de los espacios citados»
La Tribuna de Toledo, 31 de marzo de 2019
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