Evolución de los personajes

Blog- Esperando a mi Daddy

Introducción

Ahora que ya he reflexionado por segunda vez sobre la primera parte de la novela, es momento de echar un poco la vista atrás, de hacer un análisis un poco más profundo de la novela, de los personajes o, como en ocasiones suelo hacer, que, mirando aquí y allá me he tomado con algún artículo que me ha llamado la atención y que puedo aplicar para cerciorarme de, si lo escrito, tiene algún valor en sí mismo o no son más que una mezcla de ideas para pasar el tiempo y rellenar varias decenas de páginas y en el caso de «Silencio en tus labios«, además, por duplicado. De hecho, en mis inicios como autor de la novela, todo ello se plasmaba en folios blanco, en hojas de cuadernos. Dado que inicialmente los escribía a mano, de mi puño y letra; con tachones, rectificaciones y todo lo que conllevaba hacer esa mejoras en esas condiciones. Hasta que, en determinado momento, encontré tiempo para recoger todo eso en el ordenador y contar con la herramienta de corrector de texto para conseguir una mejor calidad en la redacción.

Atención pregunta

1. ¿Qué tienen que superar los personajes?

Cara de felicidad

Los personajes principales de esta parte de la novela son Ana y Manuel y sobre éstos pretendo responder a esta cuestión. Cuando se amplíe el número de narradores, cada cual habrá de resolver sus propios conflictos internos, aparte de los compartidos con los demás.

Tanto Ana como Manuel, cada uno por su lado y los dos por juntos, tienen un objetivo, una meta que alcanzar. Tienen un reto, un conflicto al que enfrentarse y que se supone que, con más o menos acierto, lograr alcanzar al finalizar este primer libro de la novela, esta primera parte, que yo suelo considerar de conquista, de conocerse, de afianzar su relación de pareja o que ésta se quede por el camino para que no haya historia, novela ni nada que se le parezca.

Si no hay conflicto, relación ni futuro entre ellos, tampoco presente y puede que tampoco pasado. No tendría sentido que la historia, que mi imaginación como novelista me haya impulsado rellenar cientos de páginas, ni tan siquiera que le haya dedicado unas primeras líneas a esta novela. Esto es, que si el personaje de Ana no hubiera querido saber nada de las insinuaciones de Manuel, el comienzo hubiera sido un punto y final.

Lo bonito de esta novela es que incluso cuando se llega al final de esta primera parte uno se da cuenta de que hay un punto y seguido. Se genera cierta intriga y curiosidad por el desarrollo previsible y esperado de los acontecimientos, con esos giros de guión que nadie se espera. Diría, más bien, que es una coma, que ni siquiera es un retorno de carro para seguir en otro párrafo, que la historia sigue sin interrupciones.

  • El conflicto de Manuel, lo cual creo que queda patente desde el primer momento, es que busca ese corazón que le corresponda. Es un chico con una vida social y romántica condicionada por sus tropiezos, por su personalidad, por querer integrarse en su grupo de amigos. Sin embargo, se topa con que esas obsesiones suyas no siempre son bien recibidas. Busca a una chica con la que entenderse y, claro está, lo va a hacer a su manera. Por lo cual se va a encontrar de nuevo de bruces con la realidad y con el hecho de que le pondrán los puntos sobre las íes antes de que se pueda defender o cambiar a una táctica más afable. Mientras que, por otro lado, se va a cruzar en su vida una chica un tanto misteriosa que le va a mostrar esa parte del conflicto que él no ha sido capaz de ver o manejar de manera adecuada.
  • El conflicto de Ana
    • es su deseo de ser aceptada en el grupo, de que la acepten por ella misma; de compaginar su vida personal con la vida social; de ser aceptada como una más y se reconozca su valía. Sin embargo, sobre su conciencia su conciencia pesa esa ruptura con su antiguo novio, esa necesidad de empezar de nuevo; con el inconveniente de que todo eso que ella planea se topa con que hay un chico en el grupo que le hace insinuaciones románticas a las que en un primer momento no le corresponde. No le interesa. Más bien, le suponen una barrera personal. Su mejor apoyo son las amigas y su vía de escape la oportunidad de contarle sus penas a un extraño, porque cuando le sale el genio que lleva dentro hasta ella misma se asusta.
    • Es la curiosidad por conocer un poco más y mejor a ese chico del grupo que parece no encajar demasiado, pero con quien, en cierto modo, se identifica, porque, a su manera, ella también se siente fuera de lugar, por motivos y cuestiones completamente diferentes. Es el chico de sus peores pesadillas, pero quien a la vez le sirve de inspiración para seguir adelante. Si él se rinde, se marcha, ella se quedará con esa culpa, por eso necesita que ambos luchen, se esfuercen por hacerse sitio en el grupo de amigos, aunque sus suertes y evolución sean un tanto dispares.

2. ¿Qué pueden hacer al final de la novela que no pudieran hacer al principio?

  • En esa evolución de Manuel, esa superación personal está clara, aunque sea condicionado por los acontecimientos o por la influencia de los amigos, dispuestos a darle ese pequeño empujón. Acude a la convivencia de la Pascua, rompe, de algún modo, con ese aislamiento personal al no salir de Toledo, al no moverse con los amigos fuera de los ámbitos donde se siente seguro. Aunque, claro está, ese progreso personal no es completo, dado su empeño en seguir haciendo las cosas a su manera. Parece no terminar de comprender que ha de pensar un poco más en los sentimientos de los demás. Lo destacado es que modera su entusiasmo, cuando parece que todo se pone a su favor. Ha encontrado a una chica con quien parece entenderse. Lo lógico, en su caso, es que diera saltos de alegría y proclamase su felicidad. Sin embargo, calla, se muestra paciente.
  • Ana también evoluciona porque consigue superar su primera historia de amor, su primera relación, y se siente preparada para abrir de nuevo el corazón, se muestra dispuesta a darse una nueva oportunidad. Empieza a darse cuenta de que el chico de sus pesadillas, igual con un poco de paciencia, no está tan lejos de convertirse en el hombre de sus sueños, incluso cuando éste tiene la torpeza de pasarse de listo y proclamar a los cuatro vientos que no quiere nada con ella. Tan solo por justificarse a sí mismo y no ser lo bastante juicioso con lo que sucede a su alrededor

3. ¿Se han liberado de esa creencia?

Quiero pensar que sí.

  • Que Manuel parte de la idea de que Ana no le corresponderá, que más pronto que tarde ésta volverá a desaparecer de su vida, si es que no es él quien se distancia del grupo. Sobre todo, se desmitifica esa idea que él tiene sobre la opinión que se han formado los demás, dado que no es que le rechacen por su manera de ser. Más bien, es él mismo quien vive torturado por esa idea. La realidad es que todos esperan que se comporte con un poco más de moderación, que eso que él considera rechazo o recelo, no es más que una manera de suavizar la situación, ya que, en el fondo, tiene el aprecio de todo el mundo y cuando llega el momento no dudan en demostrárselo.
  • Para Ana, Manuel empieza siendo alguien ausente, hasta cierto punto, un incordio. Pero es más que la idea que las amigas se han creado de éste. Lo cual no va más allá de la pura subjetividad de quienes han padecido sus vanos intentos de conquista. Sin embargo, más allá de esa apreciación desfavorable, hay un chico al que quizá no se han tomado la molestia de conocer, porque éste tampoco es que se haya dejado. Ana se toma la oportunidad de descubrir qué hay detrás de esa imagen de chico patoso y supongo que acaba por verle con otros ojos, por sentir la necesidad de ir más allá de las apariencias y los comentario de las demás.

4. ¿El objetivo es puesto a prueba?

¡Cara de estar hasta el gorro!

¡Ana acaba hasta el gorro de Manuel en alguna que otra ocasión! Como se suele decir vulgarmente, consigue sacarla de sus casillas. Unas veces de manera consciente y otras porque ella misma se sugestiona y se deja llevar por esos primeros impulsos.

Hay varios momentos a lo largo de la novela en que Ana no parece necesitar a Manuel para brillar dentro del grupo. Cuando éste no está cerca, ella es como la estrella más radiante del firmamento; todo el mundo toma conciencia de que esta chica tan especial es Ana y, por lo tanto, se gana la confianza y el respeto de unos y de otros casi sin merecérselo, sin esforzarse, y cuando se reencuentra con Manuel, su mundo se viene abajo de la manera más tonta. Sus amigas siguen con sus vidas y han pasado página en cuanto a las insinuaciones de éste. ¿Por qué no hacer ella lo mismo?

Por su parte Manuel, que vive con el anhelo de verse correspondido, se topa con la frialdad e indiferencia de Ana; hasta con esa carta amenazadora de dar parte a quien corresponda para que sus caminos no vuelvan a cruzarse. Llega un momento en que casi se convence de que nada de todo aquello tiene sentido porque sus intentos por ser aceptado chocan una y otra vez con lo mismo. De tal manera que se siente reafirmado en la idea de que casi es mejor implicarse lo justo e indispensable.

Pero, si él se rinde, ese peso será una carga en la conciencia de Ana. De manera que ésta consigue sacar valor de su orgullo para rebajar un poco la tensión. Lo que, por otro lado, también le lleva a buscar la certeza y confirmación de que ambos han de seguir adelante, lo que de manera casi inmediata provoca que haya ese cambio en sus corazones.

La historia, como tal, hubiera podido acabar en el momento en que Ana entiende que los demás también la involucran en esa subjetividad de Manuel, que empiezan a no valorarla por sí misma, sino por el hecho de que les provoca una cierta jocosidad toda esta historia, de ahí su momento de desesperación, pero también su deseo de no dejarse vencer por la adversidad ni los malentendidos.

5. ¿Secretos?

Esta quinta pregunta la añado yo por mi cuenta, porque ya en alguna ocasión he aludido a ello y me parece un detalle significativo de la novela, sin que me sienta capaz de desvelar nada que no se mencione de manera expresa en la novela.

Ya he comentado en alguna ocasión, que la novela original es la versión de Manuel y que éste habla en pasado sobre sus propias vivencias y experiencias. Habla de lo que sabe con la certeza de que todo ese pasado le lleva a justificar el momento presente en que se sienta a escribir, a relatar los hechos, porque esta primera parte, es en sí mismo un libro dentro de la segunda parte de la novela, algo a lo que se volverá recurrir de manera que haya una fusión. lo que de algún modo, como autor de la misma me da la oportunidad de darle a todo un poco más de sentido.

Por su parte, Ana, también habla y escribe en pasado, pero sin que de la sensación de que haya tanta diferencia ni distancia temporal entre lo escrito y aquello que relata. Le importa más vivir el momento a momento. Como ya he comentado en alguna ocasión, como novela es una versión posterior, sacada de retazos de la versión de Manuel, de las ocasiones en que ésta aparece mencionada, a los que he tenido que dar una línea argumental propia y coherente. De manera que en ocasiones se convierte casi en una corrección.

Lo curioso es que tras haber reflexionado sobre la novela, más que por el hecho de haber dedicado tiempo a esa composición literaria, mi impresión es que, ya sea por mi propia subjetividad como escritor porque de otro modo la novela perdería parte de su gracia, la sensación es que hay mucho más de lo que se cuenta, sin que como tal los dos narradores mientan, tan solo se expresan con cierta subjetividad. se establece como un diálogo entre ellos, en el que yo como escritor y los lectores somos meros espectadores. No se nos deja participar ni que queramos saber más de lo que estén dispuestos a compartir con nosotros o entre ellos.

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