De mil noche, una toledana

Introducción

Toledo es la única ciudad mencionada en la obra de «Las Mil y una noches«.

Toledo es una ciudad repleta de historia, misticismo y leyenda. Esto lo vemos en esta leyenda donde se nos narra la conquista de Al-Andalus, con la leyenda de la mesa de Salomón y el conocimiento de esta ciudad donde siempre se reunieron grupos de alquimistas, místicos etc para conocer sobre el conocimiento que siempre guardó esta ciudad.

«Las Mil y una noches«.

La obra fue tomando forma durante el transcurso de varios siglos con las contribuciones de diferentes escritores y traductores del Oriente Próximo. Muchas historias eran originalmente cuentos populares de los períodos abasí y mameluco, mientras que otras, especialmente la que sirve de marco narrativo, provienen muy probablemente de la obra persa pahlaví Hezār Afsān (en persa, هزار افسان‎, lit. Mil leyendas), que a su vez contenía algunos elementos indios. La obra utiliza la forma del relato enmarcado, es decir, de relatos que se incluyen dentros de otros relatos.

Wikipedia

La leyenda de Toledo

Leer en mi blog: Las cuevas de Hércules (La tradición del candado)

«Me han contado, oh rey feliz, que hubo una ciudad llamada Toledo que fue capital de los francos* y poseía un alcázar que permanecía siempre cerrado. Cada vez que fallecía un rey cristiano, al sucederle otro, le ponían un candado más, y con eso la puerto llegó a reunir veinticuatro. Pero entonces ascendió al trono un hombre que no era de la casa real y quiso abrir los candados para ver aquello que tan celosamente se guardaba en el castillo. Los notables del reino trataron de impedirlo, se le opusieron y resistieron pero el rey no les hizo caso y aunque le ofrecieron todo tipo de objetos de valor para evitar que abriese el alcázar prohibido, él no cejó en su propósito, diciendo que iba a ver lo que allí se custodiaba.

El rey terminó violando la puerta, encontrando dentro del castillo pinturas en las que aparecían los árabes representados con sus caballos y camellos, llevando en sus cabezas turbantes a medio caer, con las espadas en el cinto y lanzas largas en la mano. También halló un escrito que decía «Los árabes dominarán este país cuando se abra esta puerta: su aspecto es semejante al de estos dibujos. Cuidado… mucho cuidado… con abrir esta puerta.

Cuevas de Hércules en la actualidad

Aquella ciudad estaba ubicada en Al-Andalus y fue conquistada por Tariq ben Siad en ese mismo año, siendo califa Al-Ualid  ben Abd el-Malek, uno de los Omeya, y dio muerte a aquel rey de mala manera, asolando el país, haciendo prisioneros a las mujeres y jóvenes que vivían allí y apropiándose de sus bienes como botín.

Encontró un enorme tesoro en la ciudad: más de ciento setenta diademas de perlas y jacintos, piedras preciosas y un salón de audiencias tan grande como para que los jinetes celebraran allí sus fiestas. También halló vasijas de oro y plata imposibles de describir y la mesa que había sido del rey Salomón, hijo de David (la paz sea con ambos). Se dice que era de esmeralda y que todavía se conserva en la ciudad de Roma.

Arca de Salomón
Arca de Salomón

La vajilla era de oro y los platos de crisolita y gemas. También encontró el Libro de los Salmos, escrito en letras griegas sobre hojas de oro adornadas con piedras preciosas, y otro libro en el que se describían las propiedad de los minerales y las plantas, y que trataba de las ciudades, las granjas, los amuletos y la alquimia, todo lo cual estaba escrito sobre oro y plata. Un tercer libro explicaba el arte de tallar rubíes y otras piedras preciosas, la preparación de venenos y antídotos, y la figura de la Tierra, los mares, los países y yacimientos.

Vio también un gran salón repleto de elixires, bastaba un dracma de ellos para transformar mil dirhams de plata en oro puro. Y un enorme espejo redondo, extraordinario, hecho por el  profeta Salomón, hijo de David (la paz sea con ambos) en una aleación de metales. Cuando alguien se miraba en él, veía claramente los siete climas de la tierra habitada. Y encontraron un salón repleto de topacios persas como ni pueden describirse. Y todo esto fue transportado hasta donde se encontraba Al-Ualid ben abd-el-Malek.

Los árabe se diseminaron por todas las ciudades de Al-Andalus, un espléndido país. «

La conquista de Toledo

Según narra una antiquísima historia, Hércules construyó un palacio hechizado de jade y mármol cerca de Toledo y ocultó allí, bajo la forma de abundantes riquezas, todas las desgracias que amenazaban a España. Durante los últimos años varios investigadores han dado por sentado que el verdadero tesoro de los reyes hispanos nunca se halló, ni tampoco abandonó la capital visigoda con la invasión islámica en 711, e investigan el Toledo más oculto en busca de pruebas que puedan sustentar su tesis. 

Hoy se sabe que las cuevas de Hércules, donde si hemos de dar fe a la leyenda reposó por un tiempo la sublime mesa del rey Salomón, son unos subterráneos abovedados de época romana que se encuentran bajo lo que fue la iglesia de San Ginés, desaparecida en 1841. Ésta es, en boca de algunos, la crónica exacta de los hechos, acaecidos cuando la ciudad cayó en poder de los ejércitos de Alá conducidos por Tariq, llamado también el Pegador:

“La fuente de tu sabiduría es grande, ¡oh, gran Hakim! Tú que has recorrido las tierras entre cinco mares, y buscaste la compasión de Dios en la soledad del desierto, en la templanza de tu voz o el valor de tu alfanje, ¡Cuéntanos, si te place, la historia de la Mesa del sabio Salomón y de cómo llevó consigo la perdición a los hombres!”.

Alá es cien veces bendito, pues habéis de saber que en los días en que el gran Tariq sitió con sus tropas la ciudad de Toledo, le llegaron noticias a su campamento sobre los tesoros que se guardaban en las profundidades de la ciudad. Había allí ánforas repletas de esmeraldas, rubíes y maderas preciosas acumuladas durante siglos, junto a las veinticuatro diademas de oro de los veinticuatro reyes godos que reinaron en la ciudad.

Pero más valiosa que todas esas alhajas juntas era la mesa del rey Salomón, hijo de David, de la que se decía que estaba tallada en una sola y enorme esmeralda, y que otorgaba al que la poseyese poderes maravillosos.

Aquella noche Tariq recibió en su campamento la visita de un renegado judío, oculto en densos ropajes, y que para llegar hasta allí había traspuesto las murallas al amparo de la oscuridad. Tariq lo hizo pasar a su tienda, y supo por él que sus hermanos judíos habían sido humillados y maltratados durante siglos por sus vecinos cristianos, y que debido a ello estaban dispuestos a entregar Toledo a su libertador, enviado del Califa de Oriente.

Placa del barrio judío de Toledo
Placa del barrio judío de Toledo

Tariq se sintió halagado por ello, pero antes de cerrar trato alguno preguntó al judío por la mesa de la sabiduría, y si era cierto que se encontraba allí, que estaba tallada en una sola esmeralda y que el que la tuviese alcanzaría la comprensión de todas las cosas habidas y por haber.

El renegado afirmó que, en efecto, aquel raro prodigio se encontraba enterrado en las llamadas cuevas de Hércules, tras cuatro salas repletas de riquezas y custodiadas por dos gigantescos guardianes de bronce ¡Que Alá los destruya!

Y el judío añadió: “Esta mesa es un espejo donde pueden contemplarse todos los grandes sucesos pasados o por venir, y todas las acciones dignas de renombre, tal y como el mismo Salomón hacía y por lo cual fue el más sabio entre los sabios. Pero has de saber, ¡oh, noble soldado! que la mesa fue depositada allí bajo las cadenas de un hechizo sagrado, que el rey Rodrigo violó este decreto y que por ello, según cuentan, fue castigado a perder su trono en favor tuyo y de tu pueblo. No cometas pues el mismo error y acata como buen creyente los designios del Profeta, quien dijo una vez: “No mezcléis la verdad con lo falso, ni ocultéis la verdad que conocéis”.

Otra interpretación de la Mesa de Salomón basada en la Biblia.

Pero Tariq, olvidando toda prudencia, no hizo caso de los consejos del judío. Aquella misma noche, una escogida banda de musulmanes se acercó a la muralla y los judíos les abrieron la poterna, y los escondieron en secreto en una torre poco vigilada y al amparo de las sombras. Al mismo tiempo, tres mil árabes se emboscaron en el lado opuesto del río, y al llegar la mañana saquearon con gran algarada los jardines y huertas de los arrabales, prendiendo fuego a las alquerías y retirándose finalmente hasta perderse de vista, como si Tariq hubiera renunciado a continuar el asedio.

Puerta de Alcántara
Puerta de Alcántara

Al ver que el ejército invasor se marchaba, los cristianos abrieron las puertas de la ciudad y marcharon en procesión con gran gozo hasta una ermita cercana para dar gracias a su Dios, pues era Domingo de Ramos. No bien acabaron de ver esto, cuando los árabes apostados en la torre se abalanzaron fuera y cerraron las puertas de la ciudad, encendiendo una gran fogata en las murallas que fue vista por las tropas en retirada.

Murallas de Toledo, zona de Doce Cantos
Murallas de Toledo, zona de Doce Cantos

A esta señal acordada, Tariq y los suyos volvieron grupas y atacaron la procesión en los aledaños de la ermita produciendo gran confusión y muerte, al tiempo que los apostados dentro de las murallas hacían lo suyo con cuanto hombre, mujer o niño encontraron. Yo estuve allí, ¡que Alá guarde mi salud por muchos años! Y os digo que la sangre y el humo cubrieron el sol al igual que la arena sobre los valles secos del Magreb, cuando llega en ráfagas furiosas desde el desierto, y a su paso hace que el día se transforme en noche.

La maldición de Rodrigo se cumplió y Tariq encontró un inmenso botín en el alcázar, situado en la parte más alta de la ciudad. Y al entrar en las cuevas de las entrañas de Toledo halló una mesa de valor inestimable, tal como le había contado el renegado judío, y fue tal su codicia que, habida cuenta de su gran peso, le arrancó una de sus patas talladas en verde esmeralda para conservarla en su poder.

Según la tradición, el origen de esta reliquia es incierto. Fue tomada por los romanos después que destruyeron el templo sagrado de Jerusalén, y tras múltiples avatares arribó a Toledo, gobernada entonces por los godos, donde descansó hasta la llegada de Tariq y pasó a convertirse en la mesa bendecida de Dios”.

“Hemos comprendido, poderoso Hakim. Pero ¿Qué ocurrió con los negros designios que el judío había anunciado a Tariq la noche previa de la victoria? ¿Fue ésta la causa que llevó a su perdición?”.

Misteriosas cuevas y subterráneos. Autor: Samuel Santos
Misteriosas cuevas y subterráneos. Autor: Samuel Santos

“Alá dispone los destinos de cada cual, y todos los que ambicionaron la mesa del rey sabio tuvieron un merecido castigo. Pues esta maravillosa reliquia, conservada por Tariq como el más precioso de sus hallazgos, fue tomada a su vez por el gobernador Muza, quien la destinó como presente al Califa de todos los creyentes. Tras muchos meses de viaje ambos llegaron hasta la ciudad de las ciudades, Damasco, donde florecen los dátiles y la miel como agua cristalina entre las dunas, y allí se presentaron al Califa Al-Walid rindiéndole cuenta de las victorias realizadas en Al-Ándalus.

Pero Muza, envidioso de las hazañas de su general, otorgose en exclusiva el mérito de la conquista de España y el hallazgo de la mesa, para desgracia de su general, que por entonces se hallaba ausente inspeccionando unas murallas.

Éste, al saberlo, regresó precipitadamente y apeló a la gracia del soberano, pidiéndole que preguntase a Muza la causa de que la sublime mesa careciese de una de sus patas, puesto que debía saberlo al ser su responsable y custodio. Efectivamente, al inspeccionar la reliquia descubrieron que una de las patas originales de esmeralda había sido reemplazada por otra de oro, y preguntado Muza, éste no supo explicar la razón de tal cambio. Entonces Tariq, paladeando su triunfo, sacó de un pliegue de sus ropajes la pata perdida, y así quedó demostrado que Muza mentía y que Tariq era el verdadero conquistador de Al-Ándalus.

El Califa Al-Walid se enojó y dijo a Muza: “Te has jactado de tus propios méritos, olvidando los merecimientos de los demás. ¡Caiga pues sobre tu cabeza la consecuencia de tus actos!”, y seguidamente le confiscó sus propiedades y lo hizo azotar, terminando sus días en la cárcel, denigrado de todos y en la más absoluta pobreza. Así pues, Tariq alcanzó una gran victoria sobre su antiguo gobernador. Pero ésta le resultó efímera.

Los caminos de Alá son inescrutables, y estaba escrito que también él acabaría aborreciendo el día en que atravesó las puertas de Toledo para hacer suyos sus tesoros, atrayendo hacia si la maldición que pesaba sobre la mesa.

Con la muerte del Califa Al-Walid y la subida al trono de su hijo Sulayman, la envidia de este soberano, que había visto como el viejo general acaparaba riquezas y alabanzas en vida de su padre, lo condujeron a planear su caída y destierro. Tariq murió finalmente olvidado de todos, y algunos piensan que la mesa regresó después por caminos ignotos hasta las tierras de Poniente, donde se encuentra Al-Ándalus, aunque nadie sabe en realidad cuál es su paradero exacto.

Pero, ¡oídme! Está escrito que la maldición de Tariq y Muza pesa también sobre sus hijos, humildes creyentes del verdadero Dios. Y que  ha de llegar el día en que las recordadas huertas cordobesas, el aire delicado y fragante, los surtidores de la Alhambra, o la belleza de las vegas floridas junto al río Genil, todas esas cosas se perderán para siempre a nuestros ojos por causa de aquel pecado.

No tengo más recuerdos ni más palabras que deciros, y mis viejos ojos están ya secos para llorar. Pero habéis de saber, queridos huéspedes y oyentes, que el destino se cumplirá tal y como yo os lo he contado”.

Recreación de Toledo siglo XII, vista desde el puente de Alcántara

Web de referencia

DESCUBRE CASTILLA: Leyenda de Toledo. Mil y una noches.

Toledo, las cuevas de Hércules y la Leyenda de la Mesa del rey Salomón

La odisea de la Mesa de Salomón, el Missorium y otros objetos sagrados. El destino del tesoro real visigodo.

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