Aclaración
Como ayer, 13 de abril 2023, fue el día internacional del beso y yo de besos entiendo tanto como expreso en mis novelas, reedito esta entrada «Un beso de novela» con alguna mejora.

Hoy 13 de abril se celebra el Día Internacional del Beso, una fecha que surgió gracias al beso más largo de la historia, que duró 46 horas, 24 minutos y 9 segundos. En muchas ciudades, diversos tipos de concursos se organizan este día, principalmente aquellos en los que los participantes deben establecer registros de besos.
13 de abril se celebra el Día Internacional del Beso – Vive Maravatío (vivemaravatio.com)
Un beso de novela
Mis novelas, las cuáles quiero pensar que tienen un trasfondo romántico, aparte de que se traten otros muchos temas como las relaciones personales, los problemas psicológicos, la actualidad del momento, hechos históricos relevantes, etc. hasta ahora no se han caracterizado por que hubiera un excesivo romanticismo. Lo más probable es que, como se acostumbra a aconsejar a los escritores, es mejor que hablen de lo que conocen, porque ello le dará más consistencia a sus novelas.
Lo que ahora considero toda una novedad, mientras reparo y corrijo las novelas, es que haya una escena en la que se hable de un beso romántico, en el que yo, como personaje principal, esté implicado. He escrito sobre otros besos, pero me he referido a ellos como un mero observador y sin que tuvieran ese carácter pasional.
Esperando a mi Daddy
Por dar un ejemplo, en «Esperando a mi Daddy» (Septiembre 2003) el beso entre Jack Catcher y Sharon McPherson, que, en realidad, se trata de una broma. De hecho, en esa parte de la novela, la narradora y el personaje principal no soy yo, en sentido literario. Aunque como autor de la novela se trate de mis palabras trasladadas la mentalidad y punto de vista de Jessica. Jack y Sharon no son novios, en todo caso, futuros cuñados o amigos.
Jack tan solo pretende gastarle una broma a Sharon y ésta se lo devuelve de una manera bastante inesperada.

El beso entre Jack y Sharon
Contando con el beneplácito y la complicidad de Luz, supongo que con intención de dejar patente la buena relación que hay entre ellos, de lo que pretenden yo sea testigo, sale corriendo hacia donde está Sharon. Sin pensárselo dos veces y antes de que ésta tenga ocasión de defenderse, la coge por la cintura, la rodea con un brazo y le pone la otra mano sobre la boca y ante mi asombro y el de los presentes. Le da lo que sería un típico beso de película, aunque, como tal ,sus labios no llegan a tocarse, ya que su mano se interpone entre ellos con esa intención.
Pero quien no se percate de este detalle llegará a sentir celos ante un beso tan aparentemente apasionado. Un beso de esos que seguramente a Luz no le habrá llegado a dar todavía, a pesar de que ya llevan más de un año de relación y al que se supone ella corresponde con la misma pasión. Mientras que Sharon, aparte de verse sorprendida e incapaz de defenderse o reaccionar ante ello, estará asqueada no sólo pensando que se trata del novio de su hermana o de un chico muy atrevido, si no, además, por la humillación pública que esto le supone.
Ella no ha llegado a este grado de implicación con ningún chico y ahora hay demasiados testigos de este pretendido beso de película que ella no desea. En todo caso, supongo que es una broma reiterada de Jack. De otro modo, no creo que Luz se mostrase tan condescendiente ni los demás tan impasibles ante una agresión tan descarada.

La respuesta de Sharon ante tal osadía forma parte de la novela, de la historia, pero me la reservo para una mejor ocasión.
Silencio en tus labios
El beso al que me refiero se encuentra en «Silencio en tus labios» (3), en la versión tanto masculina como femenina. La parte de vista femenina la ya subí a la web hace un par de meses, pero esta vez he corregido la parte masculina, en la que yo me convierto en actor principal. Y sí, se trata de un beso apasionado, descrito desde mi inexperiencia y relatado desde un punto de vista quizá más reflexivo que pasional.
En cualquier caso se trata de un beso, del hecho mismo de describir un momento y sentimiento que desde siempre me ha parecido tan especial en toda relación de pareja, porque en la vida real la gente enamorada se besa.
Pero he de admitir que hasta no hace mucho me causaba cierto reparo llegar a ser tan explícito, por el hecho de que, como acostumbro a personalizar mis novelas, es como si ese beso me lo dieran a mí mismo.
Valorado con cierta objetividad, hasta resulta un tanto egocéntrico escribir sobre un acontecimiento en el que alguien se ha de implicar de una manera tan intensa con otra persona.

El beso, según Ana
Casi sin pensarlo, se produjo el mágico momento, esa prueba indiscutible de amor entre los dos, ese estallido de pasión que hasta entonces habíamos reprimido. Se desvanecieron todos mis miedos y temores al respecto, la incertidumbre de lo que sucedería cuando nos besáramos de verdad. Que lo que hasta entonces tal vez sólo hubiera sido una amistad llevada a un grado mayor, se confirmaba como un deseo que los dos compartíamos.
No me acordaba muy bien dónde lo había leído, y en aquellos momentos tampoco era tan relevante, pero recordaba que tan importantes eran esos ratos de oración compartida como las sensaciones de ese primer beso. Que, si afloraba la magia, no había duda de que aquel amor era sincero.
Quizá fuese una tontería, pero ante un beso como aquel me debía sentir como si flotara, que los pies se me despegaban del suelo y Manuel me tenía que sujetar porque, de otro modo, me sentiría como si volara. Lo más probable es que aquel beso no estuviera entre los diez mejores que hubiera recibido a lo largo de mi vida y que aquel cosquilleo, que de pronto me empezó a recorrer todo el cuerpo, me anulara la capacidad de juicio, pero, sin lugar a dudas, fue mucho mejor de lo que me hubiera esperado.
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El beso según Manuel
La estreché con un poco más de fuerza entre mis brazos y sin pensármelo mucho más mis labios se lanzaron al encuentro de los suyos, a lo que en un primer momento ella se vio un tanto sorprendida, por repentino, como si hubiera esperado que le avisara y aquello no se convirtiera en algo frío, en una imposición por mi parte, porque ella en los preliminares había buscado mi complicidad mientras mi actitud era más de dominación, de posesión. Sin embargo, a pesar de mi torpeza no se mostró huidiza, me correspondió, sentí que sus labios también anhelaban ese primer beso entre nosotros y que la presión de sus brazos aumentaba para que me escapase demasiado pronto. Los dos queríamos disfrutar de la magia de aquel momento y demostrarnos que existía ese sentimiento que nos habíamos confesado de palabra, pero que hasta aquel momento no había encontrado una evidencia tan clara. Lo cierto es que su actitud me dejó un tanto incrédulo, porque no esperaba ese entusiasmo por su parte. Estaba más confiado en que sería un beso rápido para que los demás se dieran por satisfechos, pero con un primer roce entre nuestros labios consiguió convencerme de que aquel era nuestro momento, que nos olvidáramos de todo y centrásemos tan solo el uno en el otro.
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¿Qué tal beso como novelista?
Mi idea es que bien. He intentado expresar en esos párrafos lo que sentiría, si de verdad fuese algo que estuviera viviendo, ser realista. Lo que de algún modo he conseguido al relatarlo desde los dos puntos de vista.
¡Ya puedo decir que me han besado!
Original 06. febrero 2013. Correcciones 14/04/2023
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