Sin ser mi casa, me siento como si en algún momento lo hubiera sido, porque, como dicen, todo el que ha sido de Toledo es dueño de una parte de la ciudad; tiene algún vínculo con la ciudad. Lo cual, por todo lo que yo he comentado ya en el blog, en mi caso tiene algo de verdad y no es porque pretenda echarle morro y que me inviten a una copa gratis en tal o cual bar. Pago mis consumiciones como todo hijo de vecino, salgo que quienes están conmigo me inviten.
Entrada de la Venta del Alma
Esta vez supongo que los camareros que estaban allí trabajando se han debido quedar un poco contrariado con nuestra conversación, porque, como he dicho, nos hemos sentido como en casa, nunca mejor dicho, rememorando recuerdos del pasado.
Letrero de la puerta
Esta casa perteneció a la familia mi abuela materna, aunque, con esto del reparto de las herencias, una parte de dicha herencia le correspondió a los actuales propietarios. Quienes después de alguna que otra negociación con mi abuela, se quedaron con toda la propiedad y han sabido sacarle rentabilidad como bar de copas. Ya que, como su nombre indica, en sus inicios fue una venta, en la que incluso ha llegado a estar hospedado escritores tan conocidos como Benito Pérez Galdós.
Escultura en el patio interior
¿Heredero de quién?
Si acudes la venta y preguntas, es muy probable que los camareros te miren con cara rara, si les preguntas por mi abuela ¿A ver quién es o fue esa buena señora después de más de cuarenta años? Pero, como digo, mi abuela fue una de las herederas por línea directa, pero hay que saber por quién preguntar y esperar que los camareros se conozcan la casa y un detalle que puede pasar un poco desapercibido.
Terraza acristalada
Junto a la puerta de los aseos, en la terraza acristalada, hay un relieve en la pared, del año 2000, donde se representa una escena una escena del siglo XIX, donde se mezcla lo que fue y es en la actualidad a fachada de la venta.
Relieve en la Venta del Alma.
En la esquina derecha de este relieve hay lo que parece un libro abierto que lleva escrito dos nombres, cada uno con una fecha, donde se mezcla el pasado y el presente.
Detalle del relieve
Aún no tengo demasiado claro la relación genealógica y familiar entre Pedro Aguado y Nazario Patiño. Quien, como ya he comentado, por cuestiones de familia, también fue uno de los herederos de la finca a mediados del siglo XX, junto con mi abuela y sus respectivos hermanos. En el caso de mi abuela ésta adquirió por compraventa la parte que correspondía a la herencia de sus hermanos y por eso fue quien cerró el trato de venta con Nazario Patiño
Sí tengo claro que hay una línea directa entre Pedro Aguado y yo. Pedro Aguado se casó con Epifanía Rojas. Tuvieron cuatro hijas, de las cuales tan solo una de ellas tuvo descendencia. El hijo de esta hija, y nieto de Pedro Aguado, fue el padre de mi abuela.
Antes y después
El estado y aspecto que tenía la casa cuando se repartió la herencia no debía ser diferente al que se muestra en esta fotografía, tomada en aquellos años
En 1965 el estado de la venta era de semiruina, por lo que el Estado decidió tomar cartas en el asunto, como el gran Luis Moreno Nieto se encargó de informar en las páginas de La Vanguardia y de ABC en el verano de aquel año:
Venta del Alma en los años 60s, antes de su restauración.
Toledo, 24 (De nuestro Corresponsal, Luis MORENO NIETO) La «Venta del Alma» se cae. Con sobrados motivos se ha iniciado un expediente para que se declare oficialmente su estado ruinoso, y con más sobradas y altas razones, la Dirección General de Bellas Artes se ha opuesto a que se derribe y y ha declarado que está decidida a restaurarla si su propietario no lo hace.
La «Venta del Alma» es sencillamente eso; una venta de las pocas que van quedando en los alrededores de Toledo. Oasis de los caminantes de antaño. Refugio de carros y carretas, donde hasta hace poco se servían peces fritos, queso en aceite, bacalao rebozado, chicharrones y aceitunas, con vino tinto de la tierra. Ya no tiene el letrero que motivaba los comentarios burlescos de algunos toledanos: «Venta del Alma de Víctor Rojas», ni es frecuentada por arrieros ni traficantes.
Se conservan el porche, los poyetes y las anillas donde se enlazaba el ramal de la caballería. Forma parte del ambiente en torno a Toledo y da carácter a la zona de los cigarrales. desde ella saludaban a la ciudad los trotamundos que llegaban desde los lejanos Montes de Toledo. En ella se congregaban a veces canónigos, guerreros y pillastres. Quizá calmara allí su sed el Lazarillo de Tormes y es posible que el mismísimo Cervantes, tan amigo de mesones y ventas, se allegase a ella al caer de la tarde para reponer sus fuerzas y su paladear la maravillosa vista panorámica de Toledo que ofrece desde aquel paraje.
Todo caso, sin duda, es lo que ha motivado la reciente decisión de la Dirección General de Bellas Artes. Eso y otra circunstancia notable: la de que Galdós escribió en ella algunas de sus obras
Galdós y Toledo
Galdós venía a Toledo seis o siete veces cada año. Sus estancias se prolongaban semanas enteras; a veces meses. Conoció Toledo más y mejor que muchos toledanos. Se Sabía el nombre de todas las calles, que ya es saber, y conocía dónde «caía» cada una de ellas. que es saber más aún. Sus «debilidades» eran la procesión del Corpus y la catedral. El doctor Marañón divulgó en su «Elogio y nostalgias de Toledo» todas las circunstancias del amor y la admiración que Galdós sentía por la ciudad, tan contagiosas que el propio Marañón no duda en confesar -en a citada obra- que de Galdós aprendió el querer a Toledo y a penetrar en sus secretos. Montero Alonso escribió también, años atrás, una detallada semblanza de las horas, escenarios y sensaciones del novelista en nuestra ciudad. En ella cuenta, por ejemplo, que en sus paseos por la Judería gustaba de recoger trozos de azulejos, con los que luego hizo un banco en «San Quintín», en Santander
Luis MORENO NIETO, 1965.
Planta superior de la venta del Alma. En la actualidad (16/04/2023)
Vistas de Toledo desde el cerro de Virgen de la Cabeza, en las proximidades de la Venta del Alma
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