Introducción
Primero aludiré a El Quijote de Avellaneda. Un Quijote apócrifo de la época (1614) por sus alusiones a Toledo y que es mencionado por Cervantes en su relato de las aventuras del verdadero Don Quijote. De hecho ya he aludido a esta secuencia en el blog.
Toledo es una ciudad muy importante en la obra de Don Quijote. En el capítulo VIII de la segunda parte de la novela, Don Quijote y Sancho Panza llegan a Toledo y se alojan en casa del Duque. El Duque y la Duquesa los reciben con gran hospitalidad y les hacen creer que son caballeros importantes. Les ofrecen una cena en la que les sirven platos exóticos como “perdices al chocolate” y “palominos a la francesa”

El puente de San Martín en Toledo tiene una conexión interesante con el Quijote de Cervantes. El escritor se enamoró de la ciudad y la utilizó como escenario en varias de sus obras, incluyendo el Quijote. En la novela, el caballero Don Quijote y su escudero Sancho Panza pasan por el puente de San Martín al entrar a Toledo.
En este mítico Quijote apócrifo, se relata así la llegada a este manicomio de Toledo del caballero de la triste figura proveniente de La Mancha:
(…)Entraron por la puerta del Cambrón, como digo, y don Quijote iba por las calles mirando a todas partes cuándo y por dónde le saldrían a recebir el rey, infanta y grandes de la corte. Don Álvaro fingió a la entrada del lugar que se quería quedar a aguardar a Sancho, por poderse entrar libremente y sin el acompañamiento de muchachos que don Quijote llevaba, en la posada do había de aposentarse, como en efeto lo hizo, enviando dos o tres criados suyos en compañía del paje del Archipámpano y de don Quijote, con los cuales, y con una multitud increíble de niños que le seguían viéndole armado, llegó el triste, sin pensar, a las puertas de la Casa del Nuncio, y quedándose en ellas para su guarda los criados de don Álvaro, se entró solo con él y un mozo de mulas que le tuvo a Rocinante. El paje del Archipámpano, en apeándose, dijo a don Quijote:
pasaje del Quijote de Avellaneda
-Vuesa merced, señor caballero, se esté aquí mientras subo arriba a dar cuenta a la señora infanta de su secreta y deseada venida.
Y subiéndose una escalera arriba, se quedó solo en medio del patio don Quijote; y, mirando a una parte y a otra, vio cuatro o seis aposentos con rejas de hierro, y dentro dellos muchos hombres, de los cuales unos tenían cadenas, otros grillos y otros esposas, y dellos cantaban unos, lloraban otros, reían muchos y predicaban no pocos, y estaba, en fin, allí cada loco con su tema.(…)
La Venta del Alma es nombrada en el Quijote y se encuentra en la circunvalación de la ciudad de Toledo. También se puede llegar caminando desde el centro de la ciudad pues está cerca del Puente de San Martín. Hay que cruzar este puente y seguir la circunvalación a la izquierda, hacia arriba y se encontrarán con la Venta. Es un edificio típico manchego, con un precioso patio interior y muy acogedor. En la sala principal hay una chimenea que encienden en invierno y la decoración entera respeta la época del Quijote.
El «capítulo toledano» del Quijote
POR MARIANO CALVO
30/04/2014
Actualizado a las 23:24h.
CAPÍTULO IX
Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron
Dejamos en la primera parte desta historia al valeroso vizcaíno y al famoso don Quijote con las espadas altas y desnudas, en guisa de descargar dos furibundos fendientes,, tales, que, si en lleno se acertaban, por lo menos se dividirían y fenderían de arriba abajo y abrirían como una granada; y que en aquel punto tan dudoso paró y quedó destroncada tan sabrosa historia, sin que nos diese noticia su autor dónde se podría hallar lo que della faltaba.
Causóme esto mucha pesadumbre, porque el gusto de haber leído tan poco se volvía en disgusto de pensar el mal camino que se ofrecía para hallar lo mucho que a mi parecer faltaba de tan sabroso cuento. Parecióme cosa imposible y fuera de toda buena costumbre que a tan buen caballero le hubiese faltado algún sabio que tomara a cargo el escribir sus nunca vistas hazañas, cosa que no faltó a ninguno de los caballeros andantes,
El Quijote, Cervantes

Cervantes honra en el capítulo IX con el mejor de los homenajes a la ciudad de Toledo, donde siempre se sintió bien acogido.
Cervantes rindió tributo de admiración a Toledo en varias de sus obras, pero el que podemos considerar su gran homenaje toledanista consistió en dedicarle, prácticamente íntegro, el capítulo IX de El Quijote, donde Toledo aparece como el escenario del hallazgo del manuscrito de Cidi Hamete Benengeli , origen idealizado de las aventuras del Ingenioso Hidalgo.
Si bien Cervantes no quiso desvelarnos dónde nació Don Quijote («porque todas las ciudades de la Mancha contendieran por ahijársele y tenerle como suyo»), en cambio fue muy explícito al proclamar que la historia del Ingenioso Hidalgo nació en Toledo : «Estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero (…) luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de don Quijote».
La inclusión del capítulo IX supone el comienzo de la Segunda Parte del Quijote, de las cuatro en que Cervantes dividió la totalidad de la novela. Según la opinión de la crítica, Cervantes debió de escribir una versión primitiva del Quijote en forma de novela corta en la cárcel de Sevilla, que probablemente terminaba con la quema de los libros a cargo de su ama y su sobrina, el cura y el barbero.
Estos personajes, basados en persona reales de Esquivias, como asimismo el trasunto real del Quijote, Don Alonso Quijada de Salazar, formaban el entorno familiar al que Cervantes se incorpora al volver a Esquivias tras los cinco o seis meses de encierro sevillano. En este periodo, Cervantes reanuda sus contactos con Toledo por motivos económicos y familiares , y aprovechará sus viajes a la Ciudad Imperial para departir con amigos y colegas literatos como José de Valdivielso o Lope de Vega, entre otros.
Es de suponer que algo tiene que ver con este gozoso contacto de Cervantes con Toledo la inserción del « capítulo toledano del Quijote», y tal vez su manera abrupta de hacerlo nos está indicando que se produjo poco después de haber redactado la escena de la lucha de Don Quijote con el vizcaíno .
Como es sabido, al final del capítulo octavo, cuando el vizcaíno y don Quijote alzan furiosamente sus espadas, la narración se detiene, los combatientes quedan paralizados , y la voz de un desconocido narrador-editor nos informa que la historia se interrumpe porque «el autor de esta historia (…) no halló más escrito de estas hazañas». Es como si el lienzo donde contemplábamos el lance entre Don Quijote y el vizcaíno se desgarrase de pronto para dejarse injertar por la estampa de un Toledo que surge con aire de epifanía .
Para el hallazgo del manuscrito de Benengeli, Cervantes elige el Alcaná de Toledo , el corazón populoso y comercial de la ciudad, y no es la suya una elección arbitraria, sino que p retende parodiar a las novelas de caballería , cuyos manuscritos son casi siempre encontrados fortuitamente tras permanecer largo tiempo ocultos o perdidos, estando sus textos pergeñados en griego, caldeo, latín o árabe, por sabios nigromantes, para cuya traducción se requieren expertos trujimanes.
Pero hay una novela con la que, sorprendentemente, el relato del hallazgo del Alcaná guarda una especial similitud: el «Parsifal» de Wolfram von Eschenbach (ca.1170-ca.1220), novela basada, según dice novelescamente su autor, en un texto hallado en Toledo , escrito por un sabio arabo-judío llamado Flegetanis, en el que se cuenta la historia del Grial.
Algunos cervantistas opinan que no parece probable que Cervantes hubiera leído la leyenda del Grial de Eschenbach, pero lo cierto es que se advierte una evidente·similitud entre la manera como Cervantes narra el hallazgo del manuscrito del Quijote y el modo como Wolfram Von Eschenbach encuentra el suyo del Grial. Según el autor alemán, un famoso maestro llamado Kyot encontró en Toledo, entre unos manuscritos abandonados, la leyenda del Grial escrita en caracteres árabes por un sabio árabe-judío llamado Flegetanis.
El paralelismo, como se ve, resulta asombroso: Un autor llamado Kyot=Cervantes encuentra en Toledo=Alcaná un manuscrito=cartapacio de papeles viejos, escrito por un sabio árabe llamado Flegetanis=Benengeli en el que se cuenta la historia de Parsifal=Don Quijote.
El escenario elegido por Cervantes es una tienda de seda , que sería como todas las del Alcana, minúscula y abarrotada hasta el exceso, en la que comparten un mínimo espacio el sedero, el narrador y un muchacho anónimo que viene a vender papeles usados para, probablemente, servir de envoltorio a la delicada mercancía. Parece como si Cervantes pretendiera cargar las tintas en el tipismo toledano al ubicar la acción en una sedería, establecimiento característico por excelencia en una ciudad como Toledo cuya base económica lo constituía la industria de la seda .
Al lector no se le escapa que resultaría más congruente el escenario de una librería para el hallazgo de un viejo manuscrito ; pero al ubicar la escena en la tienda de un sedero Cervantes añadía al relato un plus identitario equivalente a una postal de concentrado tipismo.
Como el manuscrito de Benengeli está escrito en lengua arábiga, el narrador busca a un traductor aljamiado, «y no fue muy dificultoso hallar interprete semejante, pues aunque le buscara de otra mejor y más antigua lengua le hallara». Los miles de moriscos que poblaban las calles de Toledo constituían otro de los tipismos de la ciudad, de manera que Cervantes tomó para colorear su cuadro toledano a un ejemplar representativo, en funciones de traductor aljamiado.
A continuación, Cervantes quiso incluir el icono más emblemático de Toledo, la Catedral Primada , sin la cual ningún cuadro de Toledo podría considerarse completo, y para ello hace que el narrador conduzca al morisco traductor al claustro catedralicio , donde negocian la traducción del libro por dos fanegas de trigo y dos arrobas de pasas.
Pero aún faltaba un detalle para que el retablo toledanista quedara completo, a gusto de Cervantes: era aparecer él mismo como personaje toledano . Y, así, el narrador-editor, o sea, Cervantes, relata que la traducción se lleva a cabo en su propia casa , donde el morisco la realiza en poco más de mes y medio. ¿Por qué en su casa?, podemos preguntarnos. ¿Es que acaso el morisco no dispondría de la suya? De nuevo nos toca interpretar que Cervantes fuerza el sentido común para poder proclamar que él tenía casa en la ciudad y que era, por tanto, vecino de Toledo .
Hoy sabemos que Cervantes tenía su casa toledana en la plaza de los Tintes , y, según podemos deducir por la lectura del capítulo IX, tenía interés en hacer constar en su novela que, como vecino de Toledo, el narrador-editor (osea, él) era también toledano.
Otros espacios toledanos se mencionarán más adelante en el transcurso de las aventuras de Don Quijote, como Zocodover, las Tendillas, las Ventillas o el Nuncio Viejo , pero en absoluto alcanzan el valor emblemático que los tres escenarios del capítulo IX — Alcaná, Catedral, Plaza de los Tintes —, que merecen el título de «triángulo germinal de El Quijote» ; al menos, de El Quijote de Cidi Hamente Benegeli, el que comienza en el Capitulo IX y acaba con la muerte de Don Quijote.
Cuando Cervantes termina su «homenaje a Toledo» , todavía tiene a Don Quijote y al Vizcaíno con las espadas en alto. El roto del lienzo junta sus bordes y el relato prosigue como si nada hubiera ocurrido. Pero sí ha ocurrido algo importante, al menos para Toledo: Cervantes ha honrado con el mejor de los homenajes a la ciudad en la que siempre se sitió bien acogido y por la que sintió el mayor de los aprecios.

RELACIÓN DEL LUGAR CON «EL QUIJOTE»
A la Santa Hermandad de Toledo pertenece el cuadrillero que logra poner fin, en nombre de la autoridad, a la pelea circular, montada en torno a Maritornes, en la venta. De Toledo es el canónigo que, tras topar con la cuadrilla que llevaba a don Quijote enjaulado, se enfrasca con él y con los miembros de la expedición en una larga disertación. También en Toledo se sitúa el manicomio (la casa del Nuncio) donde acaba internado Don Quijote en el libro de Avellaneda. Pero, por encima de todo, Toledo es la ciudad en cuyo alcaná trabó contacto el narrador de las andanzas de Don Quijote de la Mancha con un muchacho que trataba de vender “unos papeles viejos” que resultaron ser la historia de Don Quijote de la Mancha escrita por Cide Hamete Benengell. Este encuentro facilita a Cervantes el resto de su novela.
«Estando yo un día en el Alcaná De Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios de papel viejos a un sedero; […] tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía, y vile con caracteres que conocí ser arábigos. […] Anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamido que los leyese; y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante» (I, 9)
Fragmento de El Quijote
MONUMENTOS Y LUGARES DE LA LOCALIDAD
La catedral
La catedral de Santa María de Toledo, llamada también Catedral Primada de España, es sede de la Archidiócesis de Toledo. Es un edificio de arquitectura gótica, considerado por algunos como la opera magna del estilo gótico en España. Su construcción comenzó en 1226 bajo el reinado de Fernando III el Santo y las últimas aportaciones góticas se dieron en el siglo XV cuando en 1493 se cerraron las bóvedas de los pies de la nave central.
El Alcaná
Era el barrio comercial por excelencia y el nombre proviene del término árabe “alijant” (tienda). Estaba situado en la actual Plaza de Zocodover.
Plaza de los tintes
En la casa nº 39 de esta plaza, fue construida la casa de Cervantes y su esposa Catalina. En esta casa localizamos el lugar literario de la traducción del manuscrito de Cide Hamete Benengeli.
Claustro de la Catedral Primada
En “La Ilustre Fregona”, se nombra la Capilla de la Virgen del Sagrario como la capilla funeraria del señor Don Bernardo de Sandoval y Rojas (mecenas de Cervantes)
Estatua de Cervantes en el Arco de la Sangre
El Arco de la Sangre, situado en plena Plaza de Zocodover, es la vía de comunicación de la Plaza con los caminos que procedían del Sur y Este. En su escalinata de acceso a la explanada se instaló la estatua dedicada a Cervantes con motivo de la celebración del IV Centenario de la publicación de la primera edición de El Quijote.
Calle de las tendillas
En el Quijote es el lugar donde vivía el padre de una moza llamada «La Tolosa». En el libro se menciona a las «Tenadillas de Sancho Bienya”. En los tiempos de Cervantes, constituía uno de los centros de mayor concentración comercial.
Fuentes:
- El «capítulo toledano» del Quijote (abc.es)
- Toledo – Lugares del Quijote (weebly.com)
- el hospital del Nuncio