El punto de encuentro

Introducción

La gentileza y caballerosidad, aparte de que esa fuera la ruta más directa, propició que primero fuéramos al alojamiento de las chicas, donde éstas vivirían durante aquellos días. Íbamos ya con la idea de que aquel sería el punto de encuentro donde todos nos reuniríamos según llegásemos. En esos momentos ya me picaba la curiosidad por saber quién más estaría allí; 

Manuel. Silencio en tus labios, 16 de abril 2003

Ya sabemos que Ana anda algo inquieta, nerviosa, ante la expectativa y llegada de Manuel, quien, cuando se encuentre con ella, tomará conciencia de que quizá se ha apuntado a aquella convivencia de la Pascua un tanto engañado por Ana y sus amigas, por lo cual hay cierto temor ante su primera reacción. ¿Qué va a pensar? ¿Cómo va a reaccionar?

Manuel fue el último que entró y resultó inevitable ese primer cruce de miradas entre nosotros. Él sorprendido porque me encontrase allí y yo porque necesitaba verle la cara y su reacción, la confirmación de que aquel encuentro era inesperado para él y no entraba en sus planes que coincidiéramos, como a mí me sorprendía que aquel año hubiera cambiado sus costumbres y animado a acudir a la Pascua,

Ana. silencio en tus labios. 16 de abril 2003

Allí Ana cuenta con el respaldo y apoyo de sus amigas, tanto de las de su parroquia como de las dos que vienen de Toledo y que han sido las instigadoras de este reencuentro entre ellos dos. Sin embargo, Manuel se va a encontrar solo, perdido y desamparado, con el añadido de que Ana, como responsable de la composición de los grupos, de la convivencia, parece que ha pretendido acentuar ese aislamiento.

Y a pesar de mis dudas iniciales, en el grupo de Manuel no puse a nadie de Toledo ni a ninguna de mis amigas. Tampoco es que le aislara ni le rodease con gente que no conociera, pero mi intención fue que tuviera un motivo para que se integrase, ya que sus compañeros de grupo, gente de mi parroquia, eran gente abierta y sociable,….

Ana. silencio en tus labios. 16 de abril 2003

¡Ana está aquí!

Allí me encontré con que Ana y los de su parroquia, habían acudido los primeros y estaban terminando con la organización del sitio. 

Manuel. Silencio en tus labios, 16 de abril 2003

No se especifica en ninguna de las versiones que está haciendo Ana cuando Manuel entra por la puerta, qué trucos y sutilezas utiliza para mostrarse relajada y despreocupada ante la llegada de éste, ante el hecho de que Manuel parezca que de manera premeditada sea el último en entrar, como si con ello quisiera dar a entender que algo se sospecha o que simplemente se siente algo nervioso por la situación.

Me gusta pensar y creer que Ana intentaría disimular, pero, en este caso, no pretendería esconderse ni provocar que la sorpresa por el reencuentro sea mayúscula, por lo cual intentaría hacer valer su condición de responsable de la convivencia, mostrarse ocupada en algo, distraída, por lo cual me encajaría que hubiera estado barriendo, haciendo limpieza.

Ana barriendo la casa // Copilot designer
Ana barriendo la casa // Copilot designer

Se trata del alojamiento de las chicas y aunque tan solo se vayan a quedar cuatro día y deban agradecer de corazón la hospitalidad que se ha tenido con ellos por cederles la casa durante esos días, no está de más que demuestren una cierta preocupación por acondicionarlo a su gusto. De algún modo han de ocupar el tiempo mientras esperan a los rezagados y nada mejor que hacer de esa casa un sitio un poco más acogedor

La reacción de Manuel

Aquel reencuentro fue toda una sorpresa, aunque desde el primer momento me dejó algo preocupado. Nos encontrábamos de nuevo casi dos meses después y mis ideas no estaban demasiado claras con respecto a lo sucedido aquella tarde de febrero. 

Manuel. Silencio en tus labios, 16 de abril 2003

Se habla poco de las reflexiones, de la verdadera reacción de Manuel ante el hecho de encontrarse allí con Ana después de los acontecimientos de los meses previos y de su propia experiencia en cuanto a este tipo de coincidencias y percances por sus desencuentros con otras chicas.

Manuel (imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

El susto se puede justificar en varias razones

  • La respuesta de Ana a su primera carta dejándole claro que no correspondía a su interés y no quiere que esto sea motivo de desencuentro entre ambos
  • La carta que Ana le mandó en diciembre para que no acudiera a la convivencia de Navidad, respetase su espacio personal
  • Las palabras de Ana durante su charla en febrero, para dejar constancia de que no está interesado en él, que le considera muy lejos de ser su chico perfecto y no le favorecía que se obsesionara con ella.

Lo más fácil es pensar que ante este inesperado encuentro por su parte éste piense que ha vuelto a cometer otra de sus torpezas, tanto por el hecho de no haber querido comentar esta cuestión con los demás como por el hecho de no haber preguntado con un poco más de interés si se produciría esa coincidencia.

A los demás no se les puede culpar ni responsabilizar de nada. Manuel no es un chico a quien le agrade eso de airear sus conflictos personales, como si el hecho de no hablar de ello sirviera para quitarle toda gravedad y relevancia, cuando en realidad tan solo es una manera de taparlo, de no enfrentarse a ello.

La cuestión es que según su manera de pensar, su mentalidad ante esas circunstancias, su primer pensamiento, es que Ana no le quiere allí, que su presencia no es bienvenida, que si de verdad ha ido con deseo e intención de vivir la Pascua, debería haberse juntado con los del otro pueblo.

Se siente como si se hubiera fallado a sí mismo y sobretodo defraudado la confianza de Ana, el punto de entendimiento al que parecían haber llegado tras la conversación de febrero, donde de manera tácita Manuel asumía el compromiso de mejorar su actitud, su trato con Ana, para que ésta no le considere un inconveniente en su relación con el resto del grupo. Sin es justo en la primera ocasión que se le presenta cuando comete el peor de los errores.

¡Vaya manera de demostrar ese cambio de actitud! ¡Ese propósito de enmienda! dado que el pensamiento de Ana aun ronda por su cabeza y sus sentimientos hacia ella aun no se han desvanecido de su corazón, aún no ha puesto sus miras en ninguna otra y se puede entender que el hecho de acudir a esta convivencia se lo ha planteado en el sentido de encontrar las fuerzas para que se produzca ese cambio.

Para colmo, Ana le recibe con la escoba en las manos y es quien acapara la atención de todo el mundo, en lugar de adoptar una postura más discreta un papel secundario, en el supuesto de que sea conocedora de esta torpeza por parte de Manuel. Lo que acentúa y agrava los temores de Manuel.

Lo único es que nadie más parece reaccionar ante el susto que esto le provoca, él parece ser el único que se siente bloqueado, sobre todo porque ante sus temores, se encuentra con una Ana que ejerce de anfitriona con todo el mundo, con una sonrisa y amabilidad que en nada se asemejan a la impotencia y frustración que Manuel se esperaría de ésta al verle, al cruzarse sus miradas

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