Introducción
¿Qué te parece? Dejamos que Manuel siga ahí sometido a esa conversación/ entrevista de tercer grado por parte de los padres de Ana, para ver si por un casual esté les consigue convencer de que él es chico perfecto para Ana, después de dos años tras la ruptura de relaciones con Carlos, quien sí parecía ser el chico ideal, a causa de los problemas de salud de ésta.


Dicen que el amor es ciego y parece ser que los padres no están demasiado convencidos de que eso sea algo incurable, porque la verdad es que Manuel se ha encontrado con esta tesitura sin buscarla. Él tan solo ha ido hasta allí a recuperar el corazón de su amada tras su primera crisis de pareja provocada por la falta de comunicación y la falta de sintonía debido a la distancia
Solo ante el peligro

Porque Ana le ha dejado solo, primero con la madre, mientras ella se ha ido a arreglar y a terminar de preparar la mochila, porque ella también asistirá a la convivencia de novios de ese fin de semana, aunque de momento Manuel tan solo espera que tengan su primera cita, que saldrán a cenar y después le acercará con el coche. Ana quiere sorprenderle para bien.
Mientras Manuel está ahí escuchando como la madre de Ana ejerce por derecho como madre protectora, aunque en un tono afable, porque tampoco es cuestión de que el muchacho se espante sin más, al padre le ha dado tiempo a regresar al piso y se ha incorporado a la conversación, en una actitud un poco más cordial, pero sin que las primeras impresiones hayan sido muy favorables.
Ana pendiente de todo
sabemos que aunque Ana no se encuentra en el comedor desde su dormitorio se escucha toda la conversación, sin necesidad de que alcen demasiado la voz, porque se supone que conoce a sus padre y se teme la reacción de éstos al conocer al nuevo gran amor de su vida, quien no es precisamente un príncipe encantador, si se ha presentado allí con intención ni idea de impresionar a nadie con su personalidad.

Me gustaba considerarme una chica tradicional en algunos aspectos de mi trato y relación con los chicos, pero en aquella ocasión no me molestó el hecho de ser yo quien saliera al rescate de mi amado antes de que éste pensara que su charla con mis padres dejaba la nuestra de febrero en algo anecdótico.
Sabemos que aquella tarde del sábado 15 de febrero, fue la propia Ana quien mantuvo una charla similar con Manuel, queremos presuponer que fue algo premeditado, una pequeña trampa por su parte, ante la disyuntiva de no saber hacia dónde encauzar sus sentimientos y confiar en que aquel arranque de sinceridad, aquel darle calabazas en su propia cara, surtiría efecto.
Sin embargo, esta vez Manuel no aguanta en silencio el chaparrón ni el hecho de que la chica de sus sueños le llame «tonto» y le ponga a la altura del betún como posible pretendiente a su corazón. Se supone que los padres de Ana no son tan considerados como éste ni se dejan asustar por su timidez. Necesitan que les argumente por qué tiene interés en Ana.
- ¿Qué tiene que ofrecer?
- ¿Qué puede el aportar a la vida de Ana?
- ¿Qué tiene en común con ésta para pensar que su historia de amor tiene futuro?
- ¿En qué trabaja?
- ¿Su nivel de vida, de estudios, se asemeja en algo al de Ana?
- ¿Qué nos puede contar de sus padres, de su familia? ¿A qué se dedican?
- ¿Qué planes e intenciones tiene, en caso de que la relación avance y lleguen a pensar en comprometerse?
- ¿Qué va a hacer entonces? ¿Se va a mudar a la ciudad o planea que sea Ana quien se mude a Toledo?
- etc. etc.

Manuel no se había presentado allí con idea de pedirles su beneplácito para que volviéramos a vernos, tan solo a reconciliarse conmigo y que nos diésemos una segunda oportunidad. Era yo quien le había puesto en el compromiso de que se viera sometido a aquella tortura y lo peor es que lo había hecho con conocimiento de causa.
¿Se merece que lo rescaten?
Él ya le advirtió a Ana que no le parecía muy buena idea acompañarlo a su casa, aunque ésta no quisiera que le esperase en el portal, por temor a que se cansase de esperar a que volviera a bajar.
De manera que se enfrenta a esta primera conversación con sus futuros suegros, como suele decirse «a pecho descubierto», es decir, desarmado y sin nadie que le cobra las espaldas, ni siquiera para facilitarle la huida.
De hecho, si se hubiera quedado en el portal, se hubiera encontrado con el padre y el hermano que regresaban del trabajo y quizá esa primera impresión hubiera sido aún menos favorable. Manuel hubiera sido ese chico desconocido y de aspecto sospechoso que se hubiera colado en el portal ¿Un ladrón esperando asaltar a una inocente viejecita? ¿Un posible okupa?
A ver si Ana se termina de preparar, se carga con la mochila y acude al rescate de su chico antes de que a sus padre se les termine la paciencia o las preguntas, lo que tengan de menos para afrontar esta primera toma de contacto
Origen
- Manuel. Silencio en tus labios, 25 de julio 2003 (5)
- Ana. Silencio en tus labios. 25 de julio, 2003 (5)
- 6- Hija casadera busca marido – Tras el último verso

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