cabecera de "Silencio en tus labios" Ana

El despertar de los chicos

Introducción

Mañana del domingo, 27 de julio, 2003.

Según la entrada anterior, Ana se despierta un poco preocupada porque los chicos no han subido a despertarlas. Es el último despertar de la convivencia. Se supone que hay una costumbre. Esta tradición se ha mantenido a lo largo de los años. Cada vez que este grupo organiza una actividad de varios días, siguen esta tradición. El último día los chicos les rondan a las chicas, van a despertarlas.

Ana con aspecto desenfadado // Copilot designer

Sin embargo, esa mañana lo que reina en el pasillo de las chicas, en el edificio, es el habitual silencio. ¿Que les sucede a los chicos? ¿Se les han pegado las sábanas? ¿La asistencia a la convivencia de novios les ha hecho perder la picardía y el romanticismo? ¿Acaso le tienen miedo a la idea de que la madre de Ana esté en el descansillo? ¿Tienen miedo de que esté velando por la integridad de esta?

La madre de Ana con la zapatilla en la mano // Copilot designer

Por lo que sabemos, porque se lo que cuenta en la versión de Ana. En los últimos años esta ha acudido a varios de estos encuentros y convivencias. No es un capricho ni ocurrencia del momento. Los chicos, cuando se lo proponen, llegan a ser divertidos y atrevidos. Las chicas se muestran un poco menos celosas de su intimidad.

¿Donde estan los chicos? ¿Alguien los ha visto? Porque, si van a subir, lo lógico es que las chicas se preparen, les esperen. Que, sin que se pierda lo compostura, les reciban con la mejor de sus sonrisas. Sin dejar por ello de hacerse las sorprendidas. Que en cuanto escuchen sus cantos procedentes del pasillo demuestren poco reparo en salir de las habitaciones a saludarles. Tampoco hay necesidad de permitirles ni obligación de la entrada.

El despertar de los chicos

Como es lógico, para saber qué les sucede a los chicos. Hemos de buscar la respuesta en la versión de Manuel. En esta, Manuel intenta justificar el comportamiento de los chicos. Por una vez, parece que defraudarán las expectativas de las chicas.

Su justificación es menos complicado que como Ana se lo plantea. No, no tiene nada que ver con su madre. Tampoco tiene que ver con la madre de ninguna de las demás chicas. Tampoco tiene que ver con las respectivas suegras o futuras suegras de los chicos. Se trata de una cuestión mucho más práctica.

Por la mañana, los novios madrugamos algo más que nuestras respectivas para cumplir con la costumbre de rondarles el último día y dado que ir de habitación en habitación sería un tanto incómodo y la cuestión era que las sorprendiéramos a todas y que los matrimonios participasen de la diversión, aparte de que el hecho de estar en varias plantas complicaba el plan.

Manuel

Esto es, que los chicos si se levantan temprano y organizan con idea de cumplir con esa tradición. Sin embargo, se enfrentan a un dilema que no tiene fácil resolución. Se trata de una cuestión de respeto, de consideración hacia la dignidad de las chicas.

Entre el piso de las chicas y de los chicos tan solo hay un piso de diferencia. Allí, a diferencia de lo que sucedía en la convivencia de la Pascua, por poner un ejemplo, cada chica está en una habitación. A lo sumo, alguna comparte la habitación. No es cuestión de ir puerta por puerta. Se asume que alguna de ellas no se sienta con ánimos para que la vean recién levantada.

En la convivencia de la Pascua, en aquel despertar, los chicos invadieron la casa de las chicas. Algunas, como Ana, optaron por quedarse en el saco de dormir. La situación se volvió un poco comprometida. Se comentaba que esta volvía a salir con alguien.

Chicas en el pasillo //Copilot designer

La solución

Al final, subir a despertar a las chicas parece no ser muy buena idea. Dado que son ellas quienes, de todas maneras, han de bajar a la capilla, los chicos optan por lo que entienden es más lógico y mejor para todos. El punto de encuentro es la capilla para el rezo de laudes. Mejor esperarlas en la puerta o al pie de las escaleras.

Se pierde parte de la gracia, del romanticismo del momento. Sin embargo, en un detalle de gentileza por su parte. Los chicos entienden que de este modo ninguna se habrá de sentir intimidada ni incómoda. Ellas tendrán tiempo para asearse sin que nadie les moleste ni interrumpa. cuando estén listas y lo consideren bajaran.

De esta manera todas las chicas recibirán el mismo trato y atención. Cada cual podrá agradecer el detalle a quien considere y como considere. Hemos de tener en cuenta que, igual que sucede con los chicos – al menos es lo que se puede pensar -, entre las chicas hay mujeres casadas. También hay chicas con novio. Además, hay chicas que han acudido a la convivencia en busca de su vocación. Otras, simplemente quieren pasar el fin de semana en un ambiente de pareja y oración.

Lo que de seguro no hay son madres con la zapatilla en la mano. No están en actitud amenazante. No están dispuestas a darle una llamada de atención al primero de los chicos que pretenda pasarse de listo. En este caso, es posible que estas madres preocupadas sientan motivos para sentirse aliviadas. La integridad de las hijas se ha respetado.

La madre de Ana con la zapatilla en la mano // Copilot designer

Cuestión aparte es que las chicas se pueden sentir agradecidas. También pueden sentirse decepcionadas con la actitud y las excusas de los chicos. Ellas esperaban que subieran. Sin embargo, les han dejado compuestas y sin novio.

En la convivencia de la Pascua sabemos que no se privaron de echar a los chicos a la calle. Esto ocurrió en cuanto entendieron que una de ellas empezaba a sentirse intimidada. Los chicos sentían curiosidad por conocer la identidad de aquel que había conquistado su corazón. En esta convivencia no se sabe de ninguna que guarde un secreto inconfesable.

Origen