¡Cuidado con el novio!

Introducción

Sábado, 27 de septiembre 2003

Más o menos hacia el mediodía detuve el coche frente a la entrada del chalet, ya había visto la señal que indicaba que había encontrado la urbanización y en una de las columnas estaba el número del chalet que buscaba.

Ana

¡Encontrado!

Sabemos que esta mañana de sábado, Ana se ha levantado a las ocho, consciente de que al menos tenía dos horas de coche por delante, a lo que añadir el tiempo que tardase en localizar el chalé de los padres de Manuel por las indicaciones que ha recogido de las amigas, quienes tampoco estaban demasiado seguras de saber llegar.

Contando con que Ana no ha tenido la osadía de levantarse de la cama y directamente subirse a su coche, ya que no es una chica tan atrevida ni impulsiva, podemos calcular que entre unas cuestiones y otras al final el viaje ha sido de unas tres horas, si consideramos que la última parte ha ido pendiente de no perderse más que por la distancia recorrida.

Esta mañana Ana se ha levantado y vestido con idea de acudir al encuentro de Manuel, del amor de su vida, consciente de que le encontraría en un chalé perdido en mitad del campo. Por lo cual, aparte de querer causarle una buena impresión, aparte de darle una sorpresa, habrá sido previsora frente a los imprevistos.

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Un chalé con vistas

Cuando en a finales de julio Manuel estuvo frente al portal del piso de Ana, lo que observó mientras esperaba a que ésta se reuniera con él, acabara con esa pantomima de hacerse la despistada y hacerse esperar, fue tan solo eso, la puerta cerrada de un portal residencial en una de las principales avenidas de la ciudad.

Manuel no encontró ninguna clara evidencia de cómo era la vida o situación de Ana para confirmar o desmentir lo poco o mucho que sabía de ésta hasta entonces, de la chica que había cautivado su corazón y se lo había abierto de par en par. En aquellos momentos estaba pendiente de resolver su primera crisis de pareja.

En cambio, Ana que ha llegado un tanto perdida hasta allí, sin estar demasiado segura de la dirección, sin moverse del coche, sin que nadie le haya abierto aun la verja ni invitado a entrar, ya tiene ocasión incluso de fijarse en que la puerta del garaje se encuentra abierta. De un primer vistazo tiene ocasión de hacerse una idea de cómo es el chalé.

La parcela era grande, en comparación con los de las urbanizaciones prediseñadas y el aspecto del chalet no se parecía demasiado a los de los lados, 

Además, desde la calle también se veía la piscina, lo que hasta cierto punto se consideraría un lujo caro. 

Ana

Se encuentra con un chalé con características únicas, cuando tal vez se esperaba encontrar un adosado o un chalé pareado, por eso de que le han dicho que está en una urbanización y por lo que cree saber de Manuel y de sus padres. de manera que se siente un tanto confundida y contrariada, por suerte para ella para bien. Hasta el punto de llegar a dudar que de verdad haya llegado a su destino.

Chalé de los padres de Manuel // Copilot designer

Comparaciones

Ana se detiene a pensar y reflexiona sobre la diferencia entre la mentalidad de sus padres y la de los de Manuel. Los suyos son gente de negocios que han reinvertido sus ganancias en el propio negocio con intención de prosperar, que no se han permitido grandes inversiones inmobiliarias. Lo que ha ido en beneficio del propio negocio, de mantener el prestigio y la imagen de la gestoria.

Los beneficios del negocio también se han reinvertido en dar educación a los tres hijos, dado que, al menos, tanto José, su hermano, como ella tienen titulación universitaria y ambos están trabajando en la gestoria. Marta, la pequeña, la hija pródiga, trabaja y vive en el extranjero, alejada del control paterno, aunque ello no impide que cause algún que otro quebradero de cabeza a los padres por ello.

Manuel (imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

De Manuel, Ana sabe que tiene hermanos, aunque no los conozca y de la mayoría sepa más de oídas y por las confidencias que las amigas de Toledo han compartido con ésta en esas conversaciones de amigas. Lo que si sabe de los padres de Manuel es que estos no regentan ningún negocio, de manera que es fácil deducir que este chalé es la inversión de su trabajo.

No sabe a qué se dedican los padres, si trabajan los dos, ni lo rentable que puede resultar como para que se puedan permitir ser propietarios de un chalé con piscina, con una parcela grande, donde al perro casi puede decirse que le sobra espacio para moverse, para correr.

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Manuel no tiene coche

Una manera de poder permitirse un chalé así es que Manuel no disponga de coche, ya que por alguna parte hay que recortar gastos. Ana, por su parte, tiene trabajo y coche propio, en parte porque lo necesita para trabajar. El hecho de que Manuel no disponga de coche es uno de esos pequeños detalles que no le hacen parecer el novio perfecto para ninguna relación. Le deja en mal lugar frente a otros posibles pretendientes.

Porque no, aunque la parcela sea amplia y la puerta del garaje se encuentre abierta, no se ve ningún coche. Esa supuesta y aparente vida de «lujo» se queda en eso. Si éste es el chalé de los padres de Manuel, si se encuentra aquí, dado que por lo menos hay un perro, sin duda se pone de manifiesto que a pesar de las segundas impresiones, Manuel no es tan diferente a cómo ella le ha conocido.

Ana (imágen oficios para la web) // Copilot designer

Pero ahora, al menos, cuando Ana regrese esa tarde a su casa y le comente a su madre lo que ha descubierto confía en que ello contribuya a mejorar en algo esas primeras y no muy favorables impresiones, que al menos es un chico de buena familia, que no es un don nadie al que haya conocido en Toledo en las actividades de ese grupo interdiocesano de oración.

Es más, si se confirma eso de que Manuel no dispone de coche, tendrá un segundo motivo para alegrarse de que Ana se haya acercado hasta allí para hablar con él y darle una sorpresa. A ella no le causará mucho trastorno llevarlo de regreso a Toledo, siempre y cuando no les haga muy tarde. de ese modo Ana tendrá una excusa para confirmar que no se equivoca de dirección al enviarle esas cartas de amor.

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