Dentro del portal

Introducción

Sábado, 27 de septiembre 2003

Acerté con la primera llave y la cerradura cedió con facilidad, por lo cual tan solo hubo que darle un pequeño empujón a la puerta para que se abriera.

Ana

Cuando entramos en el portal sintió curiosidad por saber cuál era mi buzón, allí donde el cartero depositaba las cartas de amor que me enviaba antes de que llegasen a mis manos,

Manuel

Vecinos cotillas

Cuando llegan frente al portal, Ana aún sigue con ganas de bromear, de buscar la complicidad entre ellos, por el hecho de que es ella quien lleva las llaves de Manuel y hasta cierto punto siente el nerviosismo y la emoción de la primera visita, de conocer el espacio más privado de su chico, donde ninguna de sus amigas no ha estado antes o si lo han hecho han sido como parte del grupo y como algo muy excepcional.

El problema es que se da cuenta de que a diferencia de lo que sucede en su portal, por estar en plena avenida, aunque haya más tráfico y tránsito de personas, no se siente ni mucho menos tan observada como allí, que lo que para ella es una novedad, para el resto del mundo también lo es. Manuel regresa a casa en compañía de una chica, que se muestra en actitud cómplice con él.

Si la inquietud o la tranquilidad de Ana era la de saber que los padres de Manuel no están en casa, de pronto parece caer en la cuenta de que esa ausencia es la menor de sus preocupaciones. Que ha bastado con bordear el edificio para descubrir que están en la calle y a la vista de todo el mundo, aunque en realidad nadie parezca prestarles atención, ni siquiera los que en esos momentos pudieran estar asomados a la ventana


Ana con aspecto alegre (imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

Dentro del portal

Como es Ana quien lleva las llaves, ha de probar suerte y ser ella quien abra el portal, quien se encuentre con la tesitura de no saber cuál de las llaves es la correcta, que aunque Manuel sea un chico sin demasiada vida social, sin coche, va cargado de llaves, cada una con un tamaño, una forma y destinada a una puerta diferente.

Que Ana sepa, Manuel tan solo cuenta con dos viviendas, ese piso y el chalé, el problema es que desde la calle hasta que se llega al interior de cada una de esas viviendas hay una serie de puertas que les bloquean el paso. Es más, como Ana no ha tenido la prudencia de preguntarle, ni prestó atención cuando éste cerraba el chalé, ahora no tiene claro el orden o criterio seguido para colocar esas llaves en el llavero.

Manuel (imagen oficios para la web) // Copilot designer

Sin embargo, dado que Ana pretende dar la impresión de que es una chica que sabe afrontar los problemas, los retos que la vida le plantea, que pretende dejar impresionado a Manuel con sus muchas e infinitas cualidades personales, no se frenta ante las dificultades ni ante el hecho de sentirse observada por todo el mundo, que en caso de fallar hará el mayor de los ridículos.

Los buzones

Cuando se abre la puerta y acceden al portal, a parte de fijarse en las escaleras, que la primera planta del edificio no se encuentra a nivel de la calle, lo que le llama la atención son los buzones, que a diferencia de lo que sucede en su edificio, están ahí mismo, a la vista de todo el mundo, en uno de los muros laterales portal.

Interior del portal // WordPress AI

Es en uno de estos buzones donde el cartero ha depositado las carta que Ana le ha enviado a Manuel, tanto las primeras en las que le rogaba que se olvidara de ella, que no la involucrase en sus absurdas expectativas románticas, como las últimas en las que ella daba muestras de sentirse protagonista y partícipe de esa historia de amor que ambos estaban construyendo.

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En las cartas más recientes, porque su relación a distancia de los días o semanas previas no se había limitado a llamadas de teléfono, ella le había omitido su intención de hacerle aquella visita sorpresa así como las alusiones directas a la boda de Carlos, porque tenía intención de sorprenderlo y sobre todo evitarle que se buscase nuevas excusas para rehusar su asistencia a dicho acontecimiento.

De algún modo le había llegado a mentir a medias, no siendo todo lo sincera que tal vez debería, pero Manuel no se lo había tenido en cuenta. Se había lamentado por el hecho de que éste le hubiera dado plantón a la posibilidad de acudir juntos al encuentro/convivencia de fin de semana, de todo el grupo a nivel nacional, para lo cual Manuel le había dado una excusa irrefutable, que se había demostrado como cierta.

Frente a la desilusión por el desplante estaba el hecho de que ya empezaban a tener proyectos en común, como era el tema de la cuenta vivienda, dado que gracias a la implicación de Manuel, Ana se encontraba con más facilidades para saldar sus deudas con su ex al respecto de ese asunto. Se planteaba la continuidad de ese proyecto con aires renovados.

También había un lógico optimismo por el cambio de actitud de sus padres, sobre todo por parte del padre, ante la evidencia de que se empezaban a superar los reparos y recelos que éstos habían demostrado hacia Manuel. Quien empezaba a dejar de ser el peor pretendiente que Ana se podría haber buscado a ser un chico con opciones de convertirse en «el chico perfecto», aunque no hubiera que emocionarse por ello demasiado pronto.

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