Un ligón de pacotilla

Introducción

Sábado, 27 de septiembre 2003

Es muy común utilizar el término ‘pacotilla’ para referirnos a algo que tiene poca importancia, valor, es de mala calidad e incluso para señalar lo malo que es alguien en una cosa determinada: ‘Fulanito es un cantante de pacotilla’, ‘ese se da muchos humos pero tiene un trabajo de pacotilla’…

Seguimos bordeando el parque y llegamos hasta una avenida que ya me era bastante más familiar y por donde no esperaba que Manuel tuviera nada relevante que contarme, salvo que cerca de allí nos habíamos conocido y comenzado nuestra historia de amor.

Ana

Cuando le mostré el instituto pareció creer que le iba a decir que por aquel entonces mi gafe había cambiado, especialmente cuando le comenté que de mi infancia me quedaba el recuerdo de ver a lo lejos aquellos edificios y que por aquel entonces ya estaba allí el instituto.

Manuel

Háblame del amor, toledano

En este pasear por esta parte de la ciudad, por ese fallido intento por encontrar alguna evidencia clara del pasado y la vida de Manuel mientras bordean ese parque de la ciudad, cuyo entorno es un reflejo de lo que ha cambiado la ciudad a lo largo del tiempo, llegan a una larga avenida, a una de esas que se ha convertido en una de las principales de la ciudad.

Aquí Ana ya se siente mucho más segura y ubicada. En ese sentido, ya más o menos se sabe orientar, es una parte de la ciudad que se conoce y por la que se ha movido en visitas anteriores acompañada de las amigas y sobre todo, como así consta, es por allí donde fija el comienzo de su historia de amor, donde se planteó con mayor seriedad que este torpe chico de Toledo quizá se mereciera una oportunidad.

Ana con aspecto alegre (imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

Por lo cual, si este «tonto» consiguió captar su interés, ¿a cuántas más no habrá intentado engatusar? Porque a los chicos les gusta eso de comerse una y contar veinte, enorgullecerse de que van por la vida de rompecorazones y dejando tras de sí un rastro de chicas tan largo que ni ellos mismo ya son capaces de dar un número exacto. Pero, lo que es presumir, presumen de todos modos.

Ante la tesitura en la que le puse, consciente de que parte de lo que él se callase o me contara ya lo había escuchado por boca de mis amigas, lo único que esperaba es que me demostrase que era un chico como los demás, de esos que presumen de sus supuestos éxitos amorosos para concluir con que yo estaba por encima de todas aquellas chicas.

Ana

Para ellos este recorrido por la avenida comienza con la adolescencia de Manuel, con sus años en el instituto donde éste ha cursado el Bachillerato, en una edad en la que eso de interesarse por las chicas se convierte casi en una asignatura más, en la que examinarse a diario y esperar que los éxitos superen en mucho las calificaciones académicas, aunque lo habitual sea convencerse de que hay que dedicarse más horas al estudio y menos a pensar en las musarañas.

Nada de qué presumir

La ventaja o desventaja de Manuel a la hora de aludir a sus amores del pasado, a partir de su adolescencia, es aludir a su afición a la poesía, a plasmar esas vivencias y sentimientos por escrito, por lo cual en las pruebas está la evidencia del delito, en su misma esencia como poeta está el hecho de que ha sido un chico que no se ha mostrado indiferente a la presencia de las chicas ni a la respuesta de éstas a tales insinuaciones o pretensiones.

Manuel (imágen oficiosa para la web) // Copilot designer

La suerte de Ana, dado que ella en su momento evitó aludir a ello y sus historias de amor, de lo que hasta cierto punto punto se permite hablar con cierta libertad, porque es un dato que Manuel conoce, es que ella durante unos años fue la novia de Carlos, que fue ella quien tomó la decisión de acabar con la relación por cuestiones sobre las que prefiere no entrar en mucho detalle, pero que tiene que ver con sus problemas de salud y la falta de compatibilidad.

La ventaja de Ana frente a Manuel es que, aunque Manuel se muestre como un poeta un tanto reservado a la hora de hablar de su poesía, ella tiene la suerte de conocer a algunas de las afectadas, es decir que de algún modo se puede decir que Ana ya viene avisada de antemano sobre lo que éste le puede llegar a contar o desmentir de esos supuestos éxitos o fracasos. Aparte que puede decirse que ella también ha sido «sufridora».

Lo que le dejé bien claro fue que ella era la primera que me había correspondido, con quien había llegado a iniciar de verdad una relación. Eso quise que le quedara claro para que no pensara que tenía ningún otro amor a oculto por ahí o que presumiera de ser un conquistador nato.

Manuel

Un suma y sigue

Para ser un chico que se supone ha de impresionarla con su encanto natural, convencerla de que es el chico indicado, que a Ana le merece la pena estar con él, eso de presentarse ante ella como un chico de los que no se ha comido una rosca, como se suele decir, no resulta demasiado favorecedor. Más bien, la confirmación del ojo clínico de los padres de Ana en cuanto a las primeras y no muy afortunadas impresiones

Al menos Ana se puede quedar con la tranquilidad de que no se ha enamorado de un mujeriego ni de un chico que se lo tenga demasiado creído eso de que no hay chica en el mundo que no haya suspirado alguna vez por sus huesos o que se vaya a ir con cualquiera como ella de despiste lo más mínimo, dado que hay quien presume de tener una agenda para los por si acaso.

Esa supuesta agenda de contactos para los «por si acaso» de Manuel, por lo que éste parece darle a entender, tan solo tiene un nombre y un número de teléfono, el de Ana. El pasado ya no importa, pero el presente y, sobre todo, el futuro tienen la oportunidad de construirlo juntos

No me uses para dar celos a nadie

Por desviar un poco la conversación en las vivencias de Manuel, por salir del paso y ya que están con confidencias, éste no tiene reparo en aludir a las historias de Ana, sobre todo por la sorpresa y contrariedad que le supone el hecho de que una chica como ella haya demostrado un mínimo interés por él, cuando las demás le han dado la espalda o no ha llegado a ese grado de entendimiento.

Manuel se llega a plantear, de manera errónea y por no conocer con suficiente detalle la historia que Ana en realidad, que en convivencia de la Pascua, en abril, cuando le confesó su amor, lo que buscaba era darle celos a Carlos. Ser un poco retorcida, ante el hecho de que ésta hubiera pretendido volver con él y éste la hubiera rechazado, porque lo suyo con su actual pareja iba tan en serio que se casarán a finales de octubre.

Ante tal insinuación Ana se llega a sentir un poco molesta y ofendida. Hubiera sido «una bajeza moral». Como tampoco espera que él la esté utilizando a ella en ese sentido, porque haya puesto sus miras en otra chica y el hecho de ser él quien esté «pillado» e inaccesible le convierta en un chico mucho má atractivo. En tal caso, ya sabe lo que puede hacer con sus encantos.

Ana es una chica seria, decente y formal, que no juega con los sentimientos de nadie y menos aún con los de aquel en quien ha puesto todo su interés y su corazón. A ella lo que menos le importa es el pasado de Manuel y entiende que éste tampoco quiere removerlo para impresionarla.

En cuestiones del amor, como sucede con los cambios habidos en el barrio, casi mejor construir encima y que no haya demasiadas evidencias de lo vivido.

Origen