En busca del pasado perdido

Sábado, 27 de septiembre ( más continuación)

Nuestra pareja de enamorados sale de paseo por la ciudad. Ya han disfrutado de una comida casera en casa de Manuel y se deciden a salir a salir un paseo entre otras razones porque la tranquilidad con la que se esperaba encontrar Manuel se ve amenazada con la posible llegada de alguno de los hermanos de éste. Encuentro que de momento Ana prefiere evitar porque su visita es con intención de convencer a éste de que acuda a la boda, no para presentarse y conocer a la familia. En todo caso, un poco más a su chico, esa parte de su vida que aún ignora y que por su parte ella tuve a bien contarle cuando éste la visito en el mes de julio. Están en Toledo, y aunque Ana sabe bastante de Manuel por lo que le han contado las amigas, tiene curiosidad porque se lo cuente éste en persona y en el lugar de los hechos. ¡A ver si es tan maravilloso como ella supone o se queda con que es uno de tantos!

La visita empieza en el colegio, desde la infancia, empiezan casi en el mismo barrio. El camino que siguen bordea uno de los parque de la ciudad, sobre el que Manuel se permite contarle la anécdota de que en s su momento, aquel pulmón verde de la ciudad ha sido como su casa, lo cual Ana se toma con una cierta incredulidad porque el parque como tal no tiene aspecto de haber sido una zona residencial. sin embargo dada la firmeza y convicción de éste, Ana no es que se lo termine de creer del todo, pero atribuye esa falta de evidencias al propio desarrollo urbanístico de la ciudad, casi al empeño de alguien por borrar las huellas de su pasado, como queriendo dar a entender que allá por donde pasa Manuel no deja muy buen recuerdo y es mejor borrar sus huellas.

Un poco más allá del colegio, siguiendo por el parque, se encuentran con la iglesia, con lo que para Manuel han sido sus inicios y primeros contactos con la gente del Movimiento, con su grupo de amigos. Allí de algún modo estaban los inicios de todo, lo que de algún modo Manuel vincula con sus recuerdos de la infancia, con la vinculación que tiene con esa iglesia, con esa zona de la ciudad. Ante la iglesia Ana siente curiosidad por saber si es allí donde le bautizaron, pero éste le ha de aclarar que no, que fue en un un lugar próximo, amenazado por ese desarrollo urbanístico, por esas obras que iban cambiar el aspecto de la ciudad, lo que de algún modo acentúa la idea de ese empeño por borrar las huellas de su pasado.

Pero, por irónico que pareciera, como Ana me dijo, parecía que de manera premeditada se quisieran borrar las huellas de mi pasado, como si no hubiera existido o vivido en la ciudad.

Manuel

Mi respuesta y reacción ante aquello no pudo ser menos jocosa, ya que no cabía otra, le advertí que me iba a pensar lo de invitarle de nuevo a mi casa, no fuera que al día siguiente nos llegase un aviso de derribo, porque en mi casa no había planes ni intención de mudarnos en muchos años.

Ana

Incluso me planteé a insinuarle por que no había tenido suerte con sus relaciones amorosas hasta entonces, les contaba a todas sus ligues lo mismo que a mí y les asustaba.

Ana

Sin embargo, como no hay nada, no hay obras que les impidan seguir su paseo, siguen bordeando el parque, por ahí por donde Manuel asegura están las huellas de su pasado, pero que tan solo hay evidencias del progreso y desarrollo de la ciudad. el paseo les lleva hasta una avenida, a las puertas del instituto y para no romper con la tónica del paseo, con el relato de la vida y del paseo de Manuel, éste vuelve a hacer mención de las obras, de lo mucho que ha cambiado ese lugar y de lo cual él ha sido testigo directo.

Estábamos en el otro lado del parque. Y sí, le tuve que confesar que aquel panorama había cambiado durante mi época de instituto, lo que entonces era campo abierto se había convertido en un montón de calles asfaltadas y edificios de varias plantas. No había rastro de mis recuerdos de infancia ni adolescencia, salvo el hecho de que había sido testigo de aquella transformación.

Manuel

Constructor de poemas

Dado que Ana ya conoce la avenida y hasta cierto punto está un poco más enterada de esa vida un poco más actual de Manuel, prefiere profundizar un poco más en los detalles que desconoce y que de algún modo le tienen un poco más inquieta. Entran en lo que es la vida adolescente de Manuel, ante lo cual se hace inevitable aludir a su afición a la poesía y por derivación a sus historias románticas, a esos amores platónicos y frustrados.

Tal vez la construcción de aquel barrio y la transformación de aquella avenida hubieran cambiado el aspecto con que se lo había encontrado aquellos años, pero era fácil comprender que la prueba de su delito, sus poemas, no habían acabado en la basura y, por lo tanto, tampoco el recuerdo de aquellos amores de la adolescencia.

Ana

En realidad Ana no tiene interés en que éste entre en detalles en contarle sus aventuras y desventuras con las chicas porque ella tiene fuentes de información mucho más fiables y menos comprometidas. De algún modo Ana se siente en la justificación de entender por qué ella no ha seguido el camino de sus predecesoras ni le ha mandado a hacer gárgaras a las primeras de cambio. Ante lo cual llega a la conclusión de que Manuel ha de mejorar en parte el concepto que tiene de sí mismo, le ha de dar la razón a sus amigas cuando éstas le han asegurado que de haber puesto un poco más de interés por su parte, cualquiera de aquellas chicas que le habían dado calabazas quizá se hubiera dejado cautivar por sus encantos. Para Ana es una suerte que ninguna de aquellas se le haya adelantado, aunque también con la inquietud de que ella se ha quedado con lo que las demás no han querido, en todo caso que ha sido la única que ha conseguido que Manuel sea un poco más optimista con ese concepto sobre sí mismo.

No estaba muy seguro de que fuera muy correcto hablarle de mis amores del pasado, por mucho que aquellas chicas hubieran dejado su huella en mis poemas e historias, dado que, como Ana sabía, yo no contaba veinte, las escribía, que si cabe era peor, aunque dichos escritos no salieran de la privacidad de mi habitación, a pesar de que con los poemas sí me diera más a conocer.

Manuel

Más allá de ese lógico romanticismo a lo que Manuel alude es a su afición de la poesía, al hecho de expresar sus sentimientos por medio de esos poemas, que todo aquello se ha quedado como parte de su crecimiento personal como poeta. Intenta mostrárselo de una manera positiva, dándole a entender que tampoco es una faceta de su vida que le pretenda ocultar ni que ella ignore, dado que ha sido por medio de esos poemas, lo que éste ha compartido y de un modo u otro han llegado a manos de Ana lo que han favorecido que ésta le conociera y hasta cierto punto llegase incluso a temer que su historia de amor se quedara entre esos versos, como algo que quizá no a todas les resultaba tan fácil de ignorar.

Si esperaba encontrar alguna lógica a lo ilógico de nuestra relación, en realidad debía ser ella quien me lo explicase, dado que yo estaba totalmente confundido.

Manuel

Manuel se llega a replantear las razones por las que Ana está con él por sus verdaderos sentimientos y motivaciones, ya que sin querer dudar de ello, se atreve a admitir que en algún momento se ha llegado a sentir utilizado, que si esas historias frustradas de Manuel han sido un motivo para que Ana desconfiara de las verdaderas intenciones de éste, su historia personal no tiene menos incoherencias debido a su relación y amistad con Carlos, al hecho de que, a pesar de su ruptura, esa separación no hubiera sido total hasta no estar segura de querer afianzarla con Manuel. De hecho Manuel argumenta que Ana tampoco tiene nada que se pueda utilizar en su contra porque ésta escribe poemas. Es decir a Ana le resultaba mucho más fácil cerrar esa etapa de su vida, pero Manuel trae consigo las huellas de su pasado.

Todo tiene un comienzo

Y como toda historia tiene un comienzo, la suya, la que forma parte de la historia y vida de Manuel, también se incluye en ese paseo, llegan frente a las puerta de la iglesia donde la tarde del 15 de febrero mantuvieron esa conversación. Allí donde Manuel se las quiso dar de valiente, de caballeroso por no dejar sola a una chica y de donde salió escaldado por pasarse de listo, porque ésta le echo un garro de agua fría sobre sus pretensiones románticas. Allí fue donde sus corazón se encontraron el uno con el otro, donde Ana se lo quiso partir en mil pedazos, sin estar muy segura de querer recomponerlo después y donde Manuel descubrió que ésta no se iba a acobardar ni a la hora de pedirle que la dejase tranquila ni a la hora de cambiarle los esquemas, porque cuando éste ya estaba a punto de marcharse a casa, ella le retuvo, necesitaba que le acompañara porque se sentía perdida y abandonada por las amigas, debía reunirse con éstas y necesitaba que alguien la acompañase al punto de encuentro.

De hecho, de sus palabras deduje que era consciente de la relevancia que había tenido nuestra conversación de febrero y lo que hubiera supuesto para los dos que aquella tarde no se hubiera desentendido de mí

Ana

Lo que estaba claro era que lo acontecido aquella tarde de febrero había sido un paso más para llegar a donde estábamos en esos momentos. Si la hubiera dejado sola entonces, habría perdido todo lo que después de ocho meses llevaba ganado y ni siquiera me podría plantear llegar a conseguirlo.

Manuel

El resto de su historia de amor ambos ya la conocen, por lo cual en paseo concluye con el regreso a casa de Manuel y las prisas de Ana por marcharse a casa. Sin embargo, éste día un no ha llegado al final, por su puesto su historia tampoco ambos se sienten mucho más reafirmados en ello, dispuestos a ir un poco más allá ahora que se conocen un poco mejor y saben de lo que cojea cada uno, de sus defectos y sus virtudes.

Que, a diferencia de todo lo que había desaparecido en su vida a consecuencia de los cambios habidos en la ciudad, confiaba en que me quedaría a su lado, como él estaría al mío. 

Ana

Lo relevante, en todo caso, es que ella ya se sentía parte de mi vida y esperaba que mi historia con ella no corriera la misma suerte que mi casa de campo, el colegio o el aspecto de aquella avenida, que si cambiaba en algún sentido fuera para reafirmarse y no para desaparecer.

Manuel

Su amor está aún en obras

Queda el gran secreto

Queda por saber cuál es ese gran secreto que han de desvelarse, que hará que el corazón de uno de ellos encuentre esa reafirmación en sus sentimientos por el otro. Ha llegado el momento de que se fusionen de algún modo los cuatro personajes que han formado parte de esta complicada historia de amor.

¿Será Manuel quien descubra la identidad de su amiga secreta? ¿Será Ana quien desvele ese anonimato? ¿Serán sinceros el uno con el otro al respecto? Lo único que saben, que sabemos es que a lo largo de este año, de lo que llevamos de novela, ambos han encontrado en las redes sociales, en una pagina de contactos a alguien que parecía entenderles a la perfección, como si estuvieran pasando por la misma pesadilla y que a veces tan solo se ha limitado a escucharles/leer sus mensajes de email en silencio, porque a la hora de escribirse Manuel y Ana muchas veces se han dejado llevar por los primeros impulsos, por sus amigos de Internet les han demostrado algo más de paciencia y sentido común. ¿Y si Ana o Manuel tuvieran algo de eso que estos amigos les aportan ha les ha cautivado?

A ver si encajamos esa última pieza de este puzle de amor y podemos acudir a la boa de Carlos y plantearnos el futuro con otra mentalidad, a ver si se dan cuenta de que su amor va más allá de momentos puntuales.

Vosotros decidís, o Ana se monta en el coche y de marcha directamente a casa o acepta que Manuel la invite a merendar para hacer que este día termine por ser perfecto para ambos.

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