¡Con vergüenza!

Introducción

Sábado, 27 de septiembre 2003

Preferí no perder mucho más tiempo y consideré que ya era momento de que me marchara, consciente de que me iba sin haberle dado mi dirección de e-mail, sin haber aprovechado la ocasión para curiosear en su buzón de correo

Ana

¿Lo sabía o no lo sabía?

Parece ser que nos vamos a quedar con la duda, con la incertidumbre, que Ana no se va a sincerar más con nosotros que con Manuel sobre la cuestión de que sabe que es el su amigo anónimo del chat de citas, «El Poeta», porque está claro que éste no sospecha nada al respecto, ni se lo imagina. la chica con la que lleva dos años y medio intercambiando mensajes de manera anónima y la chica por la que lleva suspirando y al final ha caído presa de sus encantos, son la misma.

Lo que a Manuel le llama la atención, le contraría un poco es el hecho de que Ana conozca su dirección de correo más personal, esa que se supone no comparte con tanta gente y que entendemos utiliza cuando no quiere darse conoces, para cuestiones no oficiales, como, por ejemplo, apuntarse aún chat de citas o flirtear con las chicas que le interesan, entre otros usos informales u oficiosos.

Por nuestra parte hemos comprobado que Ana, en ese aspecto, es mucho más discreta. Asumimos que en el año 2003, era habitual eso de tener una cuenta de email para el trabajo, otra cuenta para cuestiones oficiales y otra para sus cuestiones más privadas. A Manuel prefiere incluirlo en esa segunda cuenta, aunque ya le considere «su novio», pero una chica también tiene derecho a disfrutar de una cierta privacidad, a tener secretos inconfesables

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Lo que sorprende es que tenga la dirección de su amigo anónimo del chat, 2El poeta» de ese del que no habla con nadie, pero a quien se lo cuenta todo, en su cuenta de e-mail personal oficial, aparte de la oficiosa, de la que utiliza para ese intercambio mensajes con él. porque, además, fue ella quien le pidió una cierta discreción y anonimato en ese sentido, para que no se crease falsas expectativas.

Fue Ana quien le pidió que no la buscase, que no intentara averiguar quién era ella, porque tampoco le iba a dar demasiadas pistas sobre su identidad aunque sabemos que le cuenta todos lo referente a sus encuentros y desencuentros con Manuel, sin dar nombres ni localizaciones exactas. Aparte de que alguna vez éste le haya contestado y evidenciado que extrañamente eran casi almas gemelas.

Lo sabía

Aunque en la escritura de la novela esto de los amigos del chat, como ya he comentado en más de una ocasión sea un pequeño truco, una treta literaria a la que recurrí en los primeros borradores para dar un poco más de identidad y personalidad al personaje de Ana, hasta el punto de acabar teniendo su propia versión de la novela, este juego de secretos lo he mantenido hasta el final.

Ana, junio 2001

Por aburrimiento, una de esas tardes de viernes en que hubiera quedado con Carlos para salir, pero debido a nuestra ruptura ni siquiera esperaba que me llamase por teléfono, me entretuve navegando por Internet, me sentía sola y desanimada, por lo que casi a la desesperada buscaba quién me hiciera compañía, sin comprometerse demasiado conmigo.

En mis reflexiones y por cómo se desarrolla la novela, aunque no sea algo que se mencione de manera clara y directa en ningún momento, porque ello forma parte de la personalidad más privada de Ana, he querido presuponer que más pronto que tarde lo sacaba descubriendo, sospechando y que es justo en este momento de la novela cuando tiene la confirmación.

Que eso de mostrarle a Manuel su cuenta de correo, ésta y no la otra, ese empeño de que en esta ocasión no se despidan sin antes haber conseguido su dirección de email, es del todo premeditado y esconde una doble intención, dado que en realidad hay manera menos directas de conseguir una de las direcciones de Manuel, por medio del envío masivo de mensajes por parte del grupo.

Esta treta podría haberle salido mal, en caso de que Manuel le hubiera dado su email oficial, pero podemos presuponer que también lo tiene, pero lo que pretende con ello es conseguir una prueba de hasta qué punto confía en ella y que ya sospecha que éste no reprime su empeño por evidenciar su interés por ella, en darle a entender que no es una amiga más y espera crear algo especial entre los dos.

Manuel (imágen oficiosa para la web) // Copilot designer

Si lo sabía

Si nos atenemos a esta línea argumental de que Ana conoce este pequeño secreto de Manuel, si le queremos dar un valor real dentro de la novela y no verlo solo como un simple recurso literario explotado hasta las últimas páginas de la novela. Se entiende un poco más todo lo que se supone ha pasado.

Es decir que si Ana lo sabía y, aun así, ello no ha sido razón para cortar por lo sano con todo lazo y relación con Manuel en todas sus facetas, cobra más sentido el hecho de pensar que ella ha visto en él algo que las demás han pasado por alto y le ha llamado la atención de tal manera que le quiera dejar escapar.

[Es parte del personaje y una licencia que me he tomado como autor de la novela, más allá de ese pretendido carácter autobiográfico, considerando que la referencia del personaje de Manuel es clara y manifiesta, que todo parecido con la realidad es intencionado, lo inventado también]

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La cuestión es que podemos pensar que en medio de este cruce de malentendidos y actitudes desesperantes por una parte y secretos por el otro, en algún momento Ana se decide a dar el paso y contradecirse a sí misma para intentar descubrir algo más sobre la identidad de «el Poeta» y como se suele decir empieza a atar cabos sueltos sin demasiada dificultad.

¿Cómo es posible que haya un chico poco hablador, pero que cuando lo hace, parece que está viviendo lo mismo que ella, pero en versión «chico»? Que cuando ella manda a Manuel a freír espárragos, por decirlo de manera fina, a su amigo del chat, esa chica que le interesa, le ha mandado a hacer gárgaras y, sin embargo, en sus mensajes se muestra como un chico empático y encantador.

Por otro lado Ana tiene contacto con alguna de esas chicas a las que en sus desafortunadas aventuras y expectativas amorosas se ha interesado por ellas. ¡A saber cómo Manuel conseguiría sus direcciones de email, si Ana ha tardado cinco meses en que le dé la suya! Aparte que esto de los correos electrónicos en el año 2003 podía considerarse en sus inicios a nivel de usuario.

La cuestión es que por la novela sabemos que la curiosidad y el interés de Ana por Manuel va más de ese intercambio de mensajes o de sus flirteos con todo lo que se mueve, a riesgo de ganarse más caras largas que supuestas y fallidas conquistas. Manuel es es el chico perfecto con quien distraerse para escapar de sus propios problemas. Es un tonto con cierto encanto con quien es mejor mantener las distancias, pero a quien observar de reojo.

Origen