Friday, September 15, 1995

03:00 PM. Saint Clare’s

Hoy, a diferencia de ayer, no he perdido el bus, ni aunque mentiría si dijese que no lo he pensado, pero tampoco quiero que me llamen la atención ni que esto se convierta en una costumbre, dado que prefiero evitarme el paseo, a pesar de tener que soportar la actitud irreverente de los chicos, pero se supone que no debo dejarme vencer por estos y menos aún a comienzo de curso, ya que de lo contrario estoy perdida y lo que me manden a Matignon High quizá no sería tan mala idea con tal de alejarme de esta tortura. Sin embargo, me temo que con la asignatura de Spanish no tendría la misma suerte y de todos modos me toca asistir a clase, al menos este año, con la suerte de que quizá, gracias a Yuly, me resulte un poco más entretenido, aunque no sé si provechoso, porque hoy me ha presentado un panorama bastante complicado con eso de los ‘falsos amigos’, cuando con mis reparos iniciales ya tenía bastante.

En cierto modo, mis prisas por regresar al St. Clare’s, aunque no espero que Ana se confíe en que de buenas a primeras que he cambiado mis planteamientos y de pronto me he vuelto una entusiasta de la asignatura, es por la curiosidad de confirmar si ésta tenía alguna noción al respecto de este tema. Es más, quizás sea una tontería, pero se me ha ocurrido que aún no hemos encontrado pistas sobre Daddy porque se ha seguido una traducción errónea de la información, que no se trataría tanto de la coherencia de los datos, como del hecho de que se han entendido mal. No sé lo que a Ana le parecerá esta hipótesis, a Yuly no he querido decirle nada porque aún no tengo la suficiente confianza y considero que éste es un tema que no le afecta. Con Ana sí puedo hablar de estas cuestiones, porque ella me ha prometido que me escucharía, que, a diferencia de las posturas de la gente, a ella le interesa todo lo que quiera contarle por tonto que sea. Ya será ella quien decida si merece o no la pena que se tenga en cuenta. Además, si aún sigo en el St. Clare’s es por ella, porque no hemos de abandonar la búsqueda de Daddy.

Si ayer me esperaba en el porche, preocupada por mi tardanza, en esta ocasión lo hace para cerciorarse de que regreso a mi hora y de una pieza. Es más, confío en que no espere que le recite el abecedario como contraseña para permitirme la entrada. Esta vez no tiene motivos para castigarme, porque vengo de clase y no me he saltado ninguna, ni siquiera se me ha pasado por la cabeza, aunque haya tenido la de Spanish a primera hora. Aunque no lo quiera decir con mucha firmeza, creo que antes de faltar a clase me lo pensaría dos veces, porque ya no es tanto por la simpatía que sienta hacia una asignatura o profesor, sino que, además, empiezo a valorar de manera positiva mi amistad con Yuly y sería como si le diera la espalda. Porque dudo bastante que ella se apuntase a esa escapada. Me parece una chica responsable y entiendo que se tomas las clases en serio. Aparte que, si tiene que venir desde tan lejos, tampoco le compensa que sea para nada. Es fácil pensar que habrá de rendir cuentas ante sus padres, quienes no se sentirían muy orgullosos si se enterasen.

Ana: Buenas tardes. – Me saluda en tono afable. – Tienes cara de que te ha pasado algo. – Me dice antes de que yo abra la boca. – ¿Me lo cuentas? – Me propone intrigada

Jess: Los chicos siguen tan tontos como siempre. – Le respondo casi por rutina. – Pero no es eso lo que me preocupa. – Añado con intención

Ana: Entonces, ¿Se te ha olvidado el abecedario y quieres que le demos un repaso? ¿Te has peleado con tu compañera? – Me pregunta preocupada.

Jess: Es que mientras repasábamos lo de la redacción de la asignatura de Spanish, me ha comentado algo sobre los falsos amigos con el idioma español. – Le intento explicar. – Que hay palabras que se escriben igual, pero que no significan lo mismo. Algo así como los sinónimos, pero, al contrario. – Añado. – ¿Tú sabes algo de eso? – Le pregunto contrariada.

Ana: ¿Te ha pasado algo con tu compañera? – Me pregunta de nuevo con cierta preocupación.

Jess: No, no me he peleado con Yuly. – Le aseguro. – Pero es que me ha dicho eso del conflicto entre los dos idiomas. Eso de los falsos amigos, aunque supongo que ella es lo quiere ser de verdad. – Le comento. – No sé si me entiendes.

Ana: Supongo que lo que tu amiga ha intentado decirte es que ella controla el idioma. – Me contesta y explica en actitud conciliadora. – Dudo que haya intentado asustarte o desanimarte.

Jess: Además, he pensado que tal vez hemos interpretado mal la información que tenemos de Daddy y por eso aún no le hemos localizado. – Le comento.

Ana: Me parece a mí que en lo referente a tu amado Daddy o se duda de todo o se da por cierto. – Me responde con complicidad. – De momento prefiero ser positiva, porque lo contrario no lleva a ninguna parte.

Jess: Entonces ¿Daddy no es un ‘falso amigo’ de esos? – Le pregunto un tanto contrariada.

Ana: Como mucho, un poco tonto por no querer saber de ti. – Me contesta con complicidad.

No sé si afirmar que las palabras y planteamientos de Ana me dejan un poco más tranquila, pero supongo que me habré de fiar de ésta como siempre. Me aseguró que no me mentiría al respecto y entiendo que hasta ahora no lo ha hecho, aunque nuestro viaje de este verano me resulte un tanto sospechoso, sobre todo porque me he dado cuenta de que ha habido un cambio de actitud por su parte, que se muestra mucho más reservada o prudente a la hora de hablar del tema, cuando no tiene estos arranques de sinceridad, como si me hablara de alguien a quien ya conoce más que de alguien que es fruto de nuestra imaginación, porque no me atrevo a definirlo de otra manera. En cualquier caso, prefiero pensar que Daddy no es un ‘falso amigo’ en ninguno de los sentidos y que todo lo que siento por éste, lo que espero de nuestro encuentro se hará realidad algún día y será y como siempre he anhelado. Si fuera un ‘falso amigo’ se trataría de una persona odiosa a la que no debería conocer y que casi es preferible que se mantenga a distancia. Pero se trata de Daddy y eso para mí es suficiente para creer que será alguien maravilloso.

Ana: Sube a cambiarte y después bajas. – Me indica. – Procura que las niñas no se alteren demasiado porque ya están todas un tanto nerviosas. – Me advierte. – Este fin de semana te quedas sola.

Jess: ¿Las recogen a todas? – Le pregunto un tanto contrariada.

Ana: Sí, ¡parece que las familias no han tenido bastante después de todo el verano con ellas! – Me comenta con complicidad. – Aquellas que no tienen familia de acogida, se van con quienes sí la tienen. Lo cual es bueno.

Jess: ¿Y Daddy no viene a por mí? – Le pregunto con intención.

Ana: Como tú no te quieres ir con nadie, nadie te ha invitado. – Me contesta en tono recriminador.

Jess: Pero es que a lo mejor viene. – Argumento como siempre.

Ana: Así tendrás más tranquilidad para repasar el abecedario. – Me responde con intención y sin ninguna sutileza.

Me reservo lo aludir a la sugerencia de Yuly de que vaya con ella al zoo este fin de semana, porque, además, ya este verano Ana me explicó que no es tan sencillo como parece, porque estoy bajo la custodia del St. Clare’s. Por lo tanto, si me quiero ir con alguien, ha de ser bajo una serie de condiciones. No es algo que se pueda improvisar en el momento, aunque, tal vez, en el caso de Yuly y sus padres, como ya se han informado sobre ellos, ante ese tipo de posibilidades, por si alguna vez se me cruzan los cables y me dejo convencer, quizá surjan muchos menos inconvenientes. Pero la verdad es que, por tentador que me resulte eso de pasar todo un fin de semana o un día con mi nueva amiga, prefiero quedarme aquí, a la espera de que lleguen noticias de Daddy, dado que alguna vez ha de cambiar de mi suerte. Al igual que yo me hago mayor, es posible que Daddy se encuentre en mejores condiciones para cuidar de mí para acogerme en su casa.

La expectativa de quedarme sola todo el fin de semana tampoco es algo que me preocupe o asuste. Estoy acostumbrada. En todo caso, Ana o Monica se quedarán también porque una de las dos ha de estar de responsable, localizable por si ocurriera algo, aunque en el tiempo que yo llevo aquí no tengo noticia de que haya sucedido nada demasiado serio. Como me ha intentado explicar Ana en alguna ocasión, esos pequeños percances son propios de nuestra edad y en la mayoría de las ocasiones los padres de acogida se hacen cargo de la situación sin mayores complicaciones. Es más, supongo que me lo dijo con cierta complicidad y toda intención, la única que les ha causado algún que otro quebradero de cabeza he sido yo con mis escapadas o mi empeño por esconderme para que nadie me sacara de aquí. Es decir, ahora que se supone que soy mayor, confían en que mejore mi actitud y demuestre ser un poco más seria en ese sentido, que ya todo el mundo se ha mentalizado de que me he vuelto una chica un tanto cabezota y contra eso no hay nada que me haga cambiar de parecer, salvo que Daddy apareciera por la puerta, pero antes de consentir que me fuera con él tendría que verificar tanto su identidad como ese supuesto parentesco. No basta con que de diga que es Daddy.

Es decir, que, a falta de otras distracciones, me va a sobrar tiempo para estudiar y aprenderme el abecedario en español, aunque para ser sincera es lo último que me apetece, por lo que habré de buscarme algo con lo que mantenerme ocupada hasta el lunes que vuelva a clase, aunque el domingo no vaya a faltar a misa, ya que se quede quien se quede de guardia, me pedirá que le acompañe. En realidad, ya doy por sentado que será Monica, dado que Ana se marchará a casa para estar con sus padres. Al menos confío en que esta tarde no se vaya demasiado pronto y podamos repasar la información que tenemos sobre Daddy para ver si la hemos entendido mal. Aunque sería un poco raro eso de que después de todos estos años ahora descubriésemos que se ha hecho una mala traducción o interpretación. Ya que, por lo que yo sé, la nota que dejaron conmigo en la cuna estaba escrita en inglés. Sin embargo, como se refiere a alguien de España, tal vez haya habido alguna confusión.

En cualquier caso, es viernes por la tarde y dado que no espero la visita de Yuly, creo que lo referente a los estudios me puedo relajar. Ella tampoco me ha dicho nada y a mí me ha causado un poco de reparo insinuárselo porque tampoco es algo que haya hablado con Ana, aunque supongo que no habría ningún problema y todo dependerá de la disposición de los padres de Yuly. De todas maneras, no me quiero encontrar en la tesitura de tener que ser yo quien le devuelva la visita, por lo cual es mejor que esa deuda no se haga demasiado grande, porque dudo que a mí me vayan a llevar a West Roxbury y, sobre todo, que alguien pueda ir a recogerme, por lo cual los padres de Yuly me habrían de traer, lo que provocaría que esa visita tal vez se alargue varios días y más que una visita de amigas se convierta en un acogimiento de fin de semana, pero todo el mundo sabe que yo prefiero dormir en mi cama todas las noches, estar pendiente por si llegan noticias de Daddy, sin descartar que éste pudiera venir a por mí con todos los papeles en regla y sin que nadie pueda impedir que me marche con él. En tal caso, Ana es de las que prefiere que Daddy avise con antelación para que me dé tiempo a estar preparada y mentalizada. Con las visitas a casa de Yuly entiende que tampoco se debería improvisar.

Ahora lo que me toca es subir, que saque el chándal de la mochila y me disponga a pasar el fin de semana lo más relajada posible. Como me ha dicho Ana, es mejor que ahora procure no alterar a las demás, lo que es como aconsejarme que me quite de en medio porque ella es tan consciente como yo de lo que me afectan estas situaciones y casi prefiero pasar desapercibida, no dejarme ver hasta que todas se hayan marchado para evitar que los padres de acogida me señalen, aunque tampoco hay necesidad de que me esconda de tal manera que piensen que yo también me he ido a Matignon High como Jodie y Brittany, sobre todo porque el carnicero ya tuvo ocasión de verme el otro día. El caso es que no me agrada la sensación de sentirme señalada por mis circunstancias. Bastantes burlas y humillaciones recibo ya por parte de los chicos del high school.

Quizá lo que menos me gusta de mi dormitorio es que he de recorrer medio edificio para llegar, cuando lo ideal sería subir las escaleras hasta el segundo piso y que mi dormitorio fuera uno de los que hay en ese pasillo. Sin embargo, he de atravesar el despacho, siempre con la prudencia de que no haya nadie, aunque, en principio, tanto Monica como Ana entienden que no me pueden condicionar en ese sentido, por lo cual no suelo toparme con ese problema y en todo caso intentan que mis esperas en uno u otro pasillo no sean demasiado largas. Mi espacio picado, comienza después del pequeño hall del aseo, tras esa puerta están mis dominios o la evidencia de que esta parte del edificio es un anexo, que bajo mis pies se encuentra en garaje y sobre mi cabeza el tejado abuhardillado. En cierto modo en ese punto puedo sentirme un poco más independiente, menos controlada e incluso más obligada a estar pendiente de todo por si me piden explicaciones con respecto a mi comportamiento. Con el añadido de que este pasillo no a todas las niñas les inspira mucha tranquilidad e incluso a mí en su momento también me asustaba, pero ya me he acostumbrado y no le doy mayor importancia.

Para empezar a desvestirme, mejor que espere a llegar al dormitorio, que no hace falta que convierta el pasillo en algo así como un túnel mágico de manera que cruce por una puerta vestida y salga por la otra medio desnuda, por mucho que tenga la certeza de que no me encontraré con ninguna visita sorpresa, porque tampoco conviene que lo descarte. La privacidad e intimidad de mi dormitorio empieza en la puerta de éste y una vez que la haya cerrado por dentro, me haya cerciorado de que no me he de preocupar por la presencia de nadie, que el hecho de que me hayan asignado este dormitorio ni implica que me pueda olvidar de la educación que me recibido ni del buen comportamiento que se espera de mí, ya que no dejo de ser una de las niñas del internado y por el hecho de ser la mayor me siento más obligada a dar ejemplo a las demás. De manera que, si en algún momento me apeteciera hacer el tonto, he de tener presente que me pueden mandar a un sitio donde ello resulte normal. Aquí las tonterías cuantas menos mejor y si no me puedo reprimir, al menos que sean de las que nos riamos todos o de las que no den pie a que las demás quieran imitarme.

El aspecto que hay en mi dormitorio no difiere al que había cuando me marché por la mañana, evidencia de que no he recibido visitas sorpresa ni incursiones durante mi ausencia, se ha respetado mi espacio privado, aunque entiendo que Monica o Ana se habrán asomado para las comprobaciones de rutina, por si se han de quejar del desorden o se sorprenden por el hecho de que esté todo en su sitio. La verdad es que mi primera impresión es que hay un cierto orden en el caos. Es decir, se aprecia a simple vista que aquí duerme alguien, de lo contrario se replantearían que esto fuese el trastero o la habitación donde se aísla a aquellas que están enfermas. Yo prefiero que quede patente que necesito un sitio donde quedarme mientras espero noticias de Daddy al menos hasta que se tome la decisión de que mi estancia ya no se puede alargar por más tiempo, lo que no espero que suceda demasiado pronto, porque ello significaría mi traslado a Matignon High y por supuesto que se ha perdido el interés por localizar a Daddy. Por el momento entiendo que me puedo relajar y quitar esa inquietud porque hay sobrados motivos para suponer que no se ha perdido del todo la posibilidad de que lleguen noticias de Daddy, si es que no han llegado ya y me las ocultan, aunque Ana se comprometió conmigo a ser sincera.

La suerte de que éste sea mi dormitorio, que esté un tanto apartado del resto de la casa, es que no se encuentra tan a la vista, hay que venir expresamente, lo que me concede un cierto margen de libertad, aunque también es cierto que Monica es algo menos permisiva que Ana en ese aspecto, de manera que mientras una viene a despertarme todos los días, la otra tan solo se asoma por aquí de vez en cuando, antes con más frecuencia que ahora porque se entiende que dada mi particular situación me he quedado más bajo la tutela de Ana. En cualquier caso, he de procurar que la primera impresión, una vez que se cruza la puerta, no sea demasiado negativa, ha de primar la limpieza y el orden dentro de mis posibilidades. Como Ana me dijo en alguna ocasión, si no quiero que los demás se entrometan en mi espacio personal, mejor que no les dé motivo para ello, que no haya ocasión para que me llamen la atención, aunque piense que por ser yo o que este sea el trastero, nadie va a venir por aquí, cuando se puede dar la circunstancia de que se reúna aquí más gente de la que me gustaría. De hecho, como me he empezado a hacer amistad con Yuly y ésta no tiene reparo en hacerme alguna que otra visita, he de tener en cuenta que vendrá por aquí con frecuencia y será ella quien compare su dormitorio con el mío.

¿Cómo es el dormitorio de Yuly? La verdad es que no me ha comentado nada al respecto, pero entiendo que tendrá alguna que otra diferencia con el mío, porque yo vivo en una casa de acogida, en el trastero, mientras que ella reside con sus padres y por lo que la conozco hasta ahora supongo que sus condiciones de vida son mucho más normales. Además, como es hija única y una buena estudiante, lo más probable es que por parte de sus padres reciba todo el apoyo que necesite, mientras que yo, aparte de ser un poco maniática, me he de atener al presupuesto. A ella le llamó la atención el poster de la película y que tal vez no haya una mayor constatación de que esta casa tiene una clara ideología. La ausencia de imágenes religiosas se debe a que esto es el trastero, ya que por mi parte no tengo ningún reparo, pero también es cierto que tampoco he demostrado mucho empeño al respecto, porque en mí existe una lucha interna entre el deseo de quedarme, de que éste sea mi hogar y el anhelo de marcharme con Daddy y que no haya nada que me retenga, por lo cual prefiero vivir con lo indispensable, que mis pertenencias quepan en las maletas para no dejarme nada atrás.

Ahora que entiendo quedo excluida de la posibilidad de la adopción, porque ya se me considera demasiado mayor y he dejado evidentes muestras de rechazar cualquier familia que no sea la de Daddy, tengo menos motivos para esconderme, para pensar que me vayan a sacar de aquí, aunque pende sobre mi cogote la advertencia de que estoy a un paso de que me manden a Matignon High como colme la paciencia de Ana y no me vea cumplir con lo prometido. Aun así, si Daddy no viene antes y me puedo plantear eso de quedarme los cuatro años, tal vez pueda hacer que este dormitorio resulte un poco más acogedor. Sin embargo, tampoco quiero que parezca que me acomodo demasiado porque siempre tengo presente que mi estancia aquí tiene una fecha límite, ya sea porque Daddy me venga a buscar o porque se decida que no tengo edad para quedarme y he de seguir con mi vida, me agrade o no el hecho de verme en la calle.

La ventaja de disponer de mi propio dormitorio y más ahora que soy la mayor de todas es que no tengo que compartir mi ropa con las demás, lo cual tampoco es que me importe porque al final acaba toda junta en la lavadora, pero sí en el sentido de que la ropa que hay en el armario, en la cómoda, es mía. No me topo con el problema de que ha sido otra chica quien se la ha puesto, porque debido a mis limitaciones de vestuario, casi tengo preestablecido de antemano lo que ponerme cada día y me descuadra un poco eso de no encontrar alguna prenda, ahora que se es porque aún no haya pasado por la lavadora, sin tener que acusar a nadie de tomarse confianzas en ese sentido. De hecho, como Ana me ha advertido en alguna ocasión, para evitar que recurra al trapicheo, si necesito algo, conviene que se lo haga saber y ya decidirán, si me lo consiguen o no, porque no hay presupuesto para caprichos y conviene economizar los gastos porque aparte de vestirnos hemos de comer, tener luz en las habitaciones y agua en los grifos. Pero bueno, nuestras necesidades básicas también se incluyen en el presupuesto y siempre se puede buscar una solución alternativa.

03:30 PM. Saint Clare’s Hall

Ana me pidió que me cambiara de ropa y bajase. Eso es lo que hago. De manera que el panorama que me encuentro al pie de la escalera me deja un tanto sorprendida, aunque ya estoy avisada de que se marchan todas, que seré la única de las chicas que se quede este fin de semana. Me da tiempo a ser testigo de cómo se marchan las últimas. Lo cual, por costumbre es algo que prefiero evitarme porque me deja con una sensación un tanto extraña, una sensación de vacío, de frustración. A mí también me gustaría que Daddy me viniera a recoger. Que, si no puede tenerme con él todo el tiempo, al menos me diera la ocasión de pasar algún fin de semana con él. Sin embargo, me encuentro con las objeciones de siempre. Toledo es una población que se encuentra en otro continente; no hay constancia de que Daddy sepa de mi existencia y para que se me autorizase irme con él, antes tendría que confirmarse esta filiación. Ante lo cual, dada mi resistencia a aceptar cualquier otra familia de acogida, la única opción es que me quede sola y mate el aburrimiento como mejor se me ocurra, mientras no hayan de llamarme la atención por mi comportamiento. Para tranquilidad de todos, desde hace algún tiempo ya no causo problemas.

Ana: ¿Ya estás? – Me pregunta un tanto sorprendida por las prisas con que he bajado.

Jess: Sí, ya estoy. – Le respondo.

Ana: Si tienes hambre, come algo y después me ayudas. – Me propone animada. – Imagino que ahora no tendrás ganas de ponerte a estudiar. – Añade con complicidad.

Jess: Sí, Vale. – Le respondo animada. – Te ayudo. – Le confirmo. – Muchas ganas de estudiar no tengo. – Admito. – Es viernes por la tarde.

Es viernes por la tarde y entiendo que después de la semana que he pasado, aunque sea a comienzo de curso, me merezco un descanso. Además, así tengo una excusa para pasar algo de tiempo con Ana, porque desde que duerme en casa de sus padres tampoco dispone de tanto tiempo para mí. Aunque tampoco tenga la sensación de que me haya olvidado. Sin embargo, echo en falta la complicidad que hemos tenido este verano, aunque comprendo que he dejado de ser acaparar su atención y dejado de ser su prioridad. Pero, no sé. Están habiendo demasiados cambios en mi vida y necesito sentirme escuchada, que le da la misma importancia que yo, por eso de que tal vez he puesto menos resistencia de la esperada asistir a clases de Spanish, he encontrado con mucha facilidad una nueva amiga o como siempre sufro las burlas de los chicos y ello provoca que este cambio no sea tan agradable como me había planteado. Son demasiadas cuestiones como para que yo sea capaz de gestionarlo sin su ayuda. Es más, se puede entender que ahora me siento mucho más justificada a acudir a ella, porque todo es nuevo para mí. Aunque, por otro lado, tampoco quiero que me trate como si aún fuera una niña pequeña, como si fuera como las demás