Tuesday, September 19, 1995

11:50 AM. MHS Field hockey

Debido a la hora de Advisor activity esta clase también se tendrá ese pequeño recorte en el tiempo. Por lo cual la tortura será un poco menor. Aunque esta mañana me apetece moverme y desconectar. ¡Han sido demasiadas clases seguidas relacionadas con el Spanish y necesito despegar un poco la cabeza! Lo positivo ha sido que he pasado algo más de tiempo del acostumbrado con Yuly y de momento me siento bastante optimista porque se ve que ambas nos esforzamos por buscar ese entendimiento, a pesar de que tengamos nuestras diferencias. De hecho, lo que en un primer momento pensaba que iba a ser un obstáculo, al final no lo es tanto. Tampoco es que yo vaya a abandonar de golpe todos mis recelos por parecer más afable. Pero si percibo por su parte bastante complicidad en ese sentido. Con lo cual consigue que me sienta un tanto menos agobiada a la hora de hablar de ello y un poco más como una chica de mi edad, normal. De manera que el balance es bastante positivo y confío que, al menos en esa valoración subjetiva, ambas coincidamos sin mucho esfuerzo, porque el curso muy largo.

Esta mañana acudimos a esta clase con la incertidumbre de no tener muy claro con qué nos sorprenderá Mr. Ford, porque lo del viernes pasado resultó bastante aleccionador a la hora de asumir que cada cual ha de ser consciente de sus propias capacidades y no depender tanto de los demás. Que pueden ser un lastre o ir a un ritmo que nosotros no podemos seguir. De manera que quienes se supone que puntuamos, fuimos aquellos que así lo entendimos y nos esforzamos. Por mi parte con la satisfacción de pertenecer a ese primer grupo y que Yuly tampoco se quedase rezagada. Aunque sus progresos en la carrera fueron algo mejores que los míos, ya que demostró ser una chica bastante activa, de las que no se pasa el día con el culo pegado en la silla. Lo que, si cabe, acentúa aún más su inteligencia. Mientras que yo tal vez en los últimos años haya llevado una vida un poco más acomodada, más encerrada en el internado. Por evitar a los chicos y, sobre todo, mis escapadas.

Lo que me llama la atención al ver a Mr. Ford es que lleva dos palos de hockey y una pelota. Por lo cual entiendo que mis expectativas, en cuanto a la sorpresa, no iba nada desencaminada. Aunque, si lo que pretende es que juguemos un partido, falta material, porque en el grupo está formado por veinticinco alumnos entre chicos y chicas. Aparte que, por lo que yo sé, los equipos están formados por menos jugadores. Por lo cual, alguno se tendrá que quedar como reserva. En todo caso, si pretende que echemos un partido, faltarán palos. Aparte que no tengo muy claro que vaya a ser fácil formar los equipos. No creo que los chicos quieran que éstos sean mixtos o, en todo caso, ya se sabe de antemano a quiénes excluirán. De modo que no estarán compensados y, por lo tanto, el resultado final tan solo les favorecerá a ellos. Yo no me cuento entre sus favoritas y tampoco me considero una buena jugadora. Aunque en las ocasiones en que he practicado haya llegado a tener un cierto control del palo y la pelota. Pero he tardado, más bien, poco en perderla y tampoco tengo muy buena puntería a la hora de disparar a la portería. De manera que esta vez no sorprenderé a nadie con mis habilidades.

Mr. Ford: Buenos días. – Nos saluda con intención de que le prestemos atención. – Hoy practicaremos con los palos de hockey. Situaros en una de las porterías y de dos en dos tendréis que llevar la pelota hasta la otra portería y regresar. La idea es que os robéis la pelota. Se queda en el campo quien no tenga la pelota, el otro tendrá que pedir relevo. – Nos explica consciente de que no está muy clara su idea. – ¿Quiénes quieren ser los primeros? – Nos pregunta. – Se valora tanto la rapidez como la retentiva de la pelota.

Antes de que me dé tiempo a pensar, Yuly me da un codazo para que demos un paso adelante y seamos las primeras. Lo cual, para ser justa, no es algo que me apetezca. Antes prefiero ver cómo lo hacen los demás para entender el ejercicio. Que es algo así como una carrera de relevos, pero mezclado con el juego del hockey. Al menos no tendremos que dar vueltas a los campos. Sin embargo, si hemos de retener la pelota o evitar que nos la quiten, lo más lógico es pensar que no serán carreras en línea recta, salvo que compitamos contra alguien más lento o con menor retentiva. El hecho de que Yuly esté dispuesta a competir conmigo, en cierto modo, me contraria porque se supone que hoy se ha afianzado un poco más esa complicidad de amigas. Yo tampoco pretendo que surja ninguna rivalidad entre nosotras, porque después surgen los malentendidos y se rompen las amistades. En esta ocasión preferiría que nos diéramos ánimo la una a la otra, que nos aliásemos para no dejar que los chicos nos superen. No me cabe duda de que van a ir a por nosotras, si el objetivo es permanecer en el campo el mayor tiempo posible. Para ellos siempre será mejor enfrentarse a alguna de las chicas. Aunque tal vez se pueda encontrar con que alguna les sorprenda.

Mr. Ford: ¿Vosotras os ofrecéis voluntarias? – Nos pregunta un tanto sorprendido por la iniciativa.

Yuly: Sí, lo somos. – Le responde muy segura.

Mr. Ford: De acuerdo. – Le contesta. – Una carrera de portería a portería. Quien tenga la pelota se salva, la otra tendrá que correr contra el siguiente. – Nos aclara. – Juego limpio.

Yuly: OK. – Le responde.

Mr. Ford: Entonces, juguemos. – Nos dice animados. – Tomad los palos y decidid entre vosotras quién lleva la pelota.

Antes de que me dé tiempo a reaccionar, dado que Mr. Ford no parece que vaya a dar la salida, es Yuly quien no se lo piensa demasiado antes de tomar uno de los sticks y echar a correr con la pelota sin esperarme. Lo que entiendo es premeditado, porque ha debido ver alguna ventaja en esto de que seamos las primeras. Aunque para ser justa a mí tampoco me apetece ser quien se quede en el campo porque van a ser muchas carreras por intentar hacerme con la pelota para conseguir me que releven. Pero tampoco me atrae mucho la idea de que sea Yuly quien se vea en esa tesitura. Como sucedió el otro día, hoy también hemos de demostrar nuestras capacidades porque tan solo los mejores sobreviven. Sospecho que alguna ya se teme que éste no será uno de sus mejores días. Pero como la clase será corta, la pesadilla no durará demasiado. Incluso es muy posible que haya alguno que se limiten a ser meros espectadores del esfuerzo de los demás, porque no les llegará el turno. Yo hubiera preferido quedarme en este grupo de afortunados, pero Yuly mantiene su empeño de destacar y supongo que ha confiado en su complicidad conmigo, aunque a mí me perjudique, sin que se lo vaya a tener muy en cuenta.

En cuanto tomo mi stick, echo a correr para alcanzar a Yuly, porque mi objetivo ha de ser quitarle la pelota. De modo que se trata tanto de velocidad como de destreza y que después ella no tenga ocasión de recuperar la pelota. Es una lucha de una contra la otra. Casi prefiero que sea una pelea de chicas antes que tener que enfrentarme a alguno de los chicos. Porque en ese sentido no son siempre buenos los recuerdos que tengo y aquí no tengo la opción de echar a correr hacia el internado por la subida de Fulton St. Esto es terreno llano, no hay tráfico y la zona de juego está delimitada, aparte de que haya testigos. Aquí se supone que no se admiten los empujones, los agarrones, tirones de pelo ni las agresiones físicas. Tan solo un buen manejo del stick para conservar la pelota.

No he venido preparada ni mentalizada para este tipo de actividad, pero tampoco me lo puedo pensar demasiado. Mi objetivo, en realidad, no es tanto quitarle a Yuly la pelota, sino reducir en lo posible mi tiempo de permanencia en el campo. Porque correr dos largos del campo siempre es mejor que cuatro o los siguientes múltiplos de dos. Con la mirada de todo el mundo puesta sobre mí y esa posible torpeza o burla, al ver como todo el mundo me torea cuando ya me siendo bastante humillada por culpa de las burlas de los chicos. Sobre lo cual entiendo que Yuly no ha pensado. Ya que, de lo contrario, se hubiera mostrado algo menos impulsiva y dejado de éstos compitieran entre ellos. Darles ocasión de que se luzcan delante de nosotras, mientras les ignoramos de la manera más descarada mientras no nos llegue el turno. Pero así somos nosotras quienes exhibimos ante éstos y damos ocasión a que quedemos como tontas por rivalizar entre nosotras para hacernos con la pelota.

Jess: (Alcanzo a Yuly) ¿Por qué nos hemos ofrecido como voluntarias para ser las primeras? – Le pregunto contrariada

Yuly: Corremos ahora y descansamos el resto de la clase. – Me responde en tono afable.

Jess: Será quien regrese con la pelota. – Le aclaro. – La otra tendrá que seguir corriendo. – Le indico con cierta contrariedad.

Yuly: ¿En serio? – Me pregunta con incredulidad. – Estaba distraída y supongo que no he prestado mucha atención.

Jess: Yo tampoco me he enterado muy bien. – Le confieso. – Se trata de competir por la pelota y el relevo es para quien regrese a la portería con la pelota.

Yuly: No prestaba atención. – Me reitera en tono afable. – Vas a tener que quitarme la pelota, si quieres descansar. – Me indica en tono competitivo. – ¡Cómo no nos movamos la charla va a ser para ambas! – Me advierte.

Jess: Vale, luego hablamos. – Le respondo en tono conciliador. – Ahora compitamos. – Le digo sin reprimir mi afán por ganarle.

Hasta ahora Yuly se ha mostrado muy afable conmigo y me contraría esta nueva faceta. Por lo cual me considero en clara desventaja porque la verdad es que entiendo que ella es un poco más consciente de mis tácticas. Yo tan solo la he visto competitiva con los demás, rebelarse cuando se ha sentido atacada en su orgullo. Pero aquí todo eso va en mi contra. Quizá yo con ella, en algún momento, me haya mostrado un poco más recelosa, desconfiada, esquiva, a la hora de tratar cuestiones personales. Ahora se trata de rivalizar por una pelota; ser habilidosas en el manejo del stick; con la constatación de que ella se muestra bastante segura, mientras que a mí me frena un poco la expectativa de hacer el ridículo, mi vergüenza ajena. Porque soy la chica de la que todo el mundo se burla. Aunque quizá muchos de los que tararean esa cancioncita dichosa no tengan muy claro a quién se refiere. Si después de ésto se extiende el rumor de que me he dado más vueltas que nadie al campo de Hockey, me puedo dar por sentenciada. Yuly, por lo menos, cuenta con la ventaja de que ella misma se crea los problemas y que, por lo general, la gente la ignora.

Como es ella quien lleva la pelota, he de ser yo quien la persiga e intente quitársela antes de que regrese a la portería de la que hemos salido. Lo que entiendo no me va a poner fácil. En esta ocasión no tendrá ninguna consideración conmigo, aunque se trate de una competición entre amigas. De todos modos, a mí me descoloca un poco este cambio de actitud. No me considero rival para ella ni le veo mucho sentido a este enfrentamiento entre nosotras por mucho que hayamos de demostrar nuestras capacidades de manera individual. A pesar de que digan que a la hora de la verdad, cuando hayamos de luchar por un puesto de trabajo, los seleccionadores no tendrán en cuenta estos vínculos personales. Dado que, en tal caso, me favorece más la actitud que he mantenido estos últimos años de ser una chica poco sociable. Por lo tanto Ana se estaría equivocando conmigo en su empeño de hacerme superar mis traumas. Supongo que en el fondo soy demasiado ingenua para ciertas cuestiones.

Mr. Ford: (Nos grita desde la portería) ¡Vamos, señoritas, que es para hoy! – Nos dice al vernos relajadas.

Ante esta llamada de atención, porque entiendo que estoy un tanto aletargada, me detengo un momento para recogerme un poco mejor en pelo y activar mi modo de batalla. Cuando jugaba con los chicos aún llevaba el pelo corto y el hecho de llevarlo largo ahora es por un empeño de Ana para que se acentúe un poco más mi feminidad. Que ya nadie me vuelva recordarme ni identificarme con aquella chiquilla revoltosa a quien era fácil confundir con un chico. Según ella, he de superar mi recelo a los espejos, sobre todo a aceptarme tal y como soy, mi realidad, porque no tengo nada de lo que avergonzarme y tampoco tiene nada de malo que afloren esos sueños de adolescente propios de mi edad. De modo que el hecho de llevar el pelo largo tiene sus ventajas, aunque no menos inconvenientes, sobre todo a la hora de peinarme. Sin embargo, creo que ahora mismo es preferible que deje las delicadezas y permita que aflore mi fuerza interior, que le demuestre a todo el mundo que no soy una chica tan débil y desamparada como se han podido creer. A pesar de que yo sea lo primera que debiera mejorar ese concepto que tengo de mí. Si Yuly pretende encontrar un rival a su altura, esta vez no será por mí que no lo encuentre. ‘First play’, pero no seré yo quien me haya de dar la próxima carrera.

Como de nuevo me ha tomado algo de ventaja, porque es lógico que no se haya quedado a esperar, una vez que estoy lista emprendo la carrera, confiada en que aún me dé tiempo a darle alcance y robarle la pelota. Porque, si ella ha tenido la osadía de retarme, supongo que he de estar a la altura de las circunstancias. Después ya habrá ocasión para que se recomponga nuestra amistad, en caso de que se resienta. Lo cual no espero que pase porque tenemos todo el curso por delante y hasta ahora ella me ha demostrado que tiene interés en que haya un buen entendimiento entre ambas. Que quizá yo he sido la única chica con quien se ha relacionado hasta ahora que no la ha tratado con frialdad ni me he tomado a mal que se muestre como una chica tan sociable. Aunque pueda alegar que la escucho con el oído cerrado para no prestarle demasiado atención cuando presume de su ascendencia española. Lo que algunos se toman de manera un tanto ofensiva. Aunque, por lo que la voy conociendo, no pongo en duda de que se sienta tan americana como la que más. Pero el hecho de sentirse española marca en cierto modo la diferencia.

A un par de metros de la portería del otro lado, y aunque Mr. Ford no ha hecho mención de ello, Yuly aprovecha la ventaja que me lleva para disparar a puerta con la intención de puntuar. En principio debería cruzar la línea y volver sobre sus pasos y entregarle su stick al siguiente para que la releve y que yo tenga que intentar hacerme con la pelota. Es decir, que sea o no su intención, esto provoca que se distraiga y pierda la ventaja, que yo tenga ocasión de aprovecharme de la situación. Sin ningún miramiento, le quito la pelota delante de sus narices y echo correr hacia la otra portería, consciente de que he de tener la atención puesta tanto en el control de la pelota con el stick como en el hecho de no tropezarme, porque la caída puede llegar a ser bastante dolorosa. Provocaría que pierda la poca ventaja que haya conseguido. Se trata de evitar que la pelota se aleje para no dar espacio de maniobra a Yuly, porque ese ha sido su fallo conmigo.

Yuly: ¡Eh, mi pelota! – Me dice a modo de protesta al ver que me alejo.

El perseguidor tiene la ventaja de no tener que llevar el control de la pelota. En el caso de Yuly, dado que yo no demuestro mucha destreza con el stick, la suerte se pone más de su lado. A mí la pelota se me va de acá para allá frente a la seguridad con que Yuly se ha movido antes. Aparte de que siento la presión de sentirme observada y juzgada por todo el mundo. Aquellos que no confiaban en que le fuera a robar la pelota ahora tienen motivos para dudar de que sea lo bastante hábil como para recorrer todo el largo del campus sin que Yuly me alcance ni recupera la posición. Lo apropiado sería correr en línea recta o que el zigzagueo sea una medida para conservar la posesión. Pero, en mi caso, no hay como tal una táctica tan cuidada y la sensación es que más que llevar la pelota he de ser yo quien vaya detrás sin ningún control. Si hoy pretendo causar una buena impresión a Mr. Ford, me temo que lo más probable es que mis méritos me lleven al equipo de los que no pasan el corte.

Yuly tarda poco en darme alcance y es la punta de su stick al acercarse a la pelota por mi izquierda lo que la delata, lo que me fuerza a alejarme, porque no tengo intención de ponérselo tan fácil. Ha sido ella quien ha querido que compitamos y es lo que se va a encontrar por mi parte. Lo último que quiero es que nos peleemos. Sin embargo, no dejaré que se aproveche de mí porque ella pretenda salir airosa de este ejercicio. A mí tampoco me apetece pasarme el resto de la clase atrapada en el campo ni corriendo detrás de una pelota que casi seguro no me será fácil de conservar el tiempo ni la distancia suficiente como para que me releven. Ya sé que le he de estar muy agradecida a Yuly por la ayuda prestada a lo largo de estas semanas y espero mantenga el resto del curso. Pero tengo mi orgullo y en esta ocasión no tengo la menor intención de ceder. Le hubiera dado todo mi apoyo moral, si se hubiera buscado otra contrincante, pero no me voy a perjudicar a mí misma cuando tengo ocasión de ganarme algo de respeto por parte de los demás y que cesen las burlas porque se den cuenta que soy una chica un poco más segura de sí misma.

Period        Schedule                            Subject 
Period 5      12:39 PM-01:27 PM          Algebra 
Period 6      01:30 AM-02:18 PM         Science