Próxima estación: mi corazón

28 de julio, lunes

Autobús a Toledo 09:05 (lunes) – 12:34 (3 h 29 min)

Según el horario de autobuses el que a Manuel le interesaba tomar para regresar a Toledo salía de la estación a las nueve de la mañana, por lo cual el despertador sonó a las siete y media, para que nos diera tiempo de recoger, vestirnos y que llegara a la estación. El despertador de mis padres sonó diez minutos antes que el mío.. 

Ana

A la mañana siguiente, lunes y día laborable, los padres de Ana internamente parecían querer echarme a la calle cuanto antes para que a ésta no se le ocurriera el capricho de pedirme que me quedara otro día más, ni siquiera hasta después de comer. 

Manuel

El día comienza con poco tiempo para el romanticismo, con prisas, los padres no parecen muy dispuestos a dejarse embaucar por las artimañas de Ana para hacer gala de su amor por Manuel. ésta ya está de más y se han terminado las concesiones. Tonterías las justas y menos cuando Manuel se hubiera alejado lo suficiente como para que Ana se diera cuenta de que las suyas no llevaban a ninguna parte. Los padres parece que vuelven a la firmeza demostrada el día anterior en su oposición a esa relación, aunque quien ha hecho gala de su encanto personal haya sido Ana para convencerles de lo feliz y enamorada que se siente a su lado, que no va a renunciar a éste sin más, aunque como buena hija que se supone es, esa mañana haya de dejar que se imponga la lógica de sus padres antes que los impulsos de su corazón. Además, ella sabe que un exceso de familiaridad entre ellos en aquellos momentos no les aporta nada y tan solo puede enturbiar más su relación. Ella aun necesita de su espacio, de su libertad, de su intimidad antes de abrirse por entero.

Más que encontrarnos, nos tropezamos por el pasillo, aunque no le di mucho tiempo para que me viera en pijama o recién levantada. No me consideraba muy presentable y, a diferencia de cómo me había visto en la Pascua, allí estaba en mi casa, mucho más relajada,

Ana

Sus padres les vigilan, están pendientes de todo, de que no pase nada que ellos no harían, aunque no pueden evitar ni impedir que esta vez sí Ana tenga ocasión de ver a Manuel en pijama, casi recién levantado, no siendo ella la única que expone esa naturalidad matinal, aunque se trata de un breve momento que tampoco tiene mucho tiempo de disfrutar, lo que da pie a que ella entre en valoraciones sobre sus sentimientos, porque ha descubierto una faceta de Manuel que hasta entonces ignoraba y como mujer le causa una cierta curiosidad. Ya ha coincidido en la pascua, en la convivencia, han mantenido las distancias y la compostura en todo momento, pero sus amigas tampoco han podido darles muchas ni pocas impresiones al respecto. Los chicos sin demasiado reservados en ese sentido, mientras que ellas se ven expuestas con esos despertares del último día, con eso de ir a rondarlas. Allí lo único que impone su pudor, a parte de la decencia personal, es la autoridad de los padres, que Manuel se puede ir de allí por las buenas o que se lamente de haberse acercado a menos de mil kilómetros de aquella casa, porque la dignidad e integridad de Ana se defiende con uñas y dientes. En todo caso, esa visión un tanto furtiva de Manuel en pijama, con aspecto de recién levantado no provoca que ésta pierda el interés, porque entiende que el sentimiento es correspondido.

Si su intención fue que no tuviera ocasión de ver a Ana en pijama, la verdad es que en ese sentido la suerte no estuvo muy de su parte. Yo iba por el pasillo y ella entraba corriendo en su dormitorio. No tardó ni medio segundo en cerrar la puerta para esconderse de mí. Pero el caso es que la sentí bastante más natural que en la pascua y, sobre todo, menos condescendiente en esos despertares con público, más cuando sus padres estaban pendientes de todos nuestros movimientos y no consentían ningún exceso ni libertad por romántica o de complicidad que fuera. 

Manuel

El desayuno es un visto y no visto, sin tiempo ni ocasión para jugar con la comida ni a los juegos de enamorada de Ana con ese robo o intercambio de galletas. «Con la comida no se juega«. Además, la llegada del hermano rompe con cualquier posibilidad de romanticismo, porque éste se presenta allí para acompañar a Manuel a la estación de autobuses, que haga de carabina para que a Ana no se le ocurra ninguna tontería y tras soltar al «paquete» se incorpore a sus quehaceres en el trabajo con la normalidad habitual, nada de fugarse a Toledo ni provocar que Manuel pierda el autobús con cualquier excusa tonta que se le pase por la cabeza en el último momento.

Que si no fuera porque era mi novio y mi responsabilidad, hubiera sido mi padre quien se hubiera ofrecido a llevarle a la estación y zanjado el asunto.

Ana

Sin embargo, Ana no entiende aquella separación como una despedida definitiva, como que sus padres le quieran echar tanto de casa como de su vida, que a pesar del relativo optimismo o permisividad con la que terminó el día anterior, a éstos no les termina de convencer la historia y eso de haberlo consultado con la almohada no resulta demasiado favorecedor para sus pretensiones, Ya no se trata de un chico al que Ana haya llevado a casa para presentarle, sino que ha cenado, pasado la noche y desayunado allí, sin que parezca que la impresión o el buen concepto que se han creado de éste haya mejorado. Esta vez sí son los padres quienes tienen algo que decir con respecto a esos de que hayan pasado la noche juntos, aunque haya sido cada uno en un dormitorio y a puerta cerrada, que la puerta que ha estado abierta de par en par durante la noche ha sido la de los padres, por lo que pudiera pasar.

La despedida fue en la estación de autobuses, me llevó hasta allí en su coche y, aunque quedase bastante ridículo, su hermano se vino de carabina. Lo cual los tres coincidimos que era innecesario, pero sus padres no cedieron a la lógica y no hubo nada que discutir. 

Manuel

El único que parece apoyarles o al menos no mostrarse tan negativo con la idea de que ellos sean pareja es el hermano, quien se muestra con una mentalidad un poco más abierta en ese sentido o tal vez molesto con sus padres porque se le involucre de aquella manera. Se evidencia esa complicidad entre hermanos, como queriendo dar a entender que él también ha pasado y sufrido lo mismo, pero en su caso como el hijo varón de la familia, frente al excesivo paternalismo que Ana parece sufrir al respecto. De todos modos, el hermano se limita a cumplir con su papel de carabina, aunque demuestra una cierta consideración permisividad en cuento a las demostraciones de afecto, a las prisas porque Manuel ni pierda el autobús ni Ana la mañana con lamentaciones de novia abandonada.

Antes de que Manuel suba al autobús aún hay tiempo para un último beso en la mejilla, para unas últimas palabras de amor entre ellos, para tomarse de la mano y desear que se detenga el tiempo, ocasión para prometerse el uno al otro que no iban a permitir que un nuevo desencuentro o malentendido volviera a romper con su relación, después de que han estado de convivencia y se sienten reafirmados, aunque se encuentre con e escollo de que los padres de Ana no se muestran demasiado partidarios y esperan que sean ellos quienes se convenzan del sinsentido de su historia de amor.

Ana tiene su vida allí y Toledo se encuentra demasiado lejos. Ana tiene su vida allí, su trabajo, sus amistades, su futuro, sus sueños, sus problemas de salud…. pero Toledo se encuentra demasiado lejos. Puede que sea cierto eso de que Manuel no sea tan mal chico, que las primeras impresiones resulten un tanto engañosas y tenga un corazón, unos sentimientos que consigan que Ana se llene de felicidad, de salud, de vida, pero Toledo se encuentra demasiado lejos. No ven muy fácil eso de que Manuel vaya a renunciar a todo y menos aún a encajar en la vida de la familia. Ya han pasado por un desencuentro, una ruptura y Toledo se encontraba demasiado lejos como para que esa reconciliación fuera fácil, ya que a Ana le era más fácil sufrir en silencio, ignorar a Manuel, esperando en vano que éste moviera cielo y tierra para recuperar su amor. Ana, de necesitar a alguien, ha de ser alguien que se encuentre cerca, que no complique su existencia y sea ser su apoyo en los buenos y los malos momentos. Toledo se encuentra demasiado lejos. A ellos les parece que Manuel está muy lejos de cumplir con esas expectativas, aunque Ana no quiera verlo o darse cuenta.

Llámame, escríbeme

Aunque quizá lo relevante del caso es que ninguno de los dos se planteara que ese intercambio de mensajes se hiciera por medio de Internet. Lo cierto era que ninguno de los dos se detuvo a pensar en ello porque con mis padres todo habían sido prisas y carreras.

Ana

Lo curioso de esa historia de amor, es que toda la comunicación entre ellos ha sido por medio del teléfono y del correo ordinario, en el año 2003 y tal vez como evidencia por mi parte de la evolución y cambios que a lo largo de los años ha sufrido la novela desde que escribí las primeras líneas. Éste ha sido un detalle que de manera premeditada no he querido que cambiara. Ésta es una novela escrita a futuro, de modo que en lugar de actualizar esos pequeños detalles para hacerla un poco más actual le he buscado las vueltas para incorporar dichos avances por otros medios. Me parecía importante que entre Ana y Manuel no se perdiera esa simplicidad que esa comunicación entre ellos no fuera tan inmediata y les diera tiempo a recapacitar a fomentar esa necesidad del uno por el otro debido a la distancia que se supone hay entre ellos.

Su encuentro del 26 de julio se propicia porque Ana y sus amigas se comunican por teléfono. Tal vez la única novedad que en ese sentido me pareció que no alteraba la esencia de la historia, es el mensaje escueto mensaje que Manuel le manda a Ana a finales de junio cuando le dicen que Ana no ha acudido al retito porque esta enferma, ese «cuídate, besos» de un teléfono a otro, como algo inmediato, dado que la comunicación entre ellos se ha roto porque Manuel se ha cansado de escribir cartas al entender que Ana no le va a responder. Las cartas, por correo ordinario, tardan varios días en llegar y lo que Ana da a entender es que necesita de esa inmediatez, de esa presencia de Manuel en su vida.

De modo que ahora que se vuelven a separar se enfrentan al mismo dilema, lo que da argumentos a las objeciones que tienen los padres y que en sí forman parte de la esencia de la novela, provocará de algún modo los cambios que se relataran a continuación. Pero de momento la despedida ha sido son prisas, sin tiempo para pensar en nada, más que en el hecho de que se quieren y no van a dejar que la distancia ni la adversidad se interpongan entre ellos. Han de buscar la manera de resolver esos problemas y plantearse el futuro con un poco más de seriedad. ¿Serán capaces de entenderse?

La modernidad en las comunicaciones viene reflejada por esos amores secretos que uno y otro tienen por medio de Internet, de esa páginas de citas. ahí si que hay intercambio de mensajes electrónicos, que son más inmediatos, pero para los que no buscan como tal una respuesta, sino, más bien, un desahogo a sus propias frustraciones.

En cierto modo es lo que en la versión de Ana se da a entender y evidencia que las dos versiones no han sido escritas de manera paralela, que el personaje de Ana como tal ha sufrido una evolución a lo largo de los años, lo que se algún modo ha marcado el desarrollo de toda la novela. En todo caso, esta primera parte de la novela es mas una conversación entre ellos dos que una historia relatada en el día a día, de ahí la ausencia de diálogos.

Sea como fuere a partir de ahora será mucho más relevante el hecho de que haya una comunicación más fluida entre la pareja, más tendente a romper con ese individualismo, porque no sólo han de convencer a los padres de Ana de que esta historia tiene sentido que el amor es posible, sino a sí mismos.

Para ser justo a nivel personal, como escritor, yo escribí esta novela para expresar ese amor escrito desde el corazón, con ese anhelo de que todos aquellos que argumentaban que lo tenía complicado, se dieran cuenta de que predisposición por mi parte no me iba a faltar.

En cualquier caso, hacía una valoración positiva de todo lo conseguido a lo largo del fin de semana, que cualquier olvido, despiste o malentendido se resolvería con el tiempo, ya que nos quedaba mucho que vivir y que compartir.

Ana

En cualquier caso, como parte de la novela, de esta historia de amor, de enamorados, este 28 de julio termina con la salida de ese autobús rumbo a Toledo, con el deseo de que no acabe aquí la historia y sobre todo que nuestra encantadora pareja no repita los errores del pasado, dado que de nuevo Ana se encuentra en su casa y Manuel en Toledo.

¿Cuándo volverán a verse? De momento Ana tiene que trabajar, debido a su enfermedad ha estado varias semanas de baja y ha de recuperar el tiempo perdido, aparte que como a Manuel no parece que le quieran ver mucho por allí, porque es una distracción, digamos que se han de armar de paciencia. Pero tranquilos que ello no hará que se detenga el tiempo.

¿Qué pasara? Ya os llamo y os lo cuento otro día

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