«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor….».
Don Quijote de la Mancha. Miguel de Cervantes
Con esa frase comienza la novela de «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha» escrita por Miguel de Cervantes y publicada a comienzos de 1605 y sobre esa idea de no querer dar entrar en detalles sobre e lugar donde se desarrollan partes de mis novelas, yo también me permito omitirlo con toda intención, sobre todo porque como se da a entender tanto en «Silencio en tus labios», como en Esperando a mi Daddy», es un lugar al que uno va a perderse, a desconectar, donde no le gustaría ser encontrado, pero donde si lo intentan seguro que te encuentran. Es esa la sensación que a mí me ha causado desde siempre y que así he intentado que quedase plasmado cuando he escrito sobre ello, aunque con el paso de los años, con la mayor urbanización del lugar y, en cierto modo, a causa de esa madurez personal, es un sitio que ha terminado señalado en los mapas. El GPS de coche te lleva hasta la misma puerta, sin pérdida, cuando al principio casi había que contratar a un guía que conociera el lugar para saber llegar. El caso es que ha sido mi pequeño escondite desde siempre hasta hace un par de años.

Un lugar en «Silencio en tus labios»
Si me fijo en la cronología con la que están escritas mis novelas, la primera alusión ésta en «Silencio en tus labios», pasaje que ya he publicado y que sigue en la línea de lo publicado hasta la fecha (Versión de Ana) Aunque en este caso me he querido centrar tan solo en la impresión y la desorientación de Ana para llegar hasta allí, quien acude en busca de Manuel, porque éste siempre se encuentra con alguna excusa para no participar de sus planes, él siempre está ocupado. Sin embargo, esta vez ella quiere ir a comprobarlo en persona, en parte por desconfianza y en parte porque tienen asuntos de los que hablar porque necesita que Manuel se deje de excusas y acuda con ella a la boda de Carlos. ¿Dónde se mete Manuel para que nadie le encuentre, par que nadie cuente con él?
Según mis amigas, para llegar hasta el chalet era mejor que me orientase desde allí porque era fácil perderse, aunque no estuviera demasiado lejos, pero el hecho de que no se hubiera montado allí alguna que otra fiesta o reunión de gente del movimiento evidenciaba o que no era tan fácil llegar o que Manuel era un chico tan poco sociable como desde un principio me había parecido, quizá ambos extremos.
Ana
Ana acude en busca de su amado porque se siente un poco abandonada mientras que él parece que se muestra tranquilo y despreocupado, ya hablan de vez en cuando por teléfono y en general siente que su relación. Ana quiere más, necesita más, siente curiosidad por conocer esa parte de la vida de su chico de la que sus amigas tampoco le pueden dar mucha información. Existe ese lugar, pero parece que nadie les ha invitado a que vayan. Ella ya ha invitado a Manuel a su casa, le ha presentado a sus padres y a su hermano, se han dado una vuelta por la ciudad para que éste sepa de su pasado, de sus personalidad, pero Manuel aún tiene demasiados secretos ¿Qué tiene que esconder? Los demás le tienen por un chico bastante normal que si destaca por algo es por su particular manera de ser, entonces ¿Qué hay más allá de esa primera impresión? ¿Hay algo en él que le haga merecedor del beneplácito de los padres de Ana?

La verja estaba cerrada, un perro grande se acercó ladrando y desde la calle se veía que la puerta del garaje estaba abierta, por lo cual mi primera deducción fue que habría alguien, que si no se trataba del chalet, sería el de algún vecino que me orientaría, en caso de que el chalet que buscaba estuviera por allí.
Ana
Un lugar en «Esperando a mi Daddy»
Quien da más información sobre el lugar, lo que de algún modo es premeditado, aunque en coherencia con el planteamiento de la novela, ni lo sabe ni le importa, es Jessica. Se hace necesario que Daddy entre a formar parte de la novela, que se genere esa expectativa por parte de aquellos que se acercan a leer la novela, aunque he de admitir que no voy publicando algo y dando pequeños saltos en el tiempo. sin embargo, sobre este pasaje en concreto he considerado que no he de hacer ningún corte, o al menos no antes de tiempo, ya que Jessica hace una buena composición de lugar, en cierto modo son mis recuerdos de la infancia, pero contados desde su punto de vista, aunque para ser justo ella no llega a estar en ese lugar en concreto hasta mucho después, pero sí lo bastante cerca como para que la estancia, en la zona le genere una cierta inquietud. Ella está en mitad de ninguna parte, porque su tutora la ha llevado allí de vacaciones mientras resuelve unos asuntos ¿Qué asuntos son esos? A los que se portan mal y a los que no quieren saberlo, no se lo desvela. Si lo quiere descubrir han de hacerlo por sí mismos, con la única limitación y prudencia de no perderse por esos caminos.
Ayer por la tarde, cuando regresó de gestionar sus asuntos, me pareció que intentaba mantener las formas conmigo, pero lo cierto es que la noté algo confusa y contrariada, como si hubiera descubierto algo que no se esperaba; como si hubiera tenido la impresión de que, después de la semana que llevamos aquí, del tiempo dedicado a ese asunto tan misterioso, la respuesta la hubiera tenido delante de sus narices y no se hubiera percatado de ello hasta ahora.
Jessica. Esperando a mi Daddy
Jess: No hay playa; el aeropuerto se encuentra bastante lejos porque lo más grande que ha volado sobre mi cabeza han sido las palomas; no hay un edificio de más de dos plantas, salvo donde estuvimos en misa el otro día, pero, como fuimos en coche, seguro que está lejos para que nos demos un paseo. – Le digo con cierta frustración. – ¡Me apuesto lo que sea a que esto no es Toledo ni se le parece! – Le digo bastante frustrada.
Esperando a mi Daddy
Si nos fijamos en las fechas, aquí hago referencia al verano de 1995, a cuando la zona estaba un poco más despoblada, olvidada en los mapas, aunque ya empezaba a urbanizarse, de ahí la presencia de esos otros chalés y hasta cierto punto la contrariedad que Jessica detecta en su tutora, por eso de que parece que aquello que busca se encuentra mucho más cerca de lo que supone. Ella queriendo evitar el encuentro entre Jessica y Daddy y poco más se encuentran puerta con puerta.
Y sí, en esta novela también hay alusión a la presencia del perro, aunque no en el pasaje que he publicado, sino algunas paginas después, ya que ese primer encuentro o tropiezo entre Jessica y Daddy se plantea mucho más factible ¿Acaso Daddy no siente curiosidad por confirmar lo que Ana, la tutora, le ha contado? ¿Acaso Jessica no se merece la oportunidad de ver su su instinto filial le lleva a reconocer a Daddy con tan solo cruzarse por la calle? ¿Será cierto ese vínculo entre ellos o se confirmará que es un engaño para ocultar el verdadero origen de Jessica?
Ana: ¿Qué te parece, si esta tarde, cuando refresque, te montas en la bicicleta y das una vuelta? – Me propone. – Me entristece que te pases aquí todo el día encerrada. Casi echo de menos que no aproveches un descuido y te escapes hasta la hora de la cena. – Me dice. – Si has estado en la piscina, te habrás dado cuenta de que hay chicos y chicas de tu edad.
Esperando a mi Daddy

En un lugar de… encuentro
Ana, en esta primera visita, se llegará a dar una vuelta por el interior del chalé, aunque se encontrará con que Manuel se encuentra solo, que tan solo ha ido a dar de comer al perro y a regar. Es finales de septiembre y ya se ha terminado la temporada de verano. Entonces ¿Dónde vive Manuel? De Ana sabemos que vive en casa de sus padres, en un piso, en una ciudad que se encuentra a dos horas en coche de Toledo. ¿Acaso Manuel va a seguir mostrándose misterioso en cuanto a su vida privada. Ya he comentado que la novela cada vez se aleja más de autobiográfico y se adentra en un mundo completamente inventado. Pero, en lo referente a este detalle la verdad es que quizá haya dado más información de la debida. Queda a la curiosidad de mis lectores discernir qué es verdad y que está novelado
La tutora de Jessica, también pasará de la verja y tendrá ocasión de hablar con Daddy. Es a finales de junio, a comienzos del verano, cuando la zona está en pleno bullicio de gente, el que acostumbraba a haber en aquellas fechas. Ésta tampoco parece que se preocupe por saber si hay algo más. Se conforma con lo que descubre y con la confirmación de que los datos que tiene con respecto a Daddy se corresponden con alguien real, que dada las circunstancias de momento es preferible que Jessica regrese a Medford. Daddy no está en disposición de hacerse cargo de una adolescente un tanto complicada. Ya habrá ocasión para que ésta haga una visita más adelante. No será a es puerta a la que Jessica llame cuando se presente en Toledo en busca de su amado Daddy.
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