Siente como en mi casa

Sábado, 27 de septiembre ( más continuación)

En la entrada anterior, en esta publicación de la novela por partes, dejé a nuestra pareja cerrando el coche, han llegado a casa de Manuel, a la calle de atrás y mientras que Ana se quiere dejar impresionar por lo que descubra de la vida de su amado, de su chico, éste se encuentra un tanto intrigado por saber hasta cuándo se va a quedar, por si pueden planificar todo el fin de semana o tan solo ese sábado que se les va a quedar corto después de dos meses sin haberse visto y que casi haya de agradecer que haya una bodas a la vista para que se haya forzado ese reencuentro. «Don excusas» no puede faltar a la boda, porque Ana necesita un acompañante, una ocasión para presumir de novio delante de tus amigos y confirmarles que lo suyo va en serio.

Pero Ana no se se va a quedar a dormir ¿Qué van a pensar de ella? Una chica decente no se mete en la casa de nadie sin que la inviten y menos aún quedarse a dormir con «su chico». además, no tiene muy claro lo que éste ha podido decir de ella, queremos pensar que todo bueno, pero es que aún no ha tenido ocasión de confirmarlo. Manuel ya sabe que en casa de Ana todo el mundo se piensa que es «tonto», es «el tonto de Ana». pero como de ella también se piensen que es tonta se le van a quitar las ganas de volver por Toledo. De ella tan solo se pueden decir maravillas, todo lo positivo, todas sus virtudes y obviar sus muchos defectos, que de seguro los tiene, pero que entre defectos no se incluya el hecho de que se ha enamorado de Manuel, que ha perdido la cabeza por un chico que tal vez no se lo merezca. Que, si hablan de ella, sea para que todo el mundo sepa que aún tiene dos dedos de frente y sabe manejar la situación, de modo que ha venido de visita a casa de Manuel con idea de pasar el día, pero que se volverá a casa esa misma tarde, antes de que anochezca porque son dos horas de coche.

Como es una chica de recursos, incluso se ha traído la comida de casa, porque la visita ha sido sorpresa y no sabe si Manuel se va a encontrar un poco superado, ya que tampoco pretende ponerle en un compromiso Se ha planteado el día casi como si hubiera acudido a una de esa reuniones mensuales con la gente del grupo, por lo cual se ha traído la mochila preparada de casa. Ni tan siquiera da opción a que Manuel tenga un detalle con ella, que la invite a comer, casi da a entender que ella no estaba muy segura de ser capaz de encontrarle, que como último recurso se pasaría el día de paseo por Toledo. Manuel es el de las excusas, de modo que conocedora de su plan para aquella mañana ni siquiera estaba segura de que éste pudiera reunirse con ella en caso de localizarle por teléfono. Manuel no tiene coche y depende del transporte público, del autobús. Por suerte Ana le ha encontrado y ha puesto su coche a su disposición.

Ana:¿Se puede saber qué estás mirando con esa cara? – Le pregunté intrigada. – Si esperabas que sacara del coche una maleta, creo que más vale que lo olvides. – Le aconsejé. – No he venido a quedarme. Me marchó esta tarde y depende de cómo me trates que lo haga antes o después.

Ana

Manuel: Te miro a ti.- Le contesté.- Es cierto que esperaba que me hubieras engañado, pero no voy a insistir sobre ello.- Le aclaré.- Te voy conociendo y me temo que ya he aprendido a no hacerme ilusiones contigo en ningún sentido.

Manuel

Como prueba de complicidad, de darle a entender que se piensa marchar esa mista tarde, pero de momento no tiene prisa, le hace entrega de la mochila para que Manuel tenga un detalle de caballerosidad, para no ser ella quien vaya cargada, de manera que éste tuvieras manos ocupadas mientras ella se sentía libre, liberada, puede centrar toda su atención en el entorno, en dejarse impresionar por lo que descubra a su paso. Ya sabe que el edificio donde vive Manuel tiene calle de atrás, que allí hay sitio para aparcar, pero ¿Dónde vive Manuel? ¿Qué pasará cuando lleguen al portal? ¡Cuántos recuerdos a como fue la visita de éste a su casa! Será verdad que no hay nadie ¿O llamará al portero automático para que les abran? ¿La tomará de la mano para que no se escape un vez que crucen el portal? ¿Conseguirá que se sienta atrapada cuando suban al ascensor? Si hay alguien en casa ¿Cómo la presentara? ¿Qué dirá de ella? ¿ Que se ha encontrado a su tonta en la puerta del chalé? ¿Sabrá Manuel lo sucedido en casa de Ana no fue más que una broma? Vale que la madre de Ana no se ha creado una primera buena impresión, pero Ana está convencida de que todo es cuestión de insistir.

Ana, en julio, sacó el llavero de su bolso y se lo guardó en el bolsillo del pantalón en cuanto se percato de que Manuel la observaba con detenimiento, le quiso dar ese margen de tiempo para que le dijese algo antes que desaparecer por el portal, porque ella se sentía un poco desencantada de que no hubiera demostrado un poco más de determinación a la hora de reconquistar el corazón de su amada, porque ella ya se lo había entregado una vez y eso de debería valorar de algún modo. Ahora quien tiene que sacar sus llaves es Manuel, pero sin la inquietud de que Ana se vaya a quedar atrás porque es el quien lleva su mochila y ella le sigue como un dulce e inocente corderito.

Photo by George Becker on Pexels.com

Ante de dar ocasión a que sea Manuel quien vaya abriendo puertas o de que se las guarde para llamar al portero automático, antes de aquello se convierta en una trampa sin salida, Ana provecha que tiene las manos libres para hacerse con el llavero. Además, como está nerviosa, necesita llevar algo entre las manos, buscarse una distracción para olvidar las tensiones que todo aquello le genera. Van a casa de Manuel, pero ¿le conocerá ella lo suficiente como para ser ella quien le lleve hasta la puerta, quien abra? ¿Estará en ese juego de llaves, la llave que abre su corazón? Ella le ha cedido las llaves del coche, le ha dejado conducir ¿No os parece que éste le ha de corresponder de alguna manera? Ella tiene ganas de divertirse, de buscar esa complicidad, de buscar una excusa para afianzar su relación de pareja y en cierto modo necesita darle a entender que pretende crear un hogar entre ellos. Si es cierto eso de que no hay nadie en casa, nadie se tiene por que molestar si ella se toma ese tipo de libertades e iniciativas.

Puerta tras puerta y llave tras llave acertada, se van abriendo paso desde la calle hasta el piso. Hasta no llegar al piso Ana no le devuelve las llaves, porque prefiere que sea Manuel quien le invite a pasar, aparte que ella tampoco quiere parecer demasiado impulsiva porque es consciente de que no es su casa y ha de ser un poco más moderada en ese sentido. En todo caso, entra sin más porque Manuel le da a entender que es bienvenida, que se puede permitir esas confianzas, que no hay nada que temer, no hay nadie.

Pasa y siéntete como en tu casa

En julio, cuando Manuel fue a casa de Ana, no pasó del salón, donde su madre le retuvo y entretuvo mientras ésta se cambiaba y preparaba para irse a la convivencia, daba ocasión a que Manuel hiciera gala de sus encantos personales ante quien no se iba a dejar encantar de ningún modo. Sin embargo, Manuel viene del campo, no está en condiciones ni se siente muy presentable para pasar la tarde con su chica, de modo que necesita asearse y ante la constatación de que no hay nadie que le dé conversación, se encuentra con la tesitura de dejarla sola y en cierto modo le da permiso para que se dedique a explorar mientras le espera.

Ana no se queda en el salón cruzada de brazos, le pica la curiosidad por saber un poco más de su chico y aprovecha la situación para dedicarse a explorar. Dicen eso de que la curiosidad mató al gato. Sin embargo, ella aquella mañana se siente muy viva. Sabe que la única puerta que no ha de abrir, a la que no se puede acercar es dónde Manuel se esté aseando y por supuesto no tocar nada que cause mala impresión en caso de que Manuel haya de explicar por que ha permitido que ella se pasee con esa libertad por el piso. Sus padres no dejaron que Manuel se acercara por su dormitorio, pero es que ella no se encuentra con nadie que le pare los pies.

De hecho, no me sorprendió demasiado descubrir cuál era su dormitorio ni el hecho de que al mirar por la ventana, descubriera mi coche aparcado en la calle.

Ana

Dado que habíamos ido al piso a comer y tras nuestra conversación me había ofrecido a ocuparme de la comida, tras aquella primera exploración por el piso, decidí irme a la cocina.

Ana
Photo by Curtis Adams on Pexels.com

Y como en su exploración por el piso le pierde la pista a Manuel, cuando se piensa que ya está a salvo y no se puede generar ninguna situación comprometida, que ya ha saciado bastante su curiosidad y se puede centrar en preparar la comida para los dos, en medio de ese laberinto de puertas que se abren y se cierran, en esa sensación de sentirse perdida porque no está muy segura de dónde se ha metido Manuel y tampoco quiere ser inoportuna, se abre una de esas puertas que hay en la cocina y aparece Manuel recién duchado, pero también convenientemente vestido. Han estado en la pascua y han evitado situaciones incomodas; han estado en la convivencia y no han tenido ese tipo de tropiezos; incluso cuando han estado en casa de Ana, sus padres se aseguraron de que mantuvieran las distancias y la compostura. Pero es aquí, en casa de Manuel, cuando se encuentran solos, cuando se produce ese encuentro, se rompe esa barrera entre lo privado y lo que pueden compartir.

Si aquella mañana le sorprendí cuando me presenté en la verja del chalé, en el piso la sorprendida fui yo cuando se abrió lo que había supuesto que sería la puerta de la despensa y apareció Manuel recién salido de la ducha, aunque, para mi tranquilidad, ya estaba debidamente vestido. 

Ana

Cuando salí del cuarto de baño, ya iba convenientemente vestido, de manera que para Ana la única diferencia fue que no llevaba la misma ropa, tenía el pelo un poco más mojado y un olor corporal menos desagradable al olfato.

Manuel

El hecho en sí no tiene mayor importancia y tampoco se le da en la novela, pero ¿Qué impresión se va a llevar Ana? ¿Y la de Manuel? ¿Qué hubiera pasado, si como Ana comenta, Manuel también hubiera tenido por costumbre vestirse en su dormitorio? Sale del baño envuelto en una toalla y se encuentra con que a Ana se le ha quitado el apetito de golpe ¿No os parece? Tal vez hubiera salido espantada tanto por el panorama como por las suposiciones que de ello hubiera sacado. Ella no ha venido a quedarse y tampoco tiene intención de aprovechar el tiempo ni la oportunidad de verse solos en casa. La puerta del baño no se cierra con llave y en todo caso, Manuel ya recuperó el llavero cuando entraron en el piso.

La situación resultaría un tanto embarazosa, más cuando en mi caso acostumbraba a vestirme en el dormitorio. Prefería no tener ese tipo de encuentros con mi novio, en general con nadie, y suponía que a él le sucedería lo mismo. Aún era demasiado pronto para que nos diéramos ese tipo de confianzas.

Ana

En realidad, entiendo que la sorpresa fue para los dos, porque él me sorprendió a mí con la comida a medio preparar, en unas condiciones muy diferentes a cómo me había visto hasta entonces, sin tener en cuenta las tareas domésticas de la pascua, pero allí estábamos en su casa, en un ambiente más hogareño e informal.

Ana

La naturalidad de Ana, la sorpresa que se encuentra Manuel, es que Ana está en plan doméstico, prepara comida para los dos, se permite a tener un detalle con él y convertir esa cita en algo especial, le da un paso más a su relación, a su confianza, de manera que no ha venido tan solo a convencerle para que acuda a la boda ni para conocerle un poco mejor, sino, además, para fomentar esa cercanía, que acortar las distancias geográficas entre ellos, para que él entienda que ella se desvive porque pasen tiempo juntos, mostrarse como una chica un poco más cercana y afable, aunque Manuel pueda tener un concepto un poco diferente de ella, como el de una chica que pone barreras entre los dos y le amenaza con la intervención de su madre como a éste se le ocurra pasarse de la raya. En realidad ella es así, una chica con sentimientos, que sabe estar en su sitio cuando toca, pero también sabe tener este tipo de detalles. Hoy cocina Ana, mesa para dos, para alimentar la barriga y saciar los anhelos del corazón.

Photo by Ella Olsson on Pexels.com

Es poco romántico eso de cenar en la cocina, Manuel le propone que vayan al comedor para que el momento sea un poco más especial, que no se trata tan solo de comer o que el hecho de ensuciar les condicione. su chica ha venido de visita y pretende darle el recibimiento que se merece ¿Se habrá duchado y vestido para la ocasión? Ella ya le ha visto con la ropa de faena, de ir al campo. Mucho se va a tener que arreglar para que se sorprenda, aunque ella no ha venido a Toledo en busca del chico más atractivo de la ciudad, del país ni del mundo, con que se trate de Manuel se conforma porque sus defectos ya se los conoce y no hace falta que presuma de virtudes que tal vez le falten.

¡A comer!

Tú, yo, una comida preparada con cariño y terminada de cocinar en una cocina donde te has sentido un tanto desubicada. y los dos sentados a la mesa del comedor, ¿Cómo? ¿Uno frente al otro, uno al lado del otro, en una extremo? Todo parece perfecto. Tú me quieres, yo te quiero y el mundo, nuestra vida juntos maravillosa por lo que siento que puedo hablar contigo de lo que sea, que tengo toda su atención.

Más que conversación sobre el mobiliario, sobre su historia familiar, que en principio no parecía que tuviera mayor relevancia en comparación con la de mi familia y la influencia que había tenido la evolución de la gestoría, lo que me llamó la atención fueron las fotos que había repartidas por el comedor, de manera un tanto improvisada, como si se hubieran puesto para rellenar huecos y que no quedasen espacios vacíos. 

Ana

La conversación se centra en las fotos ¿Quién es toda esa gente? ¿Es Ana capaz de reconocer alguna cara? Sí, bueno, hay fotografías de Manuel, es fácil hacerse una idea de cómo ha crecido a lo largo de los años, pero ¿Y los demás quienes son? ¿Por qué aparecen aparecen juntos en la misma foto? ¿Acaso son pareja? ¿Hay alguna foto que delate el pasado sentimental de Manuel? ¿Acaso en casa de Ana aún se guarda alguna foto de ésta con Carlos, de cuando eran novios? ¿Qué dicen esas fotos de la vida de Manuel? ¿Será cierto eso que Ana ha escuchado de sus amigas de Toledo? Fotos por todas partes, en las puertas del aparador, por las paredes. El salón/comedor es algo así como la exposición en imágenes de la vida de esta familia. ¿Se habrá fijado Manuel en las fotos que hay en casa de Ana o la madre fue tan acaparadora, tan agobiante que no le dejó pensar?

 A diferencia de la impresión que le había causado la calle de atrás, creo que mis palabras contribuyeron a mejorar en mucho el concepto que se había creado de mí hasta entonces. Como me dijo, le había sabido mostrar mi verdadera fachada y le había encantado.

Manuel

Cuando terminamos de comer, y me insinuó que tal vez uno de sus hermanos o hermanas se presentaría por allí de un momento a otro, me costó poco convencerle para que nos fuésemos a dar un paseo, a pie, por la ciudad, por ese otro barrio donde, según él, estaba todo aquello que a ese le faltaba, aunque, como tuvo a bien aclararme, por allí también había algunos establecimientos comerciales y una entidad bancaria

Ana

Ahora sí que Ana no se queda, al principio ha entendido que Manuel estaba solo, pero cuando este le insinúa que en cualquier momento se puede presentar allí alguno de sus hermanos, a ésta le sobran argumentos para poner tierra por medio. Los hermanos de Manuel tienen vida propia y éste parece que anda un poco despistado con sus idas y venidas al piso. A Ana no le convence la idea de que la sorprendan allí porque se siente una intrusa, pero como tampoco se quiere marchar sin más, porque ha venid con intención de pasar el día con Manuel y la visita le está dejando muy buenas sensaciones, prefiere exprimir el día un poco más ¿Qué le puede contar Manuel de Toledo? Ella, en julio, le dio una vuelta por su ciudad, aprovecho aquel paseo en coche para contarle su vida, aparte de lo que sus padres le hubieran dicho. Ahora le corresponde a Manuel echar mano de sus recuerdos, convertirse en guía turístico por su propia existencia.

Vamos de paseo

Pues nada, en la próxima entrada, en la próxima publicación de la novela, nos daremos un paseo por la ciudad ¿Te apuntas? Si te quedas en el piso te puedes encontrar con que se presenten los hermanos de Manuel y hayas de dar muchas explicaciones. La situación se puede volver un tanto comprometida. El hermano de Ana tal vez sea simpático, pero es que se trata de los hermanos de Manuel y todavía no sabemos lo que éste les ha contado de Ana. De momento es la chica que dice haberse enamorado de él y que ha conseguido echar mano a sus ahorros para que invierta en la cuenta vivienda. Mejor nos vamos de paseo, dejemos que Manuel nos cuente un poco de su historia personal, a ver si es cierto eso de que se ha enamorado de Ana o aún sigue sin saber cómo reaccionar ante las declaraciones de amor incondicional de ésta.

El gran secreto

En todo caso y como me gusta adelantar acontecimientos, la importancia de este día, aparte de que sea la primera visita de Ana a casa de Manuel, está en lo que Ana descubrirá de su amado, algo que no se espera o tal vez sí, depende del interés que hayáis puesto en seguir la novela y mis explicaciones al respecto ¿Qué será? Os hago un adelanto y os dejo escoger la mejor opción como siempre.

  • Ana se entera por casualidad de que Manuel que es un conquistador nato y que esa imagen de «tonto» no es más una pantomima para hacerse el interesante, un truco que hasta ahora le ha funcionado bien con Ana. Sin embargo, como las demás, cuando se percata del engaño, le termina por mandar a freír espárragos. Ya sabemos que esta historia de amor va a saltar por los aires de un momento a otro ¿Por que no ahora?
  • Descubren que son primos no demasiado lejanos, porque hablando de la familia de uno y del otro caen en la cuenta que tienen antepasados en común. Lo suyo se convierte en un amor imposible y lo han de mantener en secreto
  • Ana se entera de que Manuel es uno de esos amores infructuosos que han amargado la vida de su hermana, que por eso ésta es la hija rebelde de la familia hasta el punto de no querer saber nada de nadie, que se ha ido de casa para que Manuel le pierda la pista. Las amigas de Ana no saben con demasiado detalle sobre las aventuras y desventuras de Manuel, pero Ana conoce a su hermana y de sus andanzas, aunque hasta ahora no ha salido el tema en sus conversaciones. Manuel va a tener que dar muchas explicaciones, porque Ana se va a sentir una mala hermana por no haber sabido apoyar a la suya cuando ésta le ha necesitado. ¿De parte de quien ha de ponerse Ana?
  • Cuando se deciden a intercambiarse la dirección de email, Ana se entera de que Manuel ya tiene la suya, pero no se lo ha querido confesar por no dar la sensación de ser un acosador ni un obseso ¿Qué más sabrá de ella que ésta ignora? Le seguirá considerando el gran amor de su vida ¿O le dará la razón a aquellas que no tiene tan buen concepto de éste?
  • Ana va a descubrir por casualidad que Manuel se ha estado intercambiando mensajes con una chica que tiene por pseudónimo «Dulce gatita» ¿Acaso sigue en contacto con ella? ¿Ha estado jugando a dos bandas? ¿Le confesará Ana que ella se ha intercambiado mensajes con «El poeta»? ¿Cómo afectará esta confesión a su relación? ¿Sabrá ella quien es esa «Dulce gatita»?

Nos damos un paseo por Toledo y después ya os resuelvo esta cuestión, antes de que Ana se marche de regreso a su casa

Por supuesto a la boda de Carlos no podemos faltar, estamos invitados, de manera que eso del gran secreto muy malo no tiene que ser, pero tendrá sus consecuencias y repercusiones

Anuncio publicitario