Viernes, 24 de octubre 2003 (Continuación)
En la versión de Manuel tan solo se cuenta que llegan a casa de Ana, que se siente de nuevo atrapado, en una encerrona porque no tiene escapatoria y esta vez ha acudido hasta allí con pleno conocimiento y para quedarse todo el fin de semana. De nuevo se habrá de presentar ante los padres de Ana. De hecho, ésta es consciente de la situación y se lo toma con relativo buen humor e intenta animarle. Lo cierto es que en esta ocasión si me permito plasmar por escrito ese dialogo entre ellos dos, lo que obvié en la visita de julio, en parte porque entonces importaban más los gestos que las palabras, porque era más fácil expresar y presentar la situación por la manera de comportarse uno y otro, las espalda y los silencios de Ana, esa puerta que se abre, ese giro para tomarle de la mano y hacerle entrar en el portal antes de que se vuelva a cerrar la puerta, ese introducirle en el ascensor. Esta vez en cambio, ya sea porque iba adquiriendo algo más de soltura con los diálogos o porque la novela lo requería así, importa más lo que se dicen, esas bromas para romper con la tensión del momento, aunque de igual modo tenemos la suerte de acompañarles durante todo el recorrido desde el portal hasta la puerta del piso
Ana: ¡Venga, cobarde!- Me dijo.- Si quieres causarles una buena impresión a mis padres, será mejor que ahora no te lo pienses
Ana

La primera amenaza, el primer susto al que se ha de enfrentar Manuel, es al rencuentro con la madre de Ana, aunque en esta ocasión es Ana quien la defiende, quien da a entender que la ocurrencia de que éste pase allí el fin de semana ha partido de ella, aunque durante la visita de julio se mostró más reticente a ofrecerle este tipo de hospitalidad, pero claro, ahora ya no es «el tonto primer tonto que pasaba por la calle», se trata del novio de Ana, al menos ya se le puede empezar a considerar como tal una vez que parece que la relación se afianza. Ana defiende y define a su madre como una mujer encantadora y encantada con la visita, casi de las que se hubiera tomado a mal que Manuel hubiera rehusado su hospitalidad.
Manuel: Prefiero no contestarte a eso.- Le respondí.- Se me ocurren muchas razones menos optimistas.- Alegué con cierta ironía y toda intención.- No le crítico, entiendo que sea así.
Manuel
Vuelve a aludirse de manera sutil y bastante directa a la imagen de la madre con la zapatilla en la mano para establecer distancias y la compostura entre ellos. Comentario al que Ana no se reprime responderle argumentando que ella es capaz de defenderse sola frente esa falta de consideración o insinuaciones por parte de Manuel. Novios sí, pero las manos quietas. No sabemos si hay o no motivos para que Ana se muestre tan firme y segura al respecto, pero más vale prevenir que después Manuel es capaz de decir muchas tonterías y ella necesita un novio con el que se sentirse segura y tranquila, que no necesita a su madre ni a nadie para pararle los pies. Los tontos no pasan de la puerta del postal. pero a éste pretende subirle a casa, de modo que más le valía merecerse ese voto de confianza.
Ella aún no se había visto en esa tesitura en mi casa, pero yo me debía enfrentar a ello por segunda vez, no podía desaprovechar la oportunidad, dado que podría perderlo todo.
Manuel
Cruzan el portal, llegan al ascensor y Manuel sigue los pasos de Ana sin rechistar, mejor que se guarde su valentía para cuando sea necesario, Sin embargo, para dar a entender que ya se siente como en casa, es él quien pulsa el botón del ascensor, se adelanta a Ana. Demuestra no acobardarse ante lo que sabe que le espera, aunque en esta ocasión con la tranquilidad de pensar que Ana no le dejará solo porque ya no tiene que ir a ninguna parte, toda la velada y la noche va a ser para estar en familia. Ha de pasar por el tercer encuentro con sus futuros suegros, consciente de que esta vez ya no le va a preguntar por sus intenciones con respecto a Ana, sino demostrar su disponibilidad para hacer méritos y ganarse el beneplácito de éstos. Si quiere llegar a ser alguien en esa casa habrá de hacer algo más que acudir de visita cuando Ana le convenza.
Ana lo dice muy claramente cuando hace referencia al saludo de su madre y a la opinión que ésta se ha formado al respecto las criticas las dirige contra Manuel por su falta de autoconfianza, como si aun no terminase creerse eso de que una chica como ella se sintiera enamorada de alguien como él, porque ha sabido descubrir ese encanto oculto. Además, nosotros ya conocemos el secreto de Ana, este chico en particular y no otro, es su amigo anónimo de Internet, por lo cual conoce una faceta de éste , por lo cual no se ha dejado impresionar tan solo por las primeras impresiones, que según su madre y sus amigas no le son tan favorables.
¡Te vas a helar de frío!
Lo bueno es que en esta ocasión Ana se toma la libertad de ejercer de anfitriona, una vez superado el saludo de la madre, y a diferencia de lo sucedido en la visita de julio, dado no hay razón para que se inquiete, Ana acompaña a Manuel a instalarse en el dormitorio, pasa de la puerta y se interesa por saber cómo vestirá para la boda. Asume el control de la situación, se preocupa porque éste cause buena impresión y éste a la altura de las expectativas creadas, porque que se case será Carlos, pero la expectativa es que ellos también acaparen parte de esa atención porque va a ser su presentación oficial y en sociedad de ellos como novios, por fin todo el mundo les va a ver juntos y no van a ser tan solo las fantasías o ilusiones de Ana, debido a que Manuel no ha estado allí para contradecirla. En cierto modo, es ella quien se preocupa de que Manuel resuelva a tiempo cualquier fallo o despiste de última hora, aun tiene toda la mañana del día siguiente.
Y sí, Manuel se ha acordado de traerse ropa apropiada para la boda, aunque no un traje como tal, pero al menos vestirá con chaqueta y corbata. Para lo que es él, más que suficiente. Evidencia de que tan solo ha dio a cumplir, a pasar el trámite sin querer destacar demasiado. Es la boda de Carlos, con quien tan solo le une una buena amistad por ser del mismo movimiento religioso. Para Manuel no tiene la misma implicación que para Ana. Al menos ha acudido a la boda y tampoco ha dispuesto de tanto tiempo para prepararse. A Ana la invitaron en agosto, con dos meses de antelación.
El complemento que le falta a ese vestuario improvisado para la boda, es una chica guapa llevada de su brazo, por lo que Ana no se reprime a la hora de enseñarle su vestido para que ambos sean un poco más conscientes del contraste que pueden causar cuando la gente les vea juntos, porque ella entiende que para su vestido, el mejor complemento es la compañía y la presencia de su novio, no acudir sola a la boda, porque de algún modo a ella la van a señalar como a la ex y el hecho de que Manuel la hubiera dejado plantada le hubiera dejado en una difícil tesitura. Es decir, permite que Manuel la acompañe a su dormitorio y allí le muestra el vestido confiada en que éste cumpla con las expectativas creadas, que se desvele el misterio antes de que se lo ponga para que no sea tanta a sorpresa «Va a estar guapísima ¿Verdad?» La falta de delicadeza de Manuel y el exceso de sinceridad le llevan a comentarle su inquietud porque pase frío, que ya están en otoño y la boda será por la tarde.
¡Ya se ha liado una gorda!
Como es comprensible y normal Ana se toma a mal el comentario, ese exceso de paternalismo o de machismo por parte de su amado, quien en lugar de dar muestras de estar dispuesto a presumir de novia delante de todos los asistentes la boda, casi da a entender que la va a cubrir con uno de los manteles para que no la vea nadie y tampoco pase frío. Normal que no se haya aludido a ello en la versión de Manuel . ¡Que no le echa del piso ni le manda de regreso a Toledo porque se han comprometido asistir a la boda! Pero, vamos, que no abra la boda otra vez porque se lo piensa mejor e igual puede pasar la noche en la estación de autobuses.
En estas llega el padre del trabajo, ajeno a lo sucedido y la velada se plantea tal y como estaba previsto inicialmente, para hablar con Manuel con respecto a su futuro, ya que es el novio de Ana y no parece que tenga nada mejor que hacer, sería una buena idea que se planteara un cambio de vida, de mentalidad, que sitio se le puede hacer en la gestoria, ya que seguro le encuentran algo apropiado a sus aptitudes. el padre y Ana ya han hablado de ello y más o menos tiene una idea de dónde encajará sin mayor problema. Y ya que se compromete a trabajar en la gestoria ¿Por qué no empezar a hacer planes de boda? El primer paso ha sido lo de la cuenta vivienda, pero sólo ha sido el primer paso.
Rehusó, aunque tampoco le supo dar a mis padres argumentos de peso, tan solo que le parecía un tanto precipitado.
Ana
Sin embargo, me puse de su parte y le di la razón, argumenté ante mis padres que aún era pronto para que ese trato diario fuera positivo para nuestra relación y era mejor que se nos concediera un cierto margen de libertad en cuanto a nuestros encuentros.
Ana
Es decir, esta velada de viernes termina con un poco de tensión en esa casa, con los papeles un poco invertido porque parece que son los padres quienes se muestran dispuestos a facilitarles el camino, pero ha sido el inoportuno comentario sobre se vestido lo que ha hecho de ellos se empiecen a replantear su futuro como pareja, a no querer comprometerse a tanto, ya que se han dado cuenta de que cuando están juntos no todo es tan idílico.
¿Acaso estamos a punto de ser testigos de como por fin esa relación salta por los aires? ¿A quién damos la razón a los que no apuestas por su felicidad o a ellos que se han dejado cegar por ese amor que no termina de asentarse?
¡El fin de semana se nos haría muy largo como aquello no se solucionara de alguna manera!
Ana

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